La presencia de los dispositivos móviles en la vida diaria ha llegado a niveles tan altos que muchas personas ya experimentan miedo a despegarse de ellos.

Nomofobia es una abreviación del anglicismo "No Mobile-Phone Phobia" (fobia a no tener el teléfono móvil), y afecta sobre todo a las generaciones de nativos digitales.

Cuanto más tiempo se pasa lejos del dispositivo, más ansiedad se genera. Y a medida que las horas pasan, la temperatura corporal sube y los nervios acaban por dominar al individuo, como sucede con todo tipo de fobias.

Según publicó el portal PuroMarketing, la adicción al móvil es tan grande que puede nublar la capacidad de razonar de las personas, entorpeciendo su actividad diaria y el relacionamiento con amigos y familiares.

Por otra parte, según este portal especializado, los expertos apuntan también a las aplicaciones más adictivas, que son las de mensajería instantánea -Whatsapp, Viber, Line, BlackBerry, entre otras- que permiten comunicarse con los demás. En ese marco, Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco, afirmó que "la escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en la mano y con el móvil en la otra es frecuente y representa otro de los principales problemas de las aplicaciones de mensajería: el desinterés por la vida real"

El especialista puso como ejemplo a las personas que son capaces de escribir 40 mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, una anomalía que trastoca la vida cotidiana.