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Davos: tras el "año de las IPO frustradas", el mercado debate sobre las valuaciones de "unicornios"

En el Foro Económico de Davos, autoridades de bancos y fondos de inversión evalúan qué pasó en el año en que los inversores "perdieron el camino"
23/01/2020 - 07:03hs
Davos:  tras el "año de las IPO frustradas", el mercado debate sobre las valuaciones de "unicornios"

En la Argentina, por lo menos, que una compañía alcance la categoría de "unicornio" (valor de mercado mayor a 1000 millones de dólares) sigue siendo un logro que la distingue y la ubica dentro de un selecto grupo de firmas con modelos de negocio comprobados y éxito casi asegurado.

No obstante, en el mundo los unicornios están perdiendo su brillo, y ya no se debe solamente a que en esta categoría entran compañías poco "simpáticas" como las productoras de combustibles fósiles contaminantes o las tabacaleras. Se debe precisamente a las que hasta hace poco eran las "joyas de la corona", las grandes tecnológicas.

Google y Facebook enfrentan acusaciones en todo el mundo por el uso que realizan de los datos de sus usuarios, por su política hasta hace poco inexistente de moderación de contenidos violentos o racistas, por sus pretensiones monopólicas y por aliarse con gobiernos que infringen los Derechos Humanos. En medio de conflictos políticos y sociales que estallan desde Chile hasta Hong Kong, las sociedades se preguntan si el fin –ser una compañía valuada en miles de millones- justifica los medios, y ponen en jaque por primera vez a aquellos nombres y modelos que parecían incuestionables.

Asimismo, en 2019 muchas de las "hermanas menores" de las "big tech" como Uber o Lyft, que crecieron al calor del financiamiento de inversores privados y fondos, sumaron a esas mismas críticas por su modelo de negocio y el trato hacia empleados, una decepcionante salida a cotizar en el mercado público en Estados Unidos. Valuadas en millones de dólares por los bancos y consultoras financieras antes de su debut en la bolsa, estas firmas no siempre cumplieron con esas expectativas.

El caso más resonante es el de WeWork, que pasó de cotizar su IPO (Inversión Pública Inicial, por sus sigas en inglés) por encima de los 40.000 millones de dólares a suspenderla sin nuevo aviso y a recibir un salvataje del fondo japonés, SoftBank.

Todas estas luces de alerta tienen algo inquietos a los inversores globales, tanto a quienes apuestan en la bolsa como a los de capital de riesgo. Y el debate esta semana se mudó nada menos que a Davos, donde se desarrolla la edición número 50 del Foro Económico Mundial, y en particular a uno de los paneles del evento en el que se debatieron las valuaciones de "unicornios".

Sin pelos en la lengua, el periodista del New York Times, Andrew Sorkin, quien moderaba el panel, aseveró que el 2019 fue el año de las IPO fallidas y le preguntó directamente a David Solomon, CEO de Goldman Sachs, por qué el banco había valuado tan alto a We Company, matriz de WeWork.

Entre risas nerviosas, Solomon consideró que no todo salió mal con las ofertas iniciales de compañías tecnológicas el año pasado, y remarcó que el segmento de IPO terminó con una performance de 34%, algo mejor que el promedio general para las empresas que cotizan en Estados Unidos. "Pero hay casos que no cumplieron con las expectativas, en un ambiente en el cual las expectativas sobre algunas compañías fueron establecidas muy agresivamente", analizó en inglés.

"Lo que si cambió el año pasado y me preocupa, es que las tasas de interés durante mucho tiempo fueron cero, lo que hacía que el dinero fuera prácticamente gratis. Eso empuja a la gente fuera del riesgo. Un efecto secundario es que las personas empiezan a sobrevalorar el crecimiento y subvalorar las ganancias a futuro de las acciones. Creo que el año pasado vimos un rebalanceo de la necesidad de pensar los caminos hacia la rentabilidad, que hoy se percibe más claramente", continuó el ejecutivo de Goldman Sachs.

Sus compañeros de panel lo apoyaron en estas afirmaciones. Por un lado la CEO de la Bolsa de Nueva York (New York Stock Exchange o NYSE), Stacey Cunningham, remarcó que es cierto que el año pasado el mercado de IPO tuvo un desempeño positivo.

"Algunas de esas salidas son récord porque las empresas son tanto más grandes y en etapas más desarrolladas cuando salen al mercado. Entonces ahora te encontrás con CEO y fundadores que no tuvieron buenos hábitos en el pasado y que han crecido dentro de la empresa con ellos", dijo. "Y los inversores ignoraban lo que pasaba porque en el fondo no se querían perder de la próxima gran oportunidad. Invertían en lugar de hacer las preguntas difíciles que ahora si están preguntando. Entonces lo que creo que cambió es que ahora si se hacen preguntas sobre la rentabilidad. Así y todo el mercado de IPO si salió bien el año pasado pese a que hay un puñado de compañías a las que no les fue bien", resumió.

