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Las Medialunas del Abuelo cumple 25 años y relanza franquicias: cuánto hay que invertir

La cadena que fue furor en los 2000 relanza su sistema de franquicias y vuelve con todo a Capital. Ya vendió 10 locales y va por más
Por Laura Andahazi Kasnya
NEGOCIOS - 12 de Julio, 2025

A 25 años de su primera apertura en Belgrano, Las Medialunas del Abuelo vuelve a pisar fuerte en la Ciudad de Buenos Aires con el relanzamiento de su sistema de franquicias. Con una marca que nunca perdió vigencia —aunque durante un tiempo desapareció del radar porteño—, el nuevo plan apuesta a recuperar protagonismo en el mismo territorio donde empezó todo, con una medialuna a buen precio y producción artesanal.

La historia empezó en julio del 2000, en plena antesala de una de las peores crisis económicas de la Argentina. José María Sánchez, panadero de tercera generación, dejó su tradicional panadería de barrio en Mataderos para lanzar un concepto simple pero innovador para la época: vender exclusivamente medialunas recién horneadas, a precios imbatibles y con servicio de delivery. El primer local abrió en la esquina de Blanco Encalada y Arcos, en Belgrano.

Mientras las panaderías vendían la docena entre $4 y $5, él salió al mercado con un precio de $1,49. En dos semanas, vendía 500 docenas por día. "Mi papá tenía clarísimo que la medialuna era la factura con más salida. Por eso apostó a un monoproducto y a una receta escalable que le permitiera bajar costos sin resignar calidad", cuenta Adrián Sánchez, hijo del fundador y segunda generación al frente de la empresa, en diálogo con iProfesional.

En ese entonces, el concepto de franquicia era casi inexistente en la Argentina. Sin embargo, el éxito del local de Belgrano atrajo rápidamente a interesados que querían replicar el modelo. Así nació una red que llegó a contar con 180 sucursales —una de ellas, incluso, en Miami— todas bajo el sistema de franquicias.

La marca logró crecer incluso durante la crisis de 2001, que barrió con gran parte del entramado pyme del país. La marca, con un producto accesible y masivo, se convirtió en una de las pocas empresas que no solo resistieron, sino que ganaron mercado. "Todos eran nuestros clientes. Venía el que pasaba caminando y también el que bajaba de una 4x4. Nuestro diferencial fue siempre calidad al mejor precio", dice Adrián.

A lo largo de estos 25 años, Las Medialunas del Abuelo consolidó un catálogo de más de 40 productos, que van desde sus icónicas medialunas de manteca y de grasa hasta una amplia variedad de panificados, facturas tradicionales, dulces y prepizzas. Además, en la actualidad sumaron un nuevo concepto: Las Medialunas del Abuelo Café, un formato que integra cafetería y panadería en un mismo espacio.

Sin embargo, durante un tiempo el crecimiento se desaceleró. "Tuvimos un parate en la venta de franquicias, principalmente porque la situación económica no nos permitía ofrecer una proyección clara de inversión y recupero", explica Adrián. "Tuvimos que retirarnos de Capital porque los alquileres eran altísimos y, aunque seguimos trabajando en provincia, eso nos hizo perder visibilidad. En redes llegó a circular un video viral preguntando si habíamos cerrado", recuerda Adrián.

Esa situación impulsó el rediseño del modelo y ahora, la marca relanzó oficialmente su sistema de franquicias, con una propuesta adaptada al escenario económico. "Actualmente, Las Medialunas del Abuelo cuenta con más de 80 sucursales en funcionamiento —todas franquiciadas— y busca recuperar presencia en zonas clave. "Ahora, con una cierta estabilidad, pudimos volver a armar un plan con números concretos, como nos pide cualquier interesado", dice el empresario que ya vendió 10 nuevas franquicias en lo que va del año y proyecta cerrar el 2025 con al menos 20 nuevos puntos de venta, la mayoría en CABA y GBA.

