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La demostración del interés existente en tomar deuda argentina y la posible reactivación de la economía marcan las expectativas de los mercados
22/05/2016 - 11:24hs

Los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri fueron intensos desde el punto de vista del mercado. No fue una sorpresa, claro. Lo que quizá sí no era del todo esperado es que dejaron, entre los inversores, cierto sabor a poco en algunos casos.

Ahora, las expectativas están puestas en el segundo semestre y en una coyuntura diferente, afirma Sabrina Corujo a La Nación, de la firma Portfolio Personal.

Varios de los desequilibrios y trabas que formaban parte del marco económico financiero de los últimos años, van camino a corregirse o se han ya desmantelado.

En consecuencia, habrá oportunidades y podrán ser, en principio, más que interesantes, aunque diferentes a las que dominaron la primera parte del año. Algo que muy probablemente no cambiará es que mantener una administración activa de las posiciones será lo más conveniente, en cuanto a estrategias de inversión se refiere.

Usando un viejo dicho popular, mucha agua corrió bajo el puente en pocos meses. Se liberó el mercado de cambios -y llegó el fin del cepo- con un tipo de cambio que saltó de 9,8 a 13,7 pesos a menos de una semana de asumir el Gobierno.

A partir de allí, lo que estuvo en el centro de la atención fue la volatilidad con la que operó el billete. Algo incluso que volverá a tener relevancia, cuando finalice la temporada alta de liquidación de exportaciones.

De punta a punta y con un precio actual de $14.10, el tipo de cambio acumuló una suba de 44,8%. Las brechas, prácticamente desaparecieron o, en su defecto, se ajustaron a mínimos y/o se revirtieron. El Contado con Liquidación (CCL), por ejemplo, mantiene hoy un gap negativo con el dólar oficial.

Ésto, teniendo en cuenta que no solo los exportadores juegan sobre esta plaza (y los importadores están prácticamente liberados de las restricciones), sino también que el ingreso de dólares financieros -el observado y el esperado-, las altas tasas en pesos y la inflación están entre los drivers que impactan en este mercado. Se espera que algunos de ellos cambien en la segunda mitad del año y lleven, en tanto, a modificar justamente las estrategias.

Un Banco Central exitoso en su objetivo de política monetaria -en septiembre comenzaría formalmente con un "régimen de metas de inflación"- deberá empujar, en principio, a un marco de tasas en pesos mucho más bajas que las actuales. El mix entre posiciones en pesos y dólar, en este punto, cambiará.

Y los títulos en dólares ingresan en este sentido al juego, del que nunca salieron del todo. En estos meses se salió del default, lo que le permitió a la Argentina reinsertarse en los mercados externos. Y ya se vio en las colocaciones recientes de deuda provincial que se mantiene el apetito sobre el riesgo argentino.

Es real que el acuerdo con los holdouts, permitió ya una reducción importante de los spreads de los bonos argentinos contra la región, pero se coincide que aún hay potencial para continuar achicándolo. El principal interés en este punto sigue concentrado en la parte larga de la curva (soberana o provincial) en dólares, donde los rendimientos aún superan el 7%.

Las medidas de estímulo (algunas que ya comenzaron a anunciarse), las menores tasas (esperadas) y un camino descendente de la inflación, sumado a señales correctas, deberían traducirse en una reactivación de la actividad. Incluso el blanqueo proyectado será un buen dato.

Este escenario lleva a concentrarse en las acciones. La selectividad fue lo que pagó en los primeros meses de esta gestión, con un Merval que cae (aunque menos de 5%) pero con papeles líderes que se movieron entre subas de hasta 238% y bajas de hasta menos 35 por ciento.

Es real que el mercado se adelantó -y desde hace bastante tiempo- al cambio político. También podemos sostener que pesaron las altas tasas en pesos, que compiten con la renta variable (siempre) y un dólar planchado en las últimas semanas. Pero tampoco hay dudas de que no ayudó la caída en la actividad económica.

La pregunta debe ser si esto puede cambiar de cara al segundo semestre del año. El momentum para las acciones no pasó, sino que vendrá en un futuro no lejano.

En este punto es que las acciones locales siguen presentado, por delante, una recomendación favorable. Y en esto hay cierta coincidencia dentro del mercado.

Sectores productivos deberían ganar espacio, mientras que los bancos mantendrían su atractivo y las energéticas se recuperarían. También se iría sumando nueva mercadería, dentro de un mercado, que ya empezó -tímidamente- a reflejar una mayor actividad. La colocación reciente de Supervielle es sólo un ejemplo.

Respecto de lo que puede complicar las proyecciones hay que apuntar principalmente al contexto externo. Por ahora, parece estar lejos de volver un escenario como el de principios de año.

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