OPINIÓN EXPERTA

Tutores con IA: la capacidad de memorizar se terminó como método para evaluar el aprendizaje

Tanto en la educación como en las empresas, los tutores con IA ya cambian la manera de aprender y de insertarse en una nueva compañía
Por Jean Pierre Saint-Hubert, CMO de Alkemy
MANAGEMENT - 29 de Mayo, 2025

La velocidad a la que avanza la tecnología generó uno de los desajustes más profundos de nuestro tiempo: el que existe entre el sistema educativo y el mundo laboral. Mientras las industrias se transforman vertiginosamente, impulsadas por nuevas herramientas, lenguajes y metodologías, los modelos de enseñanza tradicionales —desde la educación primaria hasta la universidad— continúan anclados en estructuras rígidas, con planes de estudio que muchas veces tardan años en actualizarse.

Sin embargo, no es solo el contenido lo que está quedando atrás, también lo están las metodologías de evaluación.

En un contexto donde la inteligencia artificial ofrece asistencia instantánea y acceso inmediato al conocimiento, muchas materias siguen evaluando la capacidad de memorizar como principal indicador del aprendizaje.

Esta lógica, basada en un paradigma del pasado, contrasta con las habilidades que hoy realmente se valoran: pensamiento crítico, adaptabilidad, resolución de problemas y creatividad.

Tutores con IA

En este contexto emergen los tutores con inteligencia artificial como una de las grandes innovaciones que comienzan a marcar el rumbo del futuro educativo.

Esta tendencia ya no se limita a escenarios experimentales: comienza a implementarse tanto en escuelas como en universidades, programas de formación profesional y en la capacitación dentro de organizaciones.

Se trata de agentes virtuales capaces de aprender de contenidos específicos —manuales, materiales académicos, documentación técnica o incluso cultura organizacional— para asistir, acompañar y potenciar el aprendizaje de forma personalizada.

Estos tutores pueden cumplir múltiples funciones. En algunos casos, actúan como facilitadores de clases o explican conceptos complejos; en otros, ofrecen soporte fuera del aula, respondiendo consultas puntuales, tal como lo haría un compañero de estudio disponible las 24 horas.

¿Dudas sobre un procedimiento legal? ¿Incertidumbre con una ecuación matemática? ¿Consultas técnicas al ingresar a un nuevo trabajo? El tutor con IA puede convertirse en ese aliado invisible pero siempre accesible que guía al estudiante, sin importar la disciplina ni el nivel de formación.

El rol docente

Es importante destacar que el objetivo no es reemplazar al docente. La inteligencia artificial no suplanta la capacidad humana de inspirar, empatizar o generar comunidad. Pero sí puede complementar, aliviando tareas repetitivas, ampliando la disponibilidad de recursos y, sobre todo, adaptándose al ritmo y estilo de cada persona.

En esta evolución, el diferencial no estará solo en el conocimiento que ofrezca la IA, sino en qué tan humana pueda ser su interacción: empática, comprensible, motivadora.

Por supuesto, esta revolución también impone nuevos desafíos. La privacidad de los datos, la transparencia en el uso de la información y la necesidad de evitar sesgos algorítmicos son temas centrales.

La construcción de "data sana" —es decir, bien gestionada, protegida y respetuosa de los derechos de las personas— será una condición clave para que esta transformación sea sostenible, ética y escalable.

El cambio ya está en marcha. La pregunta no es si la educación va a transformarse, sino qué tan preparados estamos para guiar esa transformación en una dirección que reduzca brechas, en lugar de ampliarlas. Porque el verdadero potencial de esta tecnología radica en su capacidad de igualar oportunidades: que cualquier persona, sin importar su contexto, pueda acceder a un aprendizaje personalizado, dinámico y relevante.

IA en las empresas

En el ámbito corporativo, esta tecnología también está dando pasos firmes. Se están desarrollando tutores con IA entrenados con la documentación interna de las organizaciones: políticas, procesos, glosarios, buenas prácticas y formas propias de comunicación.

Gracias a esto, quienes se incorporan a una empresa pueden acceder, desde el primer día, a una fuente confiable y contextualizada de conocimiento. En lugar de depender del clásico "manual de bienvenida" o de recurrir constantemente a colegas para resolver dudas, ahora cuentan con un agente que centraliza, organiza y explica lo necesario para integrarse de forma autónoma y eficiente.

El impacto de estos avances va más allá del acceso a la información. Supone un cambio profundo en cómo entendemos el aprendizaje y el talento. Ya no se trata de acumular títulos o certificaciones, sino de desarrollar habilidades reales, aplicables y medibles. En ese sentido, los tutores con IA pueden ayudar a democratizar el conocimiento, derribando las barreras que hoy impiden que muchas personas desplieguen su verdadero potencial.

El futuro del trabajo —y de la educación— está cada vez más vinculado a las competencias que se adquieren de manera práctica y continua, y menos a los sellos académicos tradicionales. En un escenario donde el talento está mucho más distribuido que las oportunidades, estas herramientas pueden convertirse en un puente hacia un presente más inclusivo, autónomo y equitativo. Una nueva era del aprendizaje ya comenzó. Y si se la orienta con visión, ética e innovación, puede ser la llave para construir un futuro con más oportunidades reales para todos.

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