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¿Quién dijo "a Argentina le cuesta gestionar su mediocridad"?

"Eso plantea un problema permanente y orienta la conducta de los actores a prácticas predatorias", sostuvo y aseguró que la inflación expresa eso
18/10/2017 - 16:00hs
¿Quién dijo "a Argentina le cuesta gestionar su mediocridad"?

"Argentina es un país razonablemente mediocre al que le cuesta gestionar a su mediocridad porque hay creencias demasiado arraigadas acerca de que debe ser algo mucho mejor de lo que es", analizó Alejandro Katz es ensayista, traductor y responsable de Katz Editores en una entrevista en el diario El País de España.

"La mediocridad es una virtud, la mesura de los griegos, la armonía, pero en nuestra cultura no está bien vista" porque "los actores colectivos en Argentina piensan que merecen más de lo que tienen".

Según Katz esto "pone permanentemente al país en una situación de estrés porque lo que Argentina produce no puede satisfacer las expectativas colectivas".

"No puede satisfacer las expectativas salariales, tampoco las expectativas del capital", detalló.

"Eso plantea un problema permanente y orienta la conducta de los actores a prácticas predatorias, a una conducta tendiente a capturar parte de la renta de otros sectores o normalmente parte de la riqueza futura", especificó y remarcó que "la recurrencia de la inflación en Argentina expresa esto".

"La inflación es el consumo presente de riqueza futura, técnicamente. Y la riqueza presente no satisface las expectativas de los actores. Entonces para evitar el conflicto social lo que se hace es consumir en el presente riquezas no disponibles que se extraen del futuro a través de la inflación", explicó.

Katz también se refirió a los dos años de gestión del presidente Mauricio Macri.

"El gobierno tiene en la cabeza de la necesidad de mejorar las condiciones del funcionamiento del capitalismo argentino, que es predatorio, rentístico, prebendario y anticompetitivo -sostuvo- Y entiende que crear un capitalismo competitivo y dinámico es fundamental para pensar en cualquier otra cosa.

Pero señaló que "hay un mundo del empresariado argentino que no solo no está preparado sino que es muy refractario, muy resistente a actuar en un entorno no protegido. El encierro de la Argentina no es solo tarifario aduanero. Hay problemas que se discuten en el mundo y aquí no, como la desigualdad. Se discute la pobreza, que es un problema moral. La desigualdad es un problema político. No tenemos una reflexión sobre el capitalismo posible. Es una sociedad muy encerrada económicamente pero también muy encerrada intelectualmente.

Sin embargo, remarcó que "hay algunos sectores que sí están preparados para ese cambio, como los vinculados con la producción agropecuaria que son innovadores y abiertos al mundo".

Por otro lado, aseguró que el gobierno de Cambiemos "no tiene una idea del futuro" sino que "tiene algunas ideas de los pasados que no querría repetir".

"La política argentina de hoy, en alguna medida es resultado de la malversación de las grandes palabras que hizo el kirchnerismo. Doce años hablando de la igualdad y no produjo igualdad, hablando de la justicia y no produjo justicia. Hay también un fenómeno de época, que tiende a la desideologización", analizó.

"No hay actores políticos de relevancia que estén proponiendo imágenes del futuro en lugar de recuerdos distorsionados", dijo e indicó que se trata de "un pasado absolutamente idealizado".

"El ingreso bruto por habitante de Argentina de 1910 era el sexto del mundo pero eso no dice nada. Hay un gran entusiasmo por ese pasado idealizado que funciona como la promesa de un futuro posible cuando en realidad es lo que impide una imaginación sobre el futuro", concluyó e insisitió: "En Argentina falta imaginación política". 

"Lo que uno ve es una gran tendencia a la hipérbole. El gobierno de Cristina Kirchner nos conducía al fascismo, el gobierno de Macri es el neoliberalismo salvaje que continúa la dictadura de los militares genocidas. Ni tanto ni tan calvo. Nada va a estallar, Argentina sabe enfrentar crisis y seguir adelante", enfatizó.

"Lo grave es la injusticia. Es una sociedad muy complicada, construida sobre los privilegios del grupo. Hay una conducta contradictoria. Por un lado no pagamos impuestos porque nadie paga o no respetamos las normas de tránsito y esas conductas se amparan en el 'somos así'. Por otro lado, hay grandes exigencias respecto del presunto derecho de cada uno de acceso a modos de bienestar. Argentina tiene un gran déficit en las clases dirigentes. Hay que hacer muchos esfuerzos para darle a la democracia el valor epistemológico que tiene. Si no es poner la ilusión en un líder mesiánico que traiga una verdad revelada y eso no funciona", concluyó.