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Rojo comercial con consuelo: trepan 55% importaciones de bienes de capital
24/08/2017 - 21:57hs

En el Gobierno hablan del proceso de recuperación de la economía no como algo potencial sino como una tendencia que ya se está consolidando. 

Y el comercio exterior, en parte, consolida el argumento macrista, de la mano de los datos publicados por el Indec, correspondientes al mes de julio. 

Sucede que si bien el saldo entre importaciones y exportaciones está consolidando un déficit comercial que a esta altura es récord, hay un dato que no pasa desapercibido en los despachos oficiales: las compras al mundo englobadas bajo el rubro "bienes de capital" exhibieron un salto interanual nada menos que del 54,7%. 

Esto implica que, además de la obra pública -que impulsa el ingreso de máquinas viales hasta material ferroviario-, las empresas están ingresando cada vez más "fierros" para sostener un aumento de la producción. 

Esta tendencia, clave para el macrismo de cara a las elecciones de octubre, está en clara sintonía con el dato de actividad económica (también relevado por el Indec), que viene de registrar un crecimiento del 4% en junio y que permitió cerrar el primer semestre con una variación positiva del 1,6%. 

Otra cifra que entusiasma al Gobierno está vinculada con las exportaciones: en julio, las mismas mostraron una tasa de variación del 5,2%, lo que supone el crecimiento interanual más elevado que marcan las ventas al mundo desde enero. 

Además, los envíos totalizaron u$s5.241 millones, el segundo valor más alto de todo 2017. 

Récord teñido de rojo

Así y todo, esto no alcanzó para cambiar la tendencia de un déficit comercial creciente. 

Por el contrario: las importaciones anotaron en julio un salto de casi 30%, de la mano de operaciones por más de u$s6.000 millones. 

La consecuencia es que el mes pasado el rojo alcanzó los u$s800 millones, cifra que contrasta con los u$s330 millones de superávit del mismo período de 2016. 

Al analizar la tendencia, preocupa el hecho de que el déficit se acercó a los u$s3.500 millones en los primeros siete meses del año, anotando así la mayor cifra de la historia (la anterior mayor marca correspondía al período enero-julio de 1994, con un saldo negativo de u$s3.255 millones). 

A este ritmo, desde la consultora DNI, dirigida por Marcelo Elizondo, proyectan un resultado negativo de la balanza comercial de u$s5.000 millones para todo el año, un nivel que –de concretarse-, significaría el segundo peor resultado en la historia

Sin embargo, para el IERAL, de profundizarse la crisis en Brasil y de quedar un mayor stock de granos sin comercializar, entonces el déficit podría superar los u$s6.000 millones en 2017. En ese caso sí marcaría todo un récord

Desde la consultora Abeceb suman un factor extra de presión: el reciente cierre del mercado de los EE.UU. para el biodiésel con sello argentino y que tomó por sorpresa al Gobierno, especialmente tras la visita de Mike Pence. 

No es un dato menor: Estados Unidos fue el país que en julio más había incrementado las importaciones de productos nacionales (alza de u$s138 millones) debido, precisamente, a la mayor demanda del combustible derivado de la soja. 

Sin embargo, los términos de intercambio amenazan con deteriorarse rápidamente. 

"El arancel impuesto recientemente para el combustible argentino implicará una dramática desmejora de los valores exportados para lo que resta del año", advirtieron desde la consultora que conduce Dante Sica. 

Los "responsables" del rojo

Al analizar cuáles son los sectores que más están contribuyendo al déficit, se destacan aquellos rubros vinculados con actividades productivas y otros que están ligados al consumo: 

• En el primer grupo figuran las partes y piezas de bienes de capital y los bienes intermedios, para completar procesos fabriles, con alzas interanuales del 35% y 25%, respectivamente. 

• En el segundo grupo están los artículos de consumo en general, con un avance del 20%, de la mano de un fuerte crecimiento de las categorías alimentos y bebidas, como vinos y lácteos. 

La creciente entrada de vinos desde Chile, que en los últimos nueve meses sumó 65 millones de litros, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), desató una fuerte polémica que hoy enfrenta a las grandes bodegas responsables de esos embarques y a las asociaciones de viñateros, que están exigiendo al Gobierno que les ponga un freno. 

Pero sin dudas, el sector que mueve el amperímetro de las compras al mundo es el automotor: las importaciones de vehículos se dispararon un 76% en julio, principalmente a causa del mayor ingreso de unidades desde Brasil. 

En el Gobierno ven que el intercambio del rubro automotor se está descontrolando y que cada vez se está cumpliendo menos el "flex", un sistema que permite importar, sin aranceles, u$s1,5 millón desde el país vecino por cada u$s1 millón exportados.

La preocupación en el Ministerio de Producción es que en la actualidad, por cada vehículo que se envía al país vecino, las terminales importan de ese origen cuatro veces más de unidades. 

Esto generó que en julio, la relación bilateral arroje un resultado deficitario de u$s800 millones en julio, "el mayor rojo mensual con Brasil en la historia", indicó un informe de Abeceb. 

Frente a este escenario, las automotrices se atajan y afirman que el flex vence a mediados de 2020.

Esto implica que las compañías tienen unos tres años por delante para compensar ese rojo.

Sin embargo, el fuerte desbalance empujó al Gobierno a que, de ahora en más, deban constituir garantías –en efectivo, aval bancario o seguro de caución- en caso de exceder dicho cupo. 

El problema que alertan los concesionarios es que si las marcas son multadas y se les frena la posibilidad de seguir importando vehículos libres de aranceles, entonces hacia fin de año podrían desaparecer las "promos" y descuentos que todavía alimentan la demanda y que permitieron cerrar el período enero-julio con una tasa de crecimiento del 32%.