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Contentas con el fin del cepo, empresas de software ahora reclaman créditos para la renovación tecnológica

Consideran que debe apoyarse desde el Estado el reequipamiento de sus clientes para facilitar la adopción de tendencias como la computación en la nube
19/01/2016 - 14:00hs

Las empresas de software y servicios informáticos respiraron aliviadas cuando el flamante gobierno macrista liberó el cepo cambiario, como informó iProfesional en esta nota.

No obstante, aquellas compañías cuya facturación depende en gran parte del mercado interno reclaman créditos y facilidades para que sus clientes inicien una renovación de su infraestructura tecnológica.

El cepo afectaba la provisión de equipamiento, no sólo de estas firmas desarrolladoras de software, sino de sus propios usuarios.

Además, las restricciones cambiarias les obstaculizaban la posibilidad de brindar servicios al exterior.

Un ejemplo de esta situación lo compartió a iProfesional Mauricio Cejas, gerente de Operaciones de Axoft, la creadora de Tango Software, el sistema de gestión empresarial (ERP, sigla en inglés) con mayor participación de mercado en el segmento de las pequeñas y medianas empresas (Pymes).

Con 140 empleados y presencia en Chile y Bolivia, esta compañía de capital 100% nacional, que cerró 2015 como el año de mayor crecimiento en sus 27 años de vida, tiene “muy pocos proveedores de  productos y servicios en el exterior

Es por ello que no se vio afectada directamente en estos años con las restricciones al flujo de divisas. 

“Pero muchos de nuestros clientes, que se dedicaban a la importación y/o exportación las han sentido por afectar sus actividades y, por ende, al impedir su crecimiento. Esto para nosotros representó la pérdida de algunas operaciones con este tipo de empresas”, admitió Cejas.

El ejecutivo reconoció que las recientes medidas cambiarias “abrirán grandes posibilidades para las Pymes argentinas, ya que entendemos llegaran nuevas inversiones y esto permitirá revitalizar el crédito a la producción”.

“Una importante fracción" de la cartera de clientes de Axoft está ligada “en forma directa o indirecta con el mercado externo, el cual entendemos –dijo Cejas-- logrará un importante dinamismo con estas medidas económicas adoptadas”.

“Ya sea por el acceso a mejores créditos, a lograr nuevos mercados, el  acceso a otras tecnologías, o a cualquier otra variable que permita el desarrollo de las Pymes argentinas, a nosotros nos implicará necesariamente un mayor crecimiento”, dijo optimista el ejecutivo.

Pese a este panorama auspicioso, el gerente de Operaciones reclamó medidas: “Es muy importante que el Gobierno instrumente créditos productivos para las Pymes que permitan su rápido crecimiento”. 

También serían “muy útiles” préstamos enfocados a facilitar la renovación tecnológica de “muchas empresas que en estos años no han podido acompañar el avance en hardware, software y conectividad”, advirtió.

Competitividad y costosUna visión similar compartió con iProfesional Guillermo Vivot, director general de la filial local de Softland, una empresa española con 70 empleados en la Argentina.

En en 2015 en el plano local facturó 50 millones de pesos con la venta de soluciones de software de gestión ERP a medianas y grandes firmas.

“Somos muy optimistas respecto de la evolución del clima de negocios. El propio peso de la economía argentina, sumado al fin del cepo y a una importante cantidad de inversiones -que se ha venido postergando- configuran un marco inmejorable para que los proyectos vuelvan a ser protagonistas”, aseguró Vivot.

No obstante, el ejecutivo de Softland admitió que “la pérdida de competitividad en el mercado externo es un tema delicado”.

“Una parte de la industria de tecnología local ha dejado de evolucionar a la velocidad de sus competidores externos”, especificó.

Otro caso es el de MasterSoft, una empresa argentina con 23 años de vida.

Su facturación depende casi por completo de sus clientes internos, de sus programas de gestión empresarial y especializada en obras sociales, clínicas, prepagas y sindicatos.

Marcelo Di Chena, director general ejecutivo de esta compañía que emplea a 33 personas, señaló que el cepo y el atraso cambiario los afectaba sobremanera, al mismo tiempo que a sus clientes, como “consumidores de tecnología” de servidores y computadoras.

“Las restricciones a las importaciones nos dificultaban en algunos casos acceder a equipamiento de última generación, que facilite la consecución de nuestros objetivos de negocio”, remarcó.

Pero tras la devaluación, a MasterSoft se les incrementaron los costos atados al dólar, como servicios de computación en la nube, alojamientos, licencias de software internacional, equipamiento y conectividad de red.

Di Chena tiene su propio menú de reclamos al Gobierno nacional: “Aliviar la presión fiscal al sector Pyme en general, reactivar el régimen de promoción para la industria de software, mantener tasas subsidiadas por los bancos para apuntalar el sector productivo y cuidar un tipo de cambio competitivo para incentivar la inserción internacional a mediano plazo”.

Software libre

Desde el sector de las empresas desarrolladoras de programas de software libre, Mario Mauprivez, vicepresidente de la cámara que las agrupa (Cadesol) y director general de la compañía Disytel, describió los daños que sufrieron por el cepo cambiario.

“Tuvimos que cancelar una línea de negocios que incluía la reventa de licencias de uso de una empresa de Estados Unidos, por cuanto se hizo imposible operar, al no recibir autorizaciones para girar el dinero de las compras", detalló.

"Por otro lado también se hacía cuesta arriba la venta de servicios al exterior, por cuanto al estar el peso argentino muy revaluado, el precio de nuestra hora hombre no era competitivo a nivel internacional, aún cuando el foco de nuestra estrategia comercial apunta al valor agregado generado y no a una competencia basada en costos”.  

El director de Disytel, que emplea a 20 personas, cuyo producto estrella es el sistema de gestión Libertya, pone el foco de sus reclamos en nuevos negocios externos: “debería incluirse claramente el concepto de exportación de servicios al exterior, no sólo la venta de licencias de software, como una actividad estratégica para el país”.

De esta forma se crearía el “marco adecuado” para facilitar la operación de las empresas que ponen foco en la provisión de servicios.