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En la semana de su cumpleaños, el político norteamericano viajó a Washington para guiar las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos
18/05/2018 - 08:12hs

Días atrás el reconocido diplomático norteamericano, Henry Kissinger, celebró su cumpleaños número 95 en el Colony Club de Nueva York, el club femenino más prestigioso de la ciudad, donde los hombres solo pueden entrar como invitados.

Este célebre líder político fue en 1970 el hombre más poderoso de la diplomacia internacional. Recibió en 1973 el Nobel de la Paz, uno de los más controvertidos que se recuerdan, fue asesor de seguridad nacional del presidente Richard Nixon, y lideró las negociaciones de los Acuerdos de París que pusieron fin a la guerra de Vietnam.

También fue secretario de Estado de Nixon, cargo que conservó con Gerald Ford, en una época de relajación de la tensión con la Unión Soviética, la apertura de relaciones con China y en actuaciones controvertidas como su apoyo a las dictaduras militares en Chile y Argentina, según recordó ABC.

Cuarenta y cinco años después, el legendario diplomático no se quitó el traje de fajina: después del brindis por su cumpleaños tomó un avión rumbo a Washington y a la mañana siguiente se encontró con Liu He, el enviado del presidente de China, Xi Jinping, para continuar las delicadas negociaciones comerciales con la Administración de Donald Trump.

De acuerdo al portal español, aunque no ostenta ningún cargo público desde 1976, Kissinger mantiene su poder e influencia en las esferas políticas y diplomáticas, y con todos los presidentes, con independencia de su color político.

En el último año ha sido muy cercano a la Administración Trump: el día que el presidente de EE.UU. despidió al director del FBI, James Comey, y recibió al embajador y al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Kissinger estaba en la Casa Blanca.

En su cumpleaños esta semana, sin embargo, solo había familiares y amigos íntimos. Entre ellos estaba el diplomático y empresario español Juan Lladó, presidente de Técnicas Reunidas, que se sentó en la misma mesa de Kissinger. "Fue una celebración muy entrañable", le dijo luego a ABC.

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