Aunque por otra parte, la ejecutiva remarcó que no se deben tomar como parámetro las valuaciones basadas en el desembolso de un solo inversor. "Es una tendencia muy nociva en especial cuando tenés un solo inversor de muy alto perfil que está valuando diferente de cómo el mercado más abierto valúa", dijo en clara referencia a SoftBank.

Por su parte, William Ford, CEO del fondo privado General Atlantic (que puso fichas en Slack, Alibaba, Despegar y MercadoLibre, entre otras empresas), coincidió con su par de Goldman Sachs en que "el año pasado hubo un segmento de crecimiento muy rápido (growth equity) donde se invirtieron 500 billones de dólares en los últimos 5 años. Ese dinero estaba buscando 'salir a trabajar' y creo que eso fue un factor muy importante también en que el mercado se saliera de camino. Se persiguió el crecimiento a cualquier costo, se empujó a que las empresas se globalizaran demasiado rápido, incluso antes de perfeccionar su modelo de negocios".

Ante la insistencia de Sorkin, Solomon insistió en que al conocer los números de la compañía, el banco consideró que "el proceso alrededor de WeWork funcionaba".

"Las empresas que te llaman para evaluar una salida a la bolsa te dan números que son públicos y con ellos el banco estima que en esa IPO, la compañía posiblemente puede valer una cifra. Luego la empresa hace públicas esas estimaciones de la manera que considera correcta. Pero hay un proceso de due diligence, reuniones con inversores, etc. que hacen que las expectativas se vuelvan más cercanas a la realidad. Esa es una manera en la que funciona el proceso, eso ocurre a puertas cerradas aunque no a mucha gente le guste, pero es como funcionan las cosas", prosiguió el CEO del banco.

¿Más grandes, más éticas?

Solomon cree que en los últimos años se incrementó la cantidad de jugadores en el mercado de capital de riesgo (Venture Capital o VC) y por eso las compañías ya no salen en etapas tan tempranas a cotizar. Eso hace que cuando finalmente atraviesan el proceso de revisión sobre sus declaraciones y sus cifras, se hayan creado equipos de management y culturas poco saludables y sin el rigor que tienen las compañías que tienen que rendir cuentas a inversores en el mercado público. "Y eso es un problema porque los empleados dependen de ese cumplimiento, parte de su compensación puede estar forma de acciones", indicó.

Cunningham por su parte, entiende que la Bolsa introduce cierta disciplina, gobernancia y obligaciones al mercado que son muy importantes, aunque también hay un límite en lo que se puede pedir para que las organizaciones no pierdan flexibilidad y su derecho sobre la información. "Sino las empresas preferirán seguir siendo privadas, no salen al mercado y por lo tanto los inversores nunca acceden a estas oportunidades", expresó.

Para Ford, permanecer en el mercado de capital privado por más tiempo tiene ciertas ventajas, como poder perfeccionar el modelo de negocio, profesionalizar al equipo de management y tener la atención full-time en el negocio y no en los inversores. "Eso es bueno pero a la vez creo que tienen razón y que un poco perdimos el camino el año pasado, en cosas como la gobernanza y la disciplina. Y por primera vez fue el mercado público el que sobrevaloraba compañías del mercado privado, cuando solía ser al revés. Están diciendo que ya no es aceptable lo que estaba ocurriendo, por lo cual este proceso eventualmente fue positivo", cerró el titular de General Atlantic.

Ante el mayor tamaño de las compañías y las inversiones, en este momento donde el reclamo social en todo el mundo parece ser el de hacer negocios de manera más ética hacia las personas y el medioambiente, Sorkin consultó si llegará el momento en el que las compañías que no encajen en esos nuevos modelos serán excluidas o tendrán menos apoyo de entidades financieras e inversores.

Cunningham consideró que nunca se excluiría de la Bolsa a una empresa por ese motivo ya que lo importante es que se puedan presentar todas las oportunidades posibles a los inversores para que ellos elijan, tras haberse informado, a qué empresa apoyar con su dinero.

De la misma manera, Solomon consideró que Goldman Sachs no dejará de trabajar con valuaciones de ese tipo de empresas pero sí instrumentará otras herramientas para que las personas puedan invertir en compañías que pertenecen a los sectores que adoptaron las nuevas premisas, "para ayudar a acelerar esa transición" entre un modelo y otro.

"Creo que siempre es mejor que tengamos un mercado público vibrante y uno privado también. Pero la pregunta debería ser si los estándares respecto a gobernanza, a protección o a la información deberían ser diferentes", se preguntó.

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