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Ensayo general del G20: en la OMC, Macri ya se probó el traje de lí­der regional y mantuvo las protestas bajo control

Ensayo general del G20: pese al sabor agridulce que dejó la OMC, Macri se probó el traje de lí­der regional y mantuvo las protestas bajo control
14/12/2017 - 12:06hs
Ensayo general del G20: en la OMC, Macri ya se probó el traje de lí­der regional y mantuvo las protestas bajo control

La expectativa que había despertado la organización de la XI Conferencia Ministerial de la OMC era altísima. Pero así de grandes también eran los temores, especialmente entre los funcionarios macristas. 

Es que, después de varios años de una política contraria al libre comercio y a la profundización de los vínculos con las grandes potencias mundiales de Occidente, el evento representaba un gran test para el Gobierno. 

El Presidente se benefició con la atención que captó el país como plaza de esta cumbre, un dato no menor dado que fue la primera vez en la historia que un encuentro de este tipo se desarrolló en la región

En términos generales, el experto en comercio internacional, Marcelo Elizondo, consideró que "fue una prueba de la que la Argentina salió airosa", si bien la falta de consenso entre los 164 miembros terminó opacando el trabajo realizado.  

Como contrapartida, Macri sabía que enfrentaba riesgos, dado que este tipo de eventos de alto impacto global suelen traer aparejadas duras protestas. 

El Presidente era consciente de que estaba poniendo en juego parte de la confianza de la comunidad internacional de cara a la gran cumbre del G20, un evento que hará coincidir en la Argentina a varios de los jefes de Estado más poderosos. 

Por eso, el primer frente de potencial conflicto que generaba más incertidumbre estuvo vinculado con el de la seguridad, sobre todo en un contexto en el que el Ministerio encargado del tema venía de verse desbordado por una protesta en reclamo por el caso de Santiago Maldonado. 

Sin embargo, preparado con más de tres meses de antelación, el esquema de anillos de control que se desplegó sobre las principales vías de acceso a Puerto Madero –con sistema de huellas dactilares incluido- terminó mostrando su efectividad

La presencia de unos 10.000 efectivos de seguridad, entre personal militar, de prefectura y de la Policía -despliegue que explicó una porción  de los cerca de $500 millones que le costó al Gobierno la organización de la Conferencia- evitó que los grupos de protesta llegaran a las inmediaciones del Hotel Hilton. 

A esto, claro, se sumó el "derecho de admisión" que aplicó el Gobierno, ya sea no entregando acreditaciones para asistir a las diferentes sesiones ministeriales como directamente no aceptando la entrada de activistas al país.

En relación con este punto, grupos "globalifólicos" denunciaron la creación de listas negras

Pero desde Cancillería rechazaron este planteo, argumentando que "fue una Conferencia de la OMC que duplicó en número la cantidad de ONGs inscriptas respecto de las últimas cinco ediciones". 

Así, en plena sesión del día martes, por ejemplo, las protestas frente al lobby del Hilton reunieron a un grupo que no superaba la veintena de personas, que apenas portaban cartulinas con expresiones contra la globalización y realizaron algunos cánticos.

Fue tan "light" que muchos de los concurrentes que estaban en el interior de los salones, de hecho, nunca se enteraron.

En tanto, esa misma jornada por la noche, unas 2.500 marcharon por la avenida Corrientes, dejando como saldo algunos destrozos y seis detenidos.

Sin embargo, la sumatoria de estos dos eventos estuvo muy lejos de las consecuencias que dejaron otros encuentros, como el del G20 en Hamburgo, donde hubo casi 200 heridos, 60 detenidos y millones de euros en pérdidas. 

Como dato de color, en la jornada de cierre en uno de los llamados "side events", o seminarios paralelos a la agenda oficial, un experto de Alemania que estaba disertando afirmó, en tono jocoso: "Es la primera vez que participo de una cumbre de la OMC y no están destruyendo la ciudad". 

Pareció ser un guiño a la buena organización por parte del Ministerio de Seguridad. Pero también fue una crítica a la pérdida de influencia por parte de la OMC en la agenda global. 

"La realidad es que esta organización plantea una agenda que hoy no tiene tanto peso y trascendencia como sí tuvo una década atrás. Esto ayudó a que las protestas no fueran tan fuertes como antes", aseguró Elizondo. 

De hecho, el evento internacional pareció no estar en el radar de las organizaciones sociales, que este miércoles demostraron estar más preocupadas por la reforma laboral y previsional que por la amenaza globalizadora

Tentando a inversoresEn el plano de los negocios, desde la Secretaría de Comercio, que conduce Miguel Braun, señalaron a iProfesional que "estamos muy conformes con el Foro Empresarial, el resultado fue muy satisfactorio". 

El evento, que tuvo lugar en el CCK, fue presidido por Macri y contó con la participación de 1.500 directivos

Allí, Macri aprovechó el micrófono para volver a pedir a los empresarios que confíen en el plan de Gobierno: "Solos no podemos", disparó ante la audiencia.  

