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El EMBI de Argentina es el que más crece detrás de México, el mayor afectado por el "efecto Trump". Rendimientos de los bonos locales pasaron de 6% a 8%
02/12/2016 - 12:29hs

Lo que iba a ser un resfrío ahora parece haber empeorado

Es que el clima financiero sigue muy volátil desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en los Estados Unidos

Este "batacazo" llevó a los fondos de inversión a rearmar sus carteras, ante un nuevo escenario dominado por la incertidumbre

No se sabe hasta cuándo, pero el mercado ya ha empezado a hacerse la idea de que tendrá que convivir con la volatilidad al menos por un tiempo.

Para la Argentina, como para el resto de los países emergentes, el impacto directo vino por el lado financiero

En este sentido, una variable que ya comenzó a "despegar" y a cobrar marcado protagonismo es el riesgo país.

Se trata de un indicador -que elabora el banco JP Morgan- que muestra la sobretasa que debe pagar un emisor de deuda por encima de la ofrecida por los bonos de EE.UU.

En noviembre, el mes del "efecto Trump", el riesgo país de la Argentina fue el segundo que más se elevó. 

Sólo fue superado por el de México, el más golpeado por las posibles políticas que tomará el electo presidente. 

El EMBI local trepó 14,19% mientras que el de la nación azteca subió un 14,55%.

En el inicio de diciembre, lejos de observarse una moderación, se produjo otro incremento para el riesgo país argentino: trepó a 522 puntos básicos, el mayor nivel en cuatro meses.

Otras naciones -aunque en menor medida- también vieron subir el rendimiento de sus bonos (por ende caída de los precios) durante el mes pasado:

-El de Perú se elevó un 9,82% 

-El Uruguay, otro 9,57%

-El de Brasil, un 7,67%

-El de Colombia, un 6,28%

¿Por qué el riesgo argentino creció casi como el del país más afectado por las políticas de Trump? Algunos creen que el apetito por los títulos locales podría estar cerca de su fin. 

El EMBI doméstico se mantuvo cerca de los 380 puntos hasta abril cuando -por cuestiones técnicas de valuación de los nuevos bonos (surgidos del acuerdo con los holdouts)-, el JP Morgan elevó ese spread a 480 unidades.

En el mercado ya comenzó a hablarse de un tema que resulta conocido: los números de la Argentina no están mostrando buenos resultados y todo eso impacta en los precios de los papeles

El camino gradualista que se ha tomado con el déficit fiscal (que llegaría a 7 puntos del PBI si se considera el rojo financiero) aleja a los inversores, del mismo modo que lo hace una economía estancada.  

Riesgos latentes"El empinamiento de la curva de los bonos del Tesoro de EE.UU. eleva el costo financiero local, poniendo el foco sobre el financiamiento del déficit fiscal", señalan desde Elypsis, la consultora de Eduardo Levy Yeyati y una de las más escuchadas en el Banco Central y en el Ministerio de Hacienda y Finanzas.

"Un escenario externo más adverso presionaría a realizar colocaciones de más corto plazo, o bien a tasas de interés mayores. En este sentido, las altas necesidades financieras aumentan la exposición de la Argentina y refuerzan la importancia de un blanqueo exitoso", añaden. 

Desde la Secretaría de Finanzas, a cargo de Luis Caputo, pensaban que el "efecto Trump" no iba a golpear tanto a la Argentina. 

Incluso deslizaban que si se seguían haciendo las cosas bien, "en 2017 podemos bajar el riesgo país algo más de 100 puntos básicos, para así compensar la suba de tasas en Estados Unidos".

La visión del equipo económico era que la Reserva Federal no iba a elevar demasiado el tipo de interés. Por ende, los bonos americanos no ajustarían tanto hacia arriba. 

Pero lo que está ocurriendo ahora es -para el equipo de Prat Gay- un inesperado punto de inflexión, ya que venía transitando un año en el que todo se alineaba en favor de un acercamiento a los mercados financieros.

El EMBI argentino venía de un recorrido muy positivo en este último tiempo: 

-Estaba en 542 puntos el día previo a los comicios del 25 de octubre de 2015.

-Al conocerse el triunfo de Cambiemos se desplomó un 16%, para pasar a ubicarse en el orden de los 450 puntos. 

-El acuerdo con los acreedores hizo que se redujera otros 100 puntos básicos y que comenzara a moverse en los 350 (p.b.)  

De esta manera, el indicador pasaba a estabilizarse en niveles de 2011. Es decir, antes de que fuera electa por segunda vez Cristina Fernández de Kirchner.   

Daba la impresión que la seguidilla de buenas noticias iba a continuar, hasta que los "cisnes negros" aparecieron en el horizonte

Ahora este camino descendente quedó trunco a raíz del Efecto Trump. 

Si bien hay que esperar a que se estabilicen los mercados, lo cierto es que los precios bajos (que venían beneficiando a la administración de Mauricio Macri este año) podrían haber quedado sepultados. 