La marca nunca dejó de operar, aunque muchos creían que había cerrado

Para una franquicia de Las Medialunas del Abuelo se necesitan desde u$s25.000

El nuevo modelo de franquicia que relanzó Las Medialunas del Abuelo apunta al emprendedor urbano que busca un negocio probado, rentable y de rápida implementación.

La inversión estimada parte de los u$s25.000, que incluye el derecho de uso de marca, horno, freezer, cámara de refrigeración, mostradores, facturero, cartelería y ploteos. A ese monto puede sumarse entre u$s4.000 y u$s8.000 adicionales en obras civiles, dependiendo del estado del local. Todo está pensado para que funcione en espacios reducidos, de entre 35 y 40 m², y sin necesidad de conexión a gas.

"El nuevo formato es totalmente eléctrico, con hornos especiales que replican el horneado original, pero adaptado a los requerimientos actuales de infraestructura. No hay muchos locales con gas, así que desarrollamos todo para poder operar sin depender de eso", detalla Adrián.

Además del equipamiento, la empresa incluye en el paquete una capacitación técnica en planta, y acompañamiento in situ durante los tres primeros días de operación. "No los largamos solos. El armado del facturero, la cocción, la decoración y la atención al cliente son claves. Vendemos con la vista", explica.

El catálogo actual incluye más de 40 productos entre panificados y pastelería

En cuanto al personal, el modelo permite operar con solo tres o cuatro personas. "Tuvimos una pareja joven que abrió con la esposa en el local y dos ayudantes. Eso es suficiente. Es ideal para autoempleo o para alguien que quiera tener su primer negocio", señala.

El perfil buscado es el de un franquiciado activo. "No hace falta que esté todo el día, pero sí que conozca el funcionamiento y pueda tomar decisiones. Si tiene un encargado, está perfecto, pero no sirve alguien que aparece una vez por semana", advierte.

La empresa calcula un tiempo de recupero de entre 12 y 18 meses, y una rentabilidad estimada en torno al 80 por ciento.

"Todos los productos se fabrican en la planta que la empresa tiene en Mataderos —donde trabajan más de 140 personas—, y se entregan refrigerados a cada franquicia, donde se hornean y rellenan. Solo entre medialunas de manteca y de grasa, la producción anual supera el millón de unidades. Gracias a la incorporación de cámaras de congelado, también pueden abastecer puntos en el interior del país, como el local que tienen en Mendoza, y próximamente La Plata.

Para quienes tienen más ambición o disponibilidad, la marca también ofrece el formato Las Medialunas del Abuelo Café, que requiere locales de al menos 100 m². "La franquicia cuesta lo mismo, pero el mobiliario y el diseño de la cafetería corre por cuenta del franquiciado. Nosotros lo guiamos en estética y proveedores, pero no ganamos en esa parte", aclara Adrián.

¿Y el café? "Lo dejamos libre. Si el franquiciado no tiene proveedor, le recomendamos uno. Pero nosotros no ganamos en eso. Nos enfocamos en lo que sabemos hacer: medialunas y panificados. No nos desviamos del foco", sentencia.

El modelo permite operar con solo 3 o 4 personas por local y la rentabilidad estimada es del 80% 

De cara a 2025, Las Medialunas del Abuelo planea sumar presencia en ciudades del interior como Rosario y Córdoba, y no descartan volver a explorar mercados del exterior. "Tuvimos una franquicia en Miami que funcionó muy bien, pero tuvo que cerrar durante la pandemia. Ahora estamos recibiendo consultas de Uruguay y otros países. Vamos de a poco, pero con paso firme", anticipa.

A 25 años de su primera medialuna vendida, Las Medialunas del Abuelo busca volver al centro de la escena con la misma fórmula que la convirtió en un clásico: calidad, precio competitivo y una identidad que sigue viva en la memoria colectiva. Con el relanzamiento de su sistema de franquicias, la marca vuelve a ocupar un lugar que nunca perdió del todo, impulsada por la fuerza de un producto que sigue generando conexión emocional. "La gente se acuerda de la marca. Cuando abrimos en Almagro, todos nos decían: ‘¡Qué bueno que volvieron!’. Eso no tiene precio", concluye Adrián.

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