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En Brasil se multiplican las universidades privadas

La creciente demanda de mano de obra calificada provocada por el auge económico, allanó el camino para el surgimiento de instituciones con fines de lucro
27/06/2011 - 14:03hs

Un creciente número de brasileños está dispuesto a pagar por su educación y las universidades con fines de lucro, tanto locales como internacionales, se pelean para satisfacer la demanda.

Según publica The Wall Street Journal Americas, la mayor economía de América latina es famosa por su bajo nivel de educación. Un estudio de Naciones Unidas divulgado en 2009 encontró, por ejemplo, que Brasil produce sólo 428 graduados universitarios por cada 100.000 habitantes, aunque se encamina a triplicar esa cifra en 10 años con un crecimiento anual de 11%.

La mayoría de las mejores universidades del país son estatales y la matrícula es gratuita, mientras que algunas entidades privadas sin fines de lucro ofrecen una educación de calidad pero a un precio alto, detalla el artículo de The Wall Street Journal Americas.

En ambos casos, las mejores universidades están a menudo fuera del alcance de los alumnos de familias de menores ingresos, que asisten a escuelas públicas y carecen de la preparación adecuada para superar las exigentes pruebas de admisión.

Eso, combinado con la creciente demanda de mano de obra calificada provocada por el auge económico, allanó el camino para el surgimiento de instituciones con ánimo de lucro que ofrecen una matrícula más barata y buscan ser una alternativa para los jóvenes que no ingresan a las universidades de élite pero están dispuestos a obtener un título y mejorar sus perspectivas laborales.

Los detractores, según The Wall Street Journal Americas, advierten que podría haber un descenso en la calidad de la educación y se han producido casos en los que el Ministerio de Educación ha cerrado entidades privadas debido a los bajos resultados en pruebas estandarizadas.

Sus defensores, no obstante, señalan que las universidades con fines de lucro pueden desempeñar un papel importante en generar mano de obra calificada y otorgarles a los brasileños de bajos ingresos acceso a niveles más altos de empleo.

"El sector privado proveerá una parte cada vez mayor de la educación postsecundaria del mercado en momentos en que aproximadamente 80% del presupuesto del gobierno brasileño para educación va a parar a la educación primaria y secundaria, lo que deja muy poco para la superior", dice a The Wall Sreet Journal Steven Glass, gestor de portafolio de la australiana Hunter Hall International, que ha invertido en la educación con fines de lucro en Brasil. Brasil tuvo "un exceso de demanda" de educación superior, señala Bob Wettenhall, analista de proveedores de educación con fines de lucro de EE.UU. en RBC Capital Markets.

El analista vislumbra un mayor interés de las firmas del sector por incursionar en el mercado brasileño, agregando que también podrían desembarcar en países como México, consigna The Wall Street Journal.

Las que ya llegaron

La firma de Chicago DeVry pagó u$s40,4 millones en 2009 por 82,3% de Fanor, una universidad con fines de lucro con sede en el estado de Ceará. L

a empresa planea "agregar nuevas instalaciones y mejorar las existentes", señala Steven Riehs, presidente de DeVry para educación básica, internacional y profesional. El ejecutivo añade que DeVry también busca acuerdos en México, Colombia, Chile y Perú.

A su vez, la británica Pearson PLC, que ha invertido en China, pagó 326 millones de libras esterlinas (u$s520 millones) en julio para comprar SEB, un proveedor de educación básica y universitaria y de métodos pedagógicos en el estado de São Paulo. La operación representa, de hecho, la mayor inversión en su negocio educacional desde 2006, según una vocera.

Pese a estos acuerdos, se considera que el mercado brasileño aún es fragmentado y propicio para una mayor consolidación. "En Brasil hay más de 2.000 instituciones con fines de lucro", dice Jacqueline Lison, analista de Banco Fator, de São Paulo.

Lison cree que hay blancos potenciales no sólo para firmas internacionales, sino también para actores locales, concluye The Wall Street Journal.