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Ramón Muerza le peleará al histórico dirigente sindical la Secretaría General del gremio. El gobierno de Macri observa atento esas elecciones
13/06/2018 - 12:22hs

Más de 2.500 delegados mercantiles se dieron cita en el complejo KDT, con el objetivo de ratificar su respaldo a la candidatura de Ramón Muerza para los comicios que renovarán autoridades en el Sindicato de Empleados de Comercio (SEC).

La idea del encuentro era la de capacitar fiscales de mesa que cuiden los votos en las elecciones, en las que el actual secretario de Organización se verá las caras con Armando Cavalieri, quien lleva 32 años al frente del gremio.

Se trata de la disputa por la seccional más importante, la porteña, de la estructura sindical más populosa de la Argentina y una de las dos más grandes a nivel latinoamericano. Por eso se lleva todas las miradas del mundo gremial y es seguido con especial atención por el Gobierno Nacional, donde los funcionarios ya empezaron a elegir a su candidato.

"Cuando nosotros tomamos la decisión de competir, nos querían domesticar diciendo que no podíamos enfrentar el aparato", señaló Muerza y desafió: "Acá está el aparato", en referencia a los delegados congregados. "Que ellos se preocupen porque acá está el aparato".

La pelea de fondo comenzará a gestarse cuando se convoque a un Congreso que elija la Junta Electoral que controle el proceso eleccionario. Se espera que sea el próximo mes.

La idea de los de Muerza, que confían en sus posibilidades electorales porque contabilizan para sí casi el 80% de los delegados porteños, es que se pueda votar en los lugares de trabajo y eliminar todo rasgo de hermetismo que rodeó cada una de las reelecciones de Cavalieri.

El plan es que los sufragios se cuenten por decenas de miles, por eso la cantidad de fiscales y que ello se ponga en línea con la cantidad de afiliados que representa el sindicato.

A contramano del diseño opositor, Cavalieri buscará hacer valer su tradición para obturar la participación y se propondrá encerrar los comicios sólo en la sede gremial. La aspiración del gremialista, de 84 años, es evitar "sorpresas" y recortar los votantes a no más de entre 7.000 y 10.000, cifra que podría controlar con la "estructura" y los jubilados.