La tecnología, la digitalización y la automatización están cada día más presentes en las áreas y procesos de la economía en todo el mundo.

A la par de este avance sin tregua, el mercado laboral empieza a valorar algunas competencias que son eminentemente humanas, y que en tanto nunca podrán ser desarrolladas por las máquinas, configuran la última "trinchera" de las personas frente a la omnipresencia de la tecnología y al avance de los robots y la inteligencia artificial en el ámbito del trabajo.

El pensamiento crítico, la empatía, el pensar fuera de la caja, el espíritu emprendedor y otras tantas habilidades blandas se presentan hoy como las competencias clave del momento para las organizaciones, por entender que son el vehículo de lo que pareciera ser el nuevo mantra del management moderno: la innovación.

Estamos frente a lo que pareciera ser una especie de revalorización del pensamiento crítico y el talento disruptivo en el mundo corporativo.

Muchas veces se asocia de forma equivocada al talento con pensamiento crítico con personalidades fuertes, incluso conflictivas. Quizá esta percepción es parte de la mística que se creó con las historias, en muchos casos con ciertos ribetes de ficción, de los ejemplos paradigmáticos de personajes como Steve Jobs; pero también es producto de la generalización.

Este tipo de personalidades aportan riqueza, diversidad, pensamiento lateral, creatividad y aire fresco a las organizaciones. Son un engranaje clave del motor del cambio y la evolución. Es por eso por lo que se los valora, se busca atraerlos y retenerlos.

Espíritu crítico no significa necesariamente desafiar a la autoridad, ser individualista o rebelde. La gran mayoría de las personalidades con esta cualidad encajan perfectamente en las reglas del mundo corporativo, en la medida en que la cultura organizacional les dé espacio para desplegar todo su potencial.

Dependiendo de cómo es la cultura interna de una compañía, este tipo de perfiles serán más o menos "digeribles" o aceptados. Estos perfiles encuentran su alma gemela en organizaciones con una cultura que promueve la autonomía, que favorece el fluir de los conocimientos y que fomenta la motivación que potencia la innovación.

Pero no sólo se trata de atraerlos y aceptarlos. Hay que prestar atención al día después, ya que las organizaciones que quieran beneficiarse con ese aire fresco, tendrán que hacer grandes esfuerzos para mantener motivados a este tipo de perfiles.

Para retenerlos ellos necesitan sentirse desafiados permanentemente con los proyectos en los que trabajan. Pero también es un desafío para sus jefes, que tienen que tener la habilidad para conducirlos.

La historia está llena de casos famosos de talentos "disruptivos" que, por diversas razones, no fueron comprendidos o incluso rechazados por sus pares o por las organizaciones, hasta que encontraron su espacio para brillar; desde Miguel Ángel a Steve Jobs, por citar un par de ejemplos.