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La Bolsa de Comercio de Rosario es la única plaza de granos del mundo en la que aún los corredores negocian sus posiciones a viva voz
20/04/2018 - 13:24hs

En el recinto de operaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, el miércoles se reunieron decenas de compradores, vendedores y autoridades agropecuarias de Argentina. En las grandes pizarras electrónicas distribuidas a lo largo de toda una pared, la soja cotizaba a 5.990 pesos (294 dólares) la tonelada.

Era un día especial. Estaban allí para cumplir un ritual que se repite desde hace tres décadas: la subasta simbólica del primer lote de la cosecha de soja, que inaugura la comercialización de la última campaña. Rosario es la única plaza de granos del mundo en la que aún se negocia a viva voz. Su volumen de operaciones ronda los 45 millones de toneladas anuales comercializadas, el mayor de Argentina.

El remate comenzó en el valor fijado en la pizarra, pero escaló con rapidez hasta doblar la cotización en pocos minutos. ¿10.000 quién da más?, alentaba el martillero a los presentes en la sala, más del 90% de ellos varones. "10.100", gritó el operador de Mariscotti a viva voz y con la mano alzada. "10.200", respondió el de Conagro. "11.150 tengo de la firma AFA [Agricultores Federados Argentinos].

Es el mejor precio hasta ahora, quién da más?", dijo el martillero cuando la puja comenzó a perder ritmo y quedaban pocos que levantaran la mano. La subasta cerró cerca del triple del valor inicial, 15.500 pesos (760 dólares), con aplausos, un brindis y el lote en manos de la compañía Puerto Arroyo Seco. El dinero será donado a una escuela rural de la provincia de Formosa, en el norte del país, donde se cosechó a finales de diciembre la soja subastada.

Esa primera subasta es simbólica. Los grandes jugadores del mercado compran y venden de forma virtual o telefónica y registran esas operaciones en la bolsa. Realizan también miles de operaciones diarias en el mercado de futuros, en el que se cierran compras a uno, tres o seis meses con un precio fijado de antemano. Pero a diferencia de lo que ha ocurrido en el resto de plazas financieras, a la bolsa rosarina concurren aún a diario decenas de corredores. Pasado el mediodía, estos intermediarios entre los compradores y los vendedores comienzan a llegar al recinto de operaciones para hacer negocios. De cada compraventa reciben una comisión.

"Es el único sitio del mundo donde se puede operar a viva voz, es un orgullo para nosotros", dice el presidente de la entidad, Alberto Padoán. "Estuvimos a punto de discontinuarla, porque sirve sólo para los corredores y los acopiadores chicos, pero nos entusiasma que pueda serles útil", agregó. En los orígenes de la bolsa, inaugurada en 1884, se negociaba en círculo.

"Ahí dentro estaban los compradores y acá fuera estaban los que remataban, todos girando alrededor. Por eso se nos llamó corredores", explica Diego Viñas, titular del grupo Viñas, frente a la antigua rueda de la bolsa rosarina, hoy conservada como pieza de museo.

"Antes era mucho más espectacular, mucho más Wall Street", recuerda Viñas sobre sus inicios en la bolsa, en los años 90. "Ahora alguien puede que diga 'soja 6.000' y ahí me anoto. Pero en realidad la rueda es mucho más parecida a un servicio de inteligencia. Todos caminan y uno pregunta a otro: 'Ché, ¿qué pagó Vicentín?'. '6.000'. 'Alguien me dijo 6.100'. 'Ah, ok, chau'. Entonces caminás y preguntás a otro: 'ché, ¿Vicentín pagó 6.100?'. 'Sí, me pagó, no digás nada'. Vos te das vuelta, vas a Vincentín y le decís: 'anotame soja a 6.100'. 'Yo no pagué eso'. 'Sí, lo pagaste, yo sé'. Entonces lo ponés entre la espada y la pared y te tiene que comprar a ese precio. Digo Vicentín pero puede ser cualquiera, Cargill, Molinos, Nidera", cuenta Viñas.

El precio de la soja en Rosario viene determinado por la cotización en el mayor mercado mundial de granos, el de Chicago, pero a su vez, este fluctúa según las perspectivas en Suramérica. En Argentina suele venderse a un precio algo inferior porque le juega en contra su posición geográfica: los principales mercados, como China, Europa e India, están más cerca de Estados Unidos y los costos y tiempo de transporte son menores desde allá. Sin embargo, los tambores de guerra comercial entre las dos potencias económicas invirtieron los números hace dos semanas, cuando China amenazó con aplicar un arancel del 25% a la soja estadounidense en respuesta al proteccionismo de Donald Trump.

Después de pasar la mañana en la oficina, entre análisis del mercado y conversaciones con clientes y proveedores, los corredores van a la bolsa y suelen permanecer allí hasta las tres o tres y media de la tarde, poco antes del cierre. Padoán subraya que en las operaciones cara a cara es básica la confianza. "Un comprador ofrece y el tomador toma y dan su palabra, que es mucho más que un documento o un cheque. Obvio que si uno llega a fallar, mañana no puede vender más", asegura el presidente de la bolsa rosarina.

Cada año se comercializan alrededor de 45 millones de toneladas de granos en Rosario, en especial soja y maíz. Pero la fiesta de la subasta vino esta vez precedida de malas noticias. La cosecha 2017/18 será la peor de la década. En el campo argentino casi no ha llovido y la sequía ha arruinado más de un tercio de la producción de la oleaginosa, la principal fuente de entrada de divisas del país. De los 57 millones de toneladas de soja previstos en el momento de la siembra se cosecharán unos 37.

De los 40 millones de toneladas de maíz se pasará a 32. "Lo que pierde el productor significa que va a contratar menos fletes, menos maquinaria agrícola, menos serivicios y demás", dice la jefa de informaciones y estudios económicos de la bolsa, Emilce Terré. Según sus estimaciones, la sequía provocará unas pérdidas de 4.600 millones de dólares, el 0,7% del PIB del país.