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Le dijeron que "estaba loco", pero insistió y convirtió a Plim Plim en un negocio millonario

Plim Plim es un negocio que incluye obras de teatro, ingresos por Youtube y licencias. Una historia marcada por crisis y decisiones valientes. Cómo lo hizo
Por Gonzalo Otálora
NEGOCIOS - 04 de Noviembre, 2025

Guillermo Pino comenzó a trabajar a los 16 años, primero en una heladería y luego en distintos emprendimientos vinculados a la publicidad y la comunicación. Aunque estudió publicidad y marketing, nunca terminó la carrera. Antes de Plim Plim, probó varios caminos: un bar temático, una agencia de publicidad y hasta eventos deportivos. Pero su verdadera pasión siempre fue la animación infantil.

"La idea nació cuando registré la marca y decidí apostar todo a ese proyecto. En 2011, estrenamos la serie en Disney Junior, la primera productora independiente argentina en lograrlo", recuerda. El camino no fue fácil: la industria local casi no existía, faltaban profesionales y la infraestructura era limitada. Por eso armó un equipo joven y los capacitó desde cero.

Pino dejó otros trabajos, se endeudó y pidió préstamos para financiar el proyecto. Renunció a tiempo en familia y dedicó todas sus energías a la serie. En lugar de hacer solo un piloto, decidió producir 20 capítulos desde el principio, un riesgo inusual.

Barreras técnicas

Logró presentar su idea en Disney Junior después de varios meses de trabajo y ajustes técnicos. Para llegar a Disney, contó con la ayuda de un contacto cercano a la empresa y enfrentó el escepticismo sobre la producción hecha en Argentina.

A pesar de las dudas, su perseverancia dio sus frutos cuando Disney Junior aceptó la serie, que debutó el 21 de septiembre de 2011 en 22 países de Latinoamérica.

El proceso fue largo porque tuvieron que aprender, corregir errores y armar equipos desde cero, pero esa dedicación les permitió mejorar la calidad del proyecto hasta alcanzar el nivel que Disney exigía.

Caída comercial y falta de ingresos

En 2015, Plim Plim enfrentó su mayor crisis. Los acuerdos comerciales se agotaban, la relación con Disney llegaba a su fin, el consumo local caía y YouTube aún no arrojaba resultados. No quedaba dinero. Hubo que reducir personal. Muchos de los integrantes estaban desde los inicios.

"Me senté uno por uno a decirles que no podía seguir pagándoles. Les propuse hacerlo en cuotas. También les prometí que, si esto volvía funcionar, los iba a llamar. Y eso pasó", recuerda el entrevistado. Uno de ellos, tiempo después, le dijo: "Fueron 18 cuotas, no 12", remata.

La transformación comenzó desde lo interno. Pino abordó ese período desde un enfoque distinto: trabajo personal, terapias y espiritualidad. "Ese año fue como si me orinara una manada entera de elefantes. No uno, cientos", resume.

El creador de Plim Plim reconoce errores y los comparte con su equipo de trabajo

"No sé si sé de publicidad o comunicación, pero sé de espiritualidad porque viví todo. Abracé mis errores, entendí mis sombras y volví a elegir", confiesa. Esa actitud permitió superar rechazos internacionales, como cuando en Nueva York tiraron su presentación a la basura y seguir adelante sin rencores.

Un encuentro clave

Durante una feria internacional, conoció a Víctor López, productor español de Pocoyó. que se convirtió en mentor y luego socio. López ayudó a cambiar la visión; abandonaron un sistema de animación propio inviable y apostaron por tecnología, análisis de datos y un enfoque medible para crecer en Youtube, pasando del puesto 190 a uno de los canales infantiles más vistos en español.

La transformación también llegó al liderazgo. Pino dejó de decidir solo, armó un equipo de socios y mejoró la cultura laboral, convirtiendo empleados en socios para retener talento y alinear intereses. Aprendieron a corregir errores, aceptar críticas y adaptarse.

Aprendieron a corregir, escuchar y aceptar cambios.

El camino no estuvo exento de errores. Un video en proceso sufrió correcciones que generaron demoras. En una etapa avanzada, se propuso que la voz fuera la de Titi, la hija del fundador. La idea encontró resistencia por temor al cambio, pero un hallazgo en redes cambió la decisión. La canción "Abejita" se lanzó y superó 1.000 millones de vistas en menos de dos años. Se canta en programas fuera del país.

Corrigieron la canción siete veces, hicieron tres videos, modificaron animatic y storyboard. El emprendedor no sabía que sería un éxito; sabía que la canción tenía un propósito. Ese propósito marcó las decisiones y sostuvo el trabajo cuando los resultados tardaron en llegar.

Conflictos con proveedores y discusiones internas fueron parte del recorrido.

Aprendió a contener reacciones inmediatas, a ceder cuando conviene, a pedir disculpas y recibir críticas para ajustar. Ese aprendizaje llevó a cambiar la estructura laboral, convertir empleados en socios para alinear intereses y retener talento.

Hoy, Plim Plim no es solo canciones y videos: también es una app, una señal de TV, licencias y proyectos con impacto social

"Vi cómo cambió su forma de decidir. Antes la respuesta era inmediata y casi total. Con el tiempo empezó a preguntar: "¿En qué me ayudo? Cuando hay un problema con una entrega, busca la causa y propone alternativas. Ese cambio permitió que tareas que antes se frenaban ahora sigan hasta resolverlas", indica.

El creador de Plim Plim reconoce errores y los comparte con el equipo. La actitud para asumirlos y corregirlos marcó la cultura interna. "Se mandó errores fuertes, pero no los tapa. Los cuenta, los analiza, los comparte. Es lo que más respecto. Nos mostró que incluso cuando te equivocás, podés corregir y crecer", dice.

Rechazos internacionales y escepticismo en mercados externos

En un viaje a Francia, un ejecutivo le dijo que su contenido no entraría en ese mercado. En Nueva York, un directivo tiró a la basura su presentación en su cara. Recogió la hoja y siguió. No se quedó en el rechazo.

"Yo lo vi juntar esa hoja del piso en Nueva York, después de que se la tiraron. Lo vi volver con esa hoja arrugada y seguir trabajando. Nunca habló mal del tipo. Nunca se quedó ahí. Siempre fue para adelante. Eso define más que cualquier pitch", indica.

Uno de los mayores riesgos fue lanzar un canal de cable propio. A pesar del declive de la industria, insistió. Hoy Plim Plim está en Flow, Televisión Azteca, la TV Pública de Chile, y en cable operadores de varios países latinoamericanos. Lo que parecía un error estratégico; se convirtió en un activo.

Plim Plim no es solo canciones y videos. Es una app, una señal de TV, licencias y proyectos con impacto social, como una plataforma para detectar trastornos de atención en niños. Un negocio con un propósito claro que impulsa el crecimiento.

Plim Plim está en Flow, Televisión Azteca, la TV Pública de Chile, y en cable operadores de varios países

Innovación y propósito: la clave del éxito

"Me llamó para decirme: "Esto no tiene un modelo de negocio hoy, pero hay que hacerlo". No escuché eso en ninguna otra empresa. Lo que estamos construyendo puede cambiar la forma de detectar problemas de aprendizaje en miles de chicos", enfatiza.

Para Pino, el éxito no está solo en el dinero. Está en hacer lo que ama, con gente que respeta, y en un proyecto que emociona y ayuda a otros. Resistir, aprender y mantener el propósito son las claves para transformar una idea.

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