La pelea contra Telefonica, una cuestión casi personal para Slim
El grupo mexicano se niega a conectarse con la red fija de su rival, argumentando que el operador español tiene más del 49% de la filial, algo ilegal según la actual regulación del país azteca, pero que al parecer será permitido de forma inminente por la nueva legislación.
La encarnizada batalla que protagonizan desde hace años Telefónica y Telmex-América Móvil, los dos gigantes de las telecomunicaciones latinoamericanas, está subiendo de tono en México.
Las relaciones, que nunca habían sido especialmente fluidas, se empezaron a estropear definitivamente cuando Telefónica arrebató a las compañías controladas por Carlos Slim las diez filiales de telefonía móvil que BellSouth había puesto en venta.
A esa derrota le han seguido algunas más del grupo mexicano en operaciones corporativas, como la compra de Colombia Telecom, que Telmex había cerrado y que fue anulada por el Gobierno de ílvaro Uribe, para acabar en manos españolas, o el más reciente intento por entrar en el capital de Telecom Italia, donde Telefónica volvió a adelantarse en la recta final.
El encono contra Telefónica se ha convertido ya, para Slim, en una cuestión personal. Además, esa rivalidad subió dos peldaños cuando Slim vio como las cosas se le empezaban a torcer en México, su mercado doméstico.
Porque no sólo Movistar ha empezado a mejorar su rendimiento comercial frente a la filial local de Slim, sino que el grupo español se ha hecho con los servicios de Francisco Gil, ex ministro de Hacienda con Fox, y un auténtico peso pesado en la política y el mundo empresarial azteca.
Además, el nuevo Gobierno de Felipe Calderón, ha demostrado su voluntad reformista con una tímida agenda liberalizadora de la economía que las empresas de Slim ven como una amenaza a las posiciones conquistadas en las últimas décadas.
Según publica el portal español Expansión.com, el último enfrentamiento procede del mercado de telefonía fija. Telefónica quiere participar también en él, y es percibida, lógicamente, como la mayor amenaza por las empresas de Slim, lo que ha llevado a Telmex a negarle la interconexión con su red.
Como Telmex controla el 90% del mercado y las líneas fijas mexicanas, si Telefónica no puede interconectarse con la red de su rival, es prácticamente como si no pudiera prestar el servicio.
Lo que Telefónica parece obviar es que la ley mexicana en vigor prohíbe a los grupos extranjeros controlar más del 49% de las compañías que ofrecen telefonía fija.
A esa prohibición se aferra Telmex para negarle la conexión, pero aún va más allá, porque señala que la española "viola flagrantemente la ley, al controlar el 97,7% de Grupo Telecomunicaciones Mexicanas" (GTM), la filial a través de la cual Telefónica va a prestar el servicio fijo.
La filial mexicana del grupo español explicó que sólo controla el 49% de los derechos de voto de GTM, por lo que se ajusta a la legalidad.
La polémica sobre esta participación se produce cuando el Congreso mexicano está a punto de levantar la limitación del 49% y permitir a los extranjeros controlar el 100% de las operadoras fijas.
Más allá de esto, diversos grupos exigen -con argumentos claros y concretos- que también que debe exigirse reciprocidad a las inversiones mexicanas en las telecomunicaciones españolas, ya que Slim aseguró que no lo han dejado entrar en España.
A fin de poner todo en términos de legalidad, Telmex pidió a la Cofetel, el regulador de telefonía, que se pronuncie sobre si está obligada a darle la interconexión a Telefónica.
Mientras tanto, y con recursos legalmente válidos, exige que GTM pierda, en favor del Estado, todos sus activos, que se le revoque la concesión para operar y que se le niegue cualquier otra durante los próximos años.
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