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Cisne negro en la campaña de Macri: el caso Niembro y la amenaza de fuga "pro-ética" de votantes

Un cisne negro en la campaña de Macri: el caso Niembro y la amenaza de una fuga "pro-ética" de votantes
10/09/2015 - 10:01hs
Cisne negro en la campaña de Macri: el caso Niembro y la amenaza de fuga "pro-ética" de votantes

Y de pronto apareció el "cisne negro" en la campaña electoral de Mauricio Macri.

Los teóricos de la economía y la política hace referencia a este concepto cuando surge un hecho imprevisto, de alto impacto, difícil de predecir y que tiene la capacidad de torcer el curso de acción de los acontecimientos.

Las denuncias por presunta corrupción administrativa en la contratación de servicios de Fernando Niembro por parte del Gobierno de la Ciudad pueden revestir tales características. Incluso, se transformó en el test más duro para las chances del candidato a presidente.El tema, como suele ocurrir en estos casos, ya trascendió por completo el motivo de la denuncia en sí y la cifra involucrada pasó a tener una tonalidad política (el "choripán de 20 millones de pesos", como lo caracterizó Cristina Kirchner).

En otras palabras, lo que hoy día ocupa el centro del debate va más allá de si Niembro, sus socios y los funcionarios que los contrataron en el gobierno porteño son honestos. El tema en juego será, a partir de ahora, si el PRO podrá mantener como "leit motiv" de su campaña la bandera de la moralidad y la ética en la función pública.

Por lo pronto, Macri ya está pagando el costo político por el "Niembro-Gate": surgieron señales de fisura en la oposición cuando parecía que se había unido tras la bandera de la honestidad, luego de la escandalosa elección tucumana.

La candidata de la coalición Progresista, Margarita Stolbizer -quien hace apenas dos semanas había compartido aquella emblemática foto junto al líder del PRO y a Sergio Massa- salió rápidamente a expresar su desagrado.

Y, para preocupación de los macristas, estableció una analogía entre el PRO y el kirchnerismo.

"Lo de Niembro es una vergüenza. El país no se puede debatir entre el capitalismo de amigos K y los amigos de Macri. ¿Cuántos Niembros más tiene el gobierno de CABA?", se preguntó la candidata del espacio de centro-izquierda.

Su intención de arrebatarle a la coalición Cambiemos las banderas de la lucha contra la corrupción quedó en evidencia cuando agregó: "Me gustaría ver a Carrió y a los radicales en la fila de los que piden explicación y no de los que justifican".

Es muy probable que al líder del PRO le preocupen más esas declaraciones que las ironías de Cristina Kirchner y Aníbal Fernández. A fin de cuentas, los ataques desde la dirigencia kirchnerista era algo que daba por descontado.

Pero cuando Stolbizer "chicanea" a Carrió y a la Unión Cívica Radical para que se definan claramente en el bando de los denunciantes o de los defensores de Niembro, la situación cambia de color: Macri se arriesga a conflictos internos, luego de la trabajosa alianza con sus socios políticos.

Y, aun cuando la situación no desemboque en una ruptura dentro de su coalición, quedará latente la posibilidad de que sufra una fuga por el lado de los votantes radicales y de Carrió, de perfil más "progre" e indignados por la corrupción.

En un hecho que no debe ser minimizado, el periodista Jorge Lanata le reclamó al PRO que echara a Niembro.

Después de su saga de denuncias contra el kirchnerismo, Lanata encarna como pocos la figura del ciudadano indignado ante hechos de este tipo. En los masivos cacerolazos de 2012 fue ovacionado por una multitud que no reconocía liderazgos políticos pero sí morales.Tener en contra semejante referente, con el agregado de su impacto mediático desde el grupo Clarín, puede dar la pauta del riesgo que está atravesando la campaña del líder opositor.

En la misma línea, otro comunicador muy influyente para el electorado de este espacio político, Marcelo Longobardi, se mostró muy crítico."Lo más sensato hubiera sido que Niembro y el jefe del PRO, Mauricio Macri, devuelvan la guita mientras se discute qué pasó con los 20 millones de pesos y avanza la investigación judicial", dijo el conductor radial.

En la batalla de la opinión pública, el daño ya es innegable.La "campaña sucia" como argumento defensivo

La reacción del PRO comenzó con el estado "groggy". Apenas recibido el impacto, no hubo una respuesta oficial. 

Mientras, a nivel interno, se hacía la evaluación del daño, se corroboraba la gravedad de la denuncia y la posibilidad de irregularidades en el contrato con Niembro.Luego vino la evaluación política. Y fue allí cuando se decidió que el candidato a diputado se presentara en el programa de TV de Alejandro Fantino, espacio que ha pasado a ser uno de los principales escenarios de la campaña.

Sus entrevistas tienen una repercusión que excede largamente el modesto nivel de rating, ya que cuentan con varias "cajas de resonancia" en el resto de los medios y en las redes sociales.

Allí, Niembro ensayó una defensa personal, pero que puede convertirse en un arma de doble filo para el candidato a presidente.

Porque no se limitó a decir que sus contratos eran legales, sino que afirmó que todo su accionar tenía la bendición de Macri y de María Eugenia Vidal.