Desde Econviews, la consultora de Miguel Kiguel, señalan que "los bonos soberanos en dólares en la parte larga de la curva siguen castigados desde que ganó Trump y a la espera de la suba de tasa de la Fed".

En otro orden, la tasa americana a 10 años está lateralizando entre 2,30% y 2,45%. 

"Si la volatilidad en esta variable fundamental se mantiene, es difícil que el riesgo país comprima. Menos aún si se mueve un escalón más arriba a la zona de 2,50%", afirman desde Econviews.

Por otro lado, advierten que "habrá que estar atentos para ver hasta dónde llega el re-pricing" en los bonos del país del norte.

Costos para arriba
En términos financieros, este punto de inflexión significa que la Argentina, si quisiese emitir deuda, tendría que pagar ahora más intereses que antes. 
Por ejemplo:
-Los bonos largos a 30 años rendían 6% en la previa al triunfo de Trump.
-Ahora, esos mismos títulos tienen que ofrecer dos puntos más (8%).
En otras palabras, el Gobierno antes pagaba u$s6 por año en concepto de intereses por cada u$s100 que tomaba; ahora deberá convalidar u$s8 por cada u$s100.
El problema es que no son sólo u$s100 los que necesita sino varios miles de millones. 
La Argentina tiene unos u$s30.000 millones a financiar el año que viene, según distintos cálculos del mercado.
Los vencimientos de deuda más pesados provienen de dos bonos: los Globales y el Bonar, que eran candidatos a ser canjeados.
No obstante, el alto déficit fiscal del año próximo y la necesidad del revivir la economía y el consumo llevarían al equipo económico a tener que afrontar estas cancelaciones con más deuda. 
El nuevo escenario que trajo la llegada de Trump hace que al Gobierno, de querer avanzar en este plan, le resulte más caro, salvo que se revierta la incertidumbre financiera.
El acceso a los mercados después de la megaemisión de deuda también será una cuestión no menor. 
¿Puede el Ejecutivo aspirar a captar la mitad de sus necesidades en las ventanillas del exterior? Algunos analistas dudan de que ahora sea tan fácil. 
Incluso, anticipan que será el mercado local -léase los bancos- el que deba financiar parte de estos requerimientos en 2017
No es casual que el BCRA haya aprobado la comunicación A6105, que habilita al Gobierno a endeudarse en dólares con las entidades bancarias. 
O, dicho de otro modo, le abre el camino para tomar prestado parte de los billetes verdes que serán depositados en los bancos vía el blanqueo de capitales. 
El economista Nicolás Dujovne es uno de los que advierte que esto puede resultar un arma de doble filo: "Sin ajustar el déficit, el Gobierno se prepara para este escenario más adverso generando nuevas vías de financiamiento domésticas". 
"Implica romper un tabú en términos del uso de los 'argendólares'", agrega Dujovne.
Este analista no oculta su preocupación por la posibilidad de que, a largo plazo, pueda volver a incurrirse en el "descalce" de monedas que en otras oportunidades derivó en crisis del sistema bancario
Hasta ahora, los depósitos en dólares sólo se prestaban al sector privado para actividades vinculadas a la exportación
En otras palabras, ya no seguirá vigente el principio según el cual solamente aquellos que generaban dólares por su actividad podían pedir dólares. 
"El gradualismo fiscal, en un contexto externo más difícil, ha forzado al Gobierno a perder cierta pulcritud en las formas", observa Dujovne, cuya crítica tiene más peso a raíz de su notoria cercanía con el ministro Prat Gay.
Optimistas versus pesimistas 
A esta altura se observan dos bandos bien diferenciados. 
Por un lado, están los que creen que la suba del riesgo país es pasajera. Consideran que Trump no será un presidente tan "pianta-inversiones" para emergentes.
Por otro, quienes creen que el nuevo riesgo país llegó para quedarse y es producto de un contexto internacional que seguirá siendo menos amable.
Afirman que el electo presidente de EE.UU. es lo suficientemente peligroso como para complicar todo. 
Argumentan, además, que los números que muestra el Gobierno en términos fiscales no son los mejores y eso potencia el malhumor de inversores para con los bonos argentinos.
En esa línea, Alfonso Prat Gay deberá surfear hasta que se clarifique el escenario internacional. Siempre habrá quienes estén dispuestos a comprar bonos de un país ahora "de moda" como la Argentina.
Pero los inversores no regalan su dinero. Y más allá de la simpatía que puedan tener con esta administración (algo que es más que público), al momento de abrir la billetera piden premios (tasas) que varían según quién sea el receptor de sus fondos. 
Si hay algo que nunca hacen los inversores es regalar plata. Lo sabía muy bien Juan Carlos Pugliese, el ministro de Economía de Raúl Alfonsín en 1989, que intentó hablarle al mercado "con el corazón" y éste le contestó con el bolsillo.

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