Fuerte malestar entre petroleros tras precio "techo" para exportar
La aplicación de retenciones móviles a la exportación de petróleo y nafta, que en los hechos congela el precio que reciben los exportadores independientemente de la evolución del precio internacional, provocó un terremoto en el sector.
Ayer, en una de las reuniones más calientes que se recuerden en la historia de la Cámara de la Industria Petrolera (CIP), el presidente de Shell, Juan José Aranguren, acusó a sus pares de haberlo dejado solo cuando el Gobierno lo atacaba por no alinearse con los acuerdos negociados con la Secretaría de Comercio Interior.
Esa actitud, les señaló Aranguren, es la responsable de la política actual de retenciones. Representantes de las otras tres refinadoras y los productores "puros" no integrados se prendieron en un áspero debate, con intentos de justificaciones e imputaciones cruzadas.
El mayor destinatario de las broncas, sin embargo, terminó siendo el gobierno nacional. Todos, quienes alguna vez acordaron con Comercio y aquellos otros que confrontaron en forma permanente, coincidieron en este punto. Según Página 12, la conclusión, que no se expresará públicamente ni se deslizará desde la opinión de ninguno de los participantes de la reunión de ayer, es que el bloque petrolero volverá a unificarse para enfrentar la actual política de hidrocarburos. En síntesis, las petroleras se pintan la cara para dar pelea.
No fueron necesarios estudios económicos detallados ni cálculos sofisticados. Tampoco los análisis técnicos estrictos para concluir sobre cuáles serían las consecuencias de la modificación del régimen tributario en las exportaciones de hidrocarburos. "Hasta que no analicemos en profundidad el impacto de la medida, no vamos a emitir opiniones", había dicho por la mañana el vocero de una empresa petrolera a ese matuitno, buscando justificar el silencio de los popes del sector.
Pero lo que expresa la Resolución 394 no deja demasiado margen para dudas: por cada barril de crudo exportado, el vendedor recibirá 42 dólares. Si el petróleo cuesta 62 dólares en el mercado internacional, el exportador pagará 20 dólares de retención o derechos. Si el barril salta a 102, inmediatamente la retención sube a 60 dólares, y otra vez el resultado neto queda en 42 dólares. (ver nota: Petróleo: el Gobierno pone techo a ganancia de empresas)
Lo que los petroleros debían discutir antes de emitir opinión no era eso, según informó Página 12, sino cuán dura iba a ser la actitud que asumirían y si ésta sería individual o conjunta. Finalmente, prevaleció esta última alternativa, pero con un matiz: el acuerdo no se limita sólo a una opinión compartida.
Situación en las provincias
Mientras desde el Gobierno se defendía la suba de retenciones, en distintos puntos del país se informaba de problemas "puntuales" de desabastecimiento, en todos los casos ligados a problemas locales y por situaciones aisladas
- En el Sur, en las provincias de Chubut y Santa Cruz, la escasa distribución de gasoil era atribuida a los conflictos sindicales en dos plantas de almacenaje del combustible.
- Otro foco de conflicto se sitúa en Misiones, por la creciente falta de gas en garrafas. Según empresarios de la distribución, el problema se origina en una medida de fuerza de los empleados del sector, agrupados en la Federación Sindical del Petróleo y el Gas Privado.
- Los trabajadores de la región Nordeste reclaman similares condiciones salariales a las acordadas con el Bloque Patagónico del mismo gremio. Misiones, junto con Corrientes, Chaco y Formosa, constituye la región del país que quedó al margen de la distribución del gas por redes, cuando se diseñó la privatización y subdivisión del sistema. A su vez, los empresarios del autotransporte de cargas representados por Fadeeac aseguraron que no existen problemas de abastecimiento a nivel nacional, "salvo alguna situación aislada".
El problema del desabastecimiento puede convertirse en un grave dolor de cabeza si las empresas refinadoras y distribuidoras empiezan a retacear los envíos al mercado. Situación por ahora hipotética, pero que puede tornarse real si las petroleras vuelcan su protesta a través de una inacción en sus respectivas actividades.
Ayer, Alberto Fernández intentó pintar un panorama totalmente distinto. "Es un esfuerzo que tienen que hacer (las empresas) en virtud del alza de los precios internacionales del petróleo; y también es un incentivo para que se dediquen a buscar más petróleo y a producir más naftas, porque la Argentina las está necesitando", aseguró. Remarcó que el Gobierno quiere que las petroleras "sigan explorando", así "nos evitan tener que traer gasoil o fueloil del exterior".
La diferencia de interpretación con las petroleras es grande. Lo que Alberto Fernández señala como "un incentivo a seguir explorando" ayer los empresarios lo traducían como una provocación que derivará en una declaración de guerra.
Menos inversiones
En estricto off the record, las petroleras aseguran que un alza tan fuerte en los impuestos podría generar una caída en la producción, ya que significa un desaliento para tareas de exploración, aun con un escenario en el que el barril de crudo se acerca a los u$s100. "El impacto para el sector es muy fuerte porque, a diferencia del agro, que viene batiendo todos los años nuevos récords de producción y área sembrada, la industria petrolera viene en caída", explican en una de las principales petroleras con operaciones en el país al diario La Nación.
Siguiendo con la comparación con el campo, en la empresa destacan que la suba en las retenciones tiene un impacto mucho mayor para las petroleras, ya que se trata de una industria que requiere montos de inversión mucho mayores y plazos de retorno más largos. "En el agro, las inversiones están a cargo de decenas de miles de pequeños productores, mientras que en la industria petrolera requiere montos muchísimos mayores, que se empiezan repagar a los seis o siete años y que corren por cuenta de un grupo de no más de 40 empresas", señaló un ejecutivo del sector al matutino.
Las petroleras destacan que el impacto de la suba en las retenciones no sólo se hará sentir en una menor producción en el futuro sino también en una negociación más difícil de las concesiones que comenzarán a vencer en los próximos años. "La medida cambia la ecuación económica para todas las empresas porque desalienta la llegada de nuevas inversiones y prácticamente obliga a las petroleras a ofrecer menos regalías a las provincias para renovar los actuales contratos", explicó otro empresario del sector, que, como parece una regla entre los petroleros, están visiblemente preocupados por no quedar identificados públicamente cuando deslizan alguna crítica al Gobierno.