Su negativa a renunciar a la candidatura pareció confirmar que no estaba expresando apenas una decisión personal sino que contaba con el apoyo partidario.

Luego, cuando se tornó evidente que el kirchnerismo, con Cristina a la cabeza, había decidido hacer uso intensivo de esta denuncia para tratar de sacar un rédito electoral, la estrategia macrista pasó a ser más de tipo ofensiva, bajo el argumento de "campaña sucia".

"Esto es una operación dirigida por Daniel Scioli y Aníbal Fernández", acusó Niembro, que fue apoyado por su partido, por ejemplo, con esta declaración del diputado Federico Pinedo: "Como no pueden subir, entonces quieren bajarle votos a Macri. Está claro que Scioli no sube en las encuestas y que Vidal le gana a Aníbal".No todos son "incombustibles"

A esta altura, se hace inevitable trazar una analogía entre esta "campaña sucia" que está esgrimiendo el PRO y la que hace un mes había denunciado Scioli, con la "troupe" de cibermilitantes que lo criticaban en las redes sociales por la falta de infraestructura en la provincia inundada.

Lo que resta por ver es si las dos estrategias de defensa tendrán los mismos resultados.A Scioli, hasta ahora, parece haberle ido relativamente bien: tras la inundación y la cuestionada elección tucumana -con represión policial incluida-, las encuestas revelan que su chances presidenciales no se han modificado.

Si bien todavía no ha logrado un despegue que le pueda asegurar una victoria en primera vuelta, su capacidad de asimilación de golpes no deja de sorprender a los politólogos.

Como afirma el analista Jorge Giacobbe, "Scioli dará lugar a no menos de 100 libros de ciencias políticas, porque es un caso digno de estudio".

"Va a hacer revisar buena parte de la teoría", agrega. Y no oculta su asombro por "su incombustibilidad, que le permite tolerar lo que ningún político es capaz de soportar".

Es allí donde surge la gran pregunta: dado que Macri no es Scioli, ¿será capaz de asimilar este golpe sin que lo afecte en la intención de voto, de la misma manera que el candidato oficialista pudo sortear el drama de las inundaciones y el escándalo de Tucumán?Votantes, entre el castigo y la indiferencia

Si bien los encuestadores aún no han tenido tiempo para medir hasta qué punto el "Niembro Gate" puede mover la aguja electoral, a priori observan elementos que juegan a favor de Macri y otros en contra.A favor, ya hay antecedentes de denuncias contra el líder PRO que no lo han afectado electoralmente. El caso más fuerte fue el de las acusaciones por escuchas ilegales realizadas por funcionarios del Gobierno de la Ciudad, algo por lo cual el candidato terminó procesado. Sin embargo, eso no fue obstáculo para que fuera reelecto en 2011.

También, en esa elección, hubo una denuncia de Daniel Filmus respecto de una "campaña sucia" que involucraba a su padre. Pero tampoco eso impuso un debate sobre la ética política.

"En aquella ocasión, la gente creía que Macri había tenido responsabilidad en el tema de las escuchas, pero no le atribuía una culpa directa. Creo que algo parecido podría ocurrir ahora", apunta el analista y encuestador Carlos Fara.

Y completa: "La verdad es que en la Argentina las denuncias por corrupción tienen un impacto relativo, porque una parte de la sociedad no llega a comprenderlas del todo".

Si bien no descarta que Macri termine resignando votos, cree que ello dependerá de que aparezcan pruebas más concretas que demuestren ilícitos cometidos por el Gobierno de la Ciudad.

De todas formas, considera Fara, "lo que hemos visto es que la sociedad argentina tiene una tolerancia alta a la corrupción, y que se suelen desestimar las denuncias cuando las mismas son hechas hacia el propio candidato".

"A fin de cuentas, en el país ya se transformó en rutina que haya un allanamiento en una oficina para buscar pruebas", agrega.

Pero claro, esta vez hay otro factor en juego: no sólo hay que convencer al "votante típico" del PRO, sino que además hay que retener a los aliados de la coalición Cambiemos.

 Y justamente en este punto es donde aparecen las mayores dudas."Los socios no van a tener más remedio que adoptar una postura clara. En especial Carrió, que tanto ha planteado el tema de la ética. Si llega a haber una declaración dura de su parte, entonces Macri puede quedar muy expuesto a una pérdida de votos", argumenta el encuestador Ricardo Rouvier.

Al igual que Fara, Rouvier es otro de los analistas políticos que cree que el impacto electoral de las denuncias por corrupción es acotado.  Lo ocurrido en varios comicios que tuvieron lugar en el pasado reciente parecen confirmar sus dichos. Sin embargo, observa que en una elección muy pareja, cualquier mínima fuga de votos puede inclinar la balanza.

Por lo pronto, el escándalo ya le está haciendo pasar un mal momento a Macri. Para empezar, le hizo sufrir un efecto que todo candidato quiere evitar: en vez de ser él quien imponga la agenda, debe salir a dar explicaciones.

Pero, sobre todo, se instaló el fantasma del "cisne negro" ante el cual ningún candidato parece inmune. A no ser, claro, que se llame Scioli.

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