Ejecutivos aprenden de las aventuras deportivas extremas
Para muchos, la montaña más bonita de la Tierra, el K2, está situada en el Karakórum, una sección de la cordillera del Himalaya, en la frontera entre Pakistán, India y China. Con 8.611 metros, es la más alta del mundo, después del Everest. Además, es el gran reto de cualquier alpinista. Los alpinistas Edurne Pasabán y Valentín Giró, junto a Joan Quintana, ex director de gestión y desarrollo de Recursos Humanos de La Caixa y profesor de Esade, reconstruyeron durante la conferencia Lecciones empresariales en el K2 desarrollada en Barcelona, sus difíciles ascesiones a las cumbres de las montañas más inaccesibles del planeta y reflexionaron sobre los paralelismos entre los retos empresariales y las aventuras deportivas extremas. Al respecto, Javier Guillén, socio director de Status, afirmó que ambos deportistas realizaron "paralelismos reales, no sacados de la manga: cómo manejo el fracaso o como hago posible un proyecto imposible, problemas que también se pueden plantear en la montaña", tal como consigna el portal español Expansión&Empleo. í‰ste es un espacio de aprendizaje, tanto a nivel personal como profesional: "Es muy poderosa, porque te desnuda rápidamente, a ti y a tu equipo. Durante dos meses convives a 5.000 metros de altura, equipando la montaña, cargando material, subiendo y descendiendo. Es un proceso muy lento en el que el cuerpo está al límite, pero también la cabeza, el corazón y el espíritu", aseguró Giró, licenciado en Ciencias Empresariales y MBA por Esade. Para Giró, y tal como publica Expansión, las personas funcionan como individuos, como profesionales y como equipo. "Como individuos hablamos de cómo nos regeneramos después de un desgaste. El asedio a la montaña quema enormemente a los alpinistas a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Es necesario ser consciente de ello y recargar las pilas para seguir trabajando. Los empresarios también se desgastan, suben muchos ochomiles al año, y muchas veces acaban quemados". Compromiso con el proyectoComo profesionales, señaló Giró, lo más importante es el compromiso y eso también ocurre escalando: "Allí hablamos de compromiso al cien por cien, no hay medias tintas; o estás o no estás. Te comprometes con una proyecto, igual que en una organización, y tienes que compartir los valores, la misión y los sueños. Para nosotros, el sueño no era hacer cumbre sino estar en el K2 y reabrir la vía Magic Line, la que discurre por el filo de la arista SSW". Como equipo, añadió, "la confianza es lo más importante en un ochomil, lo que le hace fuerte. Es la piedra angular y la clave fundamental del desempeño. La confianza debe entenderse en términos de honestidad, competencia y responsabilidad". Sin embargo, aunque existen paralelismos entre escalar y dirigir una empresa, para Giró la gestión es más complicada que el alpinismo: "Los equipos son más grandes, el proyecto ocupa más tiempo y el entorno es más complejo". A nivel profesional, el directivo puede morir en el intento: "En España, el estigma del fracaso se lleva colgado para siempre. En Estados Unidos, sin embargo, el empresario muere y es capaz de rehacerse. En un ochomil también se vive el éxito y el fracaso".