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Venezuela enfrenta el arduo desafí­o de renegociar su deuda de más de u$s90.000 millones

Se celebra en Caracas la primera reunión con los acreedores para discutir el plan de renegociación. Fuerte presión de EE.UU. sobre los acreedores
13/11/2017 - 15:27hs
Venezuela enfrenta el arduo desafí­o de renegociar su deuda de más de u$s90.000 millones

Venezuela celebra este lunes una reunión crucial con acreedores en Caracas para discutir su plan de renegociación de la deuda externa, al tiempo que tenedores de bonos analizarán en Nueva York el retraso de sus pagos, entre fuertes temores de un default.

En la reunión del lunes, el Gobierno venezolano expondrá a los poseedores de bonos su propuesta para renegociar mejores condiciones para los futuros pagos. El monto a refinanciar por la deuda convertida en papeles de la república y de PDVSA es de más de u$s90.000 millones, alrededor de la mitad del total de la deuda externa.

El presidente Nicolás Maduro aseguró que Venezuela "nunca" se declarará en default, al renovar a los tenedores su invitación al encuentro para renegociar la deuda del país y su petrolera PDVSA, de unos 150.000 millones de dólares.

"Han jugado a que Venezuela se declare en default ¡Nunca! El default nunca llegará a Venezuela. Nuestra estrategia es renegociar y refinanciar toda la deuda", afirmó el domingo.

"Venezuela siempre tendrá una estrategia clara", dijo el mandatario, quien además informó que 414 inversionistas confirmaron su asistencia, cifra que, según dijo, representa "el 91% de los tenedores".

Analistas auguran poco éxito a la cita, pues si bien el Tesoro estadounidense dijo que si bien los acreedores no tienen vetado participar en reuniones sobre los bonos, las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela prohíben a sus inversionistas negociar deuda venezolana. Es por ello que los analistas le dan pocas probabilidades de éxito al encuentro. 

Cabe apuntar además que un 70% de los tenedores de bonos son estadounidenses y canadienses.

Además, Maduro nombró como principales negociadores al vicepresidente Tareck El Aissami y al ministro de Finanzas Simón Zerpa, a quienes Estados Unidos sancionó y prohibió a sus ciudadanos tratar con ellos.

En Nueva York, el comité de la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA), que reúne a tenedores de deuda, evaluará el retraso del pago de u$s1.161 millones del bono 2017 de PVDSA, que el gobierno dice ya transfirió aunque los acreedores no lo habían recibido el viernes.

Un incumplimiento puede ser declarado por las agencias de calificación, por el gobierno o por los grandes acreedores, por ello una evaluación negativa de la ISDA desencadenaría un default y el pago de los seguros CDS (Credit Default Swaps).

En este contexto, las agencias Fitch, Standard and Poor's y Moody's rebajaron la calificación de la deuda ante la posibilidad de que el país con las mayores reservas petroleras del mundo caiga en cesación de pago en el corto plazo.

El presidente las acusó de ser agencias "politizadas" que forman parte de una "guerra financiera" comandada por Estados Unidos.

Los expertos coinciden en que Venezuela, con una economía devastada y reservas internacionales de solo u$s9.700 millones, terminará en default, aunque divergen sobre cuándo lo hará.

El viernes vencieron 81 millones de intereses del bono PDVSA 2027, aún sin anuncio oficial de pago, y este lunes Venezuela debe pagar otros 200 millones en rendimientos.

En lo que resta del año debe cancelar al menos u$s1.470 millones para 2018 tiene obligaciones por más de 8.000 millones de dólares.

En estas dificultades, Maduro anunció avances en renegociaciones con sus aliados: las gestiones con China -al que se adeuda unos 28.000 millones- "marchan perfecto", y esta semana se firmará un acuerdo que reestructura 3.000 millones de los 8.000 millones de deuda con Rusia.

Un escenario que plantean los analistas acerca del anuncio de Maduro podría ser que su gobierno planea incumplir con la deuda soberana (la que emite directamente el gobierno), para lo cual no hay garantía, mientras mantiene vigente la deuda de Pdvsa, con lo que podría proteger los activos de la compañía en el extranjero.

Pero dado que la petrolera es estatal, hay intentos de ir por sus activos. Crystallex, una minera canadiense, tramita una demanda contra Venezuela con el argumento de que los activos de Pdvsa deben estar sujetos a incautación tras un litigio por una mina de oro. Si la firma canadiense gana, esto abriría la puerta para que los acreedores persigan activos venezolanos y de Pdvsa indistintamente.

Otro factor que analistas advierten es que la nueva deuda venezolana autorizada por la asamblea nacional constituyente, órgano que no está reconocido por varios países, no será considerada legal, incluso si se levantan las sanciones de Estados Unidos.

Y ante la remota posibilidad de reestructuración de deuda, es difícil imaginar un escenario en el que los tenedores de bonos acepten nuevos términos a menos de que haya un camino claro hacia reformas estructurales en Venezuela que den confianza frente a su capacidad futura para pagar.

Un informe de Bulltick, una compañía estadounidense de inversiones, menciona que en los mercados de deuda se está valorando con una probabilidad del 91,4% el hecho de que Venezuela deje de pagar sus obligaciones en el 2018 con una posibilidad de parálisis del Estado y la agudización de la escasez de alimentos, medicamentos, elementos de aseo y materias primas para la producción.

En el reporte, Bulltick dice que "no tiene sentido lógico iniciar una negociación de deuda pagando más de u$s1.000 millones, dinero que podría haberse utilizado para aliviar la miseria de los consumidores venezolanos en el inmediato plazo, o reteniéndolo como palanca durante una negociación de reestructuración".

La firma estadounidense menciona que "la paciencia china y rusa puede estar disminuyendo" después de una larga serie de créditos y prepagos de petróleo durante muchos años, y no está claro si están dispuestos a acudir a nuevos rescates sin un plan claro de cómo se mejorará la situación del flujo de efectivo en el futuro.

De hecho, la petrolera estatal rusa Rosneft le prestó u$s6.000 millones a su similar venezolana Pdvsa a principios de este año, y ha dicho que no planea más prepagos de petróleo.