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"Se descubrió que había una botella de agua contaminada con agua pesada", contó el sindicalista afectado, Damián Straschenco. "Esto fue hecho adrede", dijo
26/05/2017 - 16:14hs

El sindicalista Damián Straschenco, secretario adjunto del gremio de Luz y Fuerza de Zárate y trabajador de Atucha, denunció que fue contaminado con material radiactivo puesto en una botella de agua que tenía dentro de la oficina del gremio en las instalaciones de la

compañía.

El hecho fue llevado ante la Justicia federal y caratulado como "intento de homicidio", se produjo el 9 de mayo en la empresa bajo control de la estatal Nucleoeléctrica.

Ese día, mientras Straschenco se retiraba de su lugar de trabajo, los detectores colocados en los portales de la compañía dispararon una alarma que daba cuenta de un grado hasta entonces no determinado de radiación.

La presencia de material radiactivo en el cuerpo del dirigente fue más llamativa por no encontrarse entre el personal autorizado para acceder al reactor nuclear.

"El miércoles se descubrió que había una botella de agua contaminada, como lo llamamos 'agua pesada'", contó Straschenco en Radio 10. "Eso fue hecho adrede -acusó- Decidí hacer una denuncia penal".

"Con la empresa siempre estamos en conflicto pero no amerita una cosa como esta", aseguró.

"El agua pesada es una forma de agua que contiene una cantidad más grande de lo normal de deuterio", explicó el gremialista. "No me podría haber matado por la cantidad, pero sí daños a nivel celular, ADN y cromosomas", detalló.

Straschenco afirmó que el nivel de radiación hallado en su cuerpo, según los estudios preliminares, "oscila entre 130 y 180 milisieverts, cuando la medida máxima tolerada para un trabajador expuesto a la actividad del reactor nuclear es de 20 milisieverts por año".

"No sabíamos de dónde había provenido. Me dieron sueros para eliminar la radiación", contó el gremialista. "Estoy físicamente bien pero asumiendo esta triste realidad que me toca", dijo. 

"Pueden volver a intentarlo", aseguró.

La responsable del área de Institucionales de Nucleoeléctrica, Mabel Barbas, confirmó a Ambito Financiero el incidente, admitió que fue un hecho "deliberado, malicioso" contra el sindicalista, aunque sostuvo que el nivel de contaminación encontrado en su orina "es menor" y que "no representa un riesgo para su vida".

El episodio es inédito en los 62 años de historia de la energía nuclear en la Argentina y pone en evidencia una violación a los estrictos protocolos internacionales de seguridad en la empresa, en momentos en que la Argentina encara la construcción de Atucha III y de un cuarto reactor en la provincia de Río Negro.

Apenas detectada la contaminación, el trabajador fue sometido a "una asistencia médica de protocolo para poder eliminar lo más rápido posible lo que se pudiera de la radiación, y después una serie de controles" que, según dijo, se mantendrán en el tiempo hasta determinar eventualmente que no hay concentración en su cuerpo.

"No hay dudas de que es un hecho malevolente, deliberado, aunque no podemos saber si fue o no un atentado", señaló la funcionaria.