El dueño de la inmobiliaria St. John Properties reunió a todos sus empleados en una tradicional fiesta de fin de año en su sede en Baltimore (Maryland, Estados Unidos). 

Se les había anunciado que, además de recibir el bono ordinario por desempeño, participaban por un bono extra basado en la cantidad de años de trayectoria en la empresa, de 10 millones de dólares en total. 

Los empleados tenían en sus manos sobres rojos, y al abrirlos conocerían su suerte. La compañía repartió 10 millones de dólares entre 198 empleados que recibieron de media 50.000 dólares, con un tope de 270.000 dólares para el más antiguo de los empleados.

"Yo soy el que tiene el timón pero ellos son los que manejan el barco, son los que hacen que el barco funcione. Sin el equipo no somos nada, no somos absolutamente nada", dijo Edward St. John, fundador de la firma de real state. 

La "sorpresa" se debió a que la compañía llegó a tener un portafolio de propiedades por un valor de 3,5 billones de dólares.