Fuentes de Comercio indicaron a iProfesional que "no hubo anuncios concretos básicamente porque ese no era el fin del evento. Siempre aclaramos que no era un foro de Inversiones, como el que se organizó el año pasado". 

"El resultado fue muy positivo, porque acudieron empresarios de todo el mundo, incluido el CEO de Alibaba, Jack Ma, que es una figura importante", agregaron. 

"Además, es la primera vez que se realizó un foro del sector privado en el marco de una conferencia ministerial. Consideramos que es un legado de la Argentina a la OMC y confiamos en que sea el comienzo de una nueva voz que se sumará a las próximas cumbres", amplió. 

Elizondo coincidió al señalar que en esto, la Conferencia de Buenos Aires fue positiva al agregarle una variable extra. 

"Se instauró una práctica que hasta ahora no existía. En las anteriores conferencias se juntaban funcionarios y no había ni un exportador ni un importador cerca. Este cambio fue importante para darle más contenido", sostuvo. 

El evento sí le permitió a Macri volver a reunirse con Jack Ma, con quien mantuvo un mano a mano y con quien habría dialogado sobre la necesidad de ampliar el convenio y sumar más alimentos al actual acuerdo bilateral que ya está generando negocios para unas 30 bodegas y exportadores del sector pesquero. 

Y, por lo pronto, el jefe de Estado escuchó del propio Ma la explicación de cómo funcionan las "zonas francas virtuales" que está creando en algunos países para desburocratizar el comercio y simplificar operaciones expo-impo. 

También, Macri pudo tener un mano a mano con el ministro de Comercio de China, el funcionario de mayor peso de la cumbre. 

Otra "yapa" que dejó la presencia de representantes extranjeros en Buenos Aires fue la posibilidad de firmar un acuerdo con Emiratos Árabes Unidos para acceder al nuevo certificado Halal que permite exportar alimentos a los mercados islámicos que, según el Ministerio de Producción, suman 1.600 millones de consumidores.  

"Con este acuerdo estamos promoviendo más exportaciones a los países que conforman la comunidad del golfo y todos los destinos que reconocen este sistema de certificación", apuntó el ministro Franciso Cabrera. 

Sabor agridulceElizondo consideró como "positivo" el hecho de que, ante la apatía que generó la agenda base de la OMC (subsidios a la pesca y la agricultura, entre otros temas), la Argentina logró que el temario propuesto para esta edición, como la internacionalización de las Pymes y el comercio electrónico, hayan tenido algo más de repercusión. 

Sin embargo, la ex canciller y chair de la XI Conferencia Ministerial, Susana Malcorra, salió a reconocer al cierre de la cumbre que, a la hora de lograr consensos, no hubo demasiados avances. 

"Nos hemos quedado cortos en algunas cosas que queríamos hacer. Negar eso sería tapar el sol con las manos", afirmó. 

Las escasas definiciones a la hora de establecer nuevas reglas para el intercambio agrícola e incluso para el comercio electrónico –más allá de las altisonantes intervenciones de Jack Ma- provocaron, según Malcorra, que “no se pudiera avanzar en acuerdos”.

Sobre este punto, Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior, indicó que “la no firma de un acuerdo en Buenos Aires entre el Mercosur y la Unión Europea, tras la enorme expectativa que se generó, dejó una sensación agridulce en el Gobierno”. 

“Los funcionarios que negociaban estaban frustrados, lo vi. Querían anunciar el pacto político en el marco de la Conferencia. Pero no se logró y fue difícil porque hasta Brasil hizo fuerza para que el TLC se pudiera anunciar el 21 de diciembre en Brasilia”, apuntó, si bien aclaró que no habrá novedades hasta el primer trimestre. 

Pese a los altibajos y a la falta de consensos en temas clave de la agenda de la OMC –que, en todo caso, no es culpa del país anfitrión- para los expertos el Gobierno cumplió en llevar adelante un evento multitudinario, que contó con casi 4.000 funcionarios de más de 160 naciones. 

De modo que ya se activó el cronómetro con la cuenta regresiva de cara a noviembre de 2018, cuando se realice en Buenos Aires la Cumbre de Líderes del G20, de la que participarán mandatarios de la talla de Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jingping

El dato clave es que será la primera vez en la historia que un país de América del Sur asume esta responsabilidad. 

Así, tras ponerse al frente de la cumbre de la OMC, asumir la presidencia del foro más importante en términos de política internacional, como es el G20, sin dudas representará otra oportunidad irrepetible para el Gobierno

“Para ningún país de los que compone este grupo hoy resulta tan útil asumir la presidencia como para la Argentina, que tiene una vocación de protagonismo importante. Esto termina por reafirmar todo el proceso mediante el cual el Ejecutivo buscó recuperar la reputación internacional”, plantea Elizondo.  

Sin embargo, como advierten desde Ecolatina, si bien el macrismo colocó al país en la agenda mundial, todavía hay un déficit: inversiones contantes y sonantes

El propio Macri lo planteó de manera cruda en el Foro Empresarial, ante 1.500 directivos de compañías: “Solos no podemos”.