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La corrida cambiaria elevó los precios de los productos masivos en supermercados que se sumó al impacto del tarifazo en los bolsillos de las familias
10/07/2018 - 07:42hs

Con la crisis financiera que arrancó a fines de abril, el consumidor profundiza los cambios de hábitos de los últimos dos años, busca más alternativas, baja el ticket de compra, es crítico con la política económica y tiene una visión negativa de 2019.

Para Juan Manuel Primbas, gerente para Argentina de la consultora Kantar Worldpanel, especializada en el comercio masivo, la corrida cambiaria elevó los precios y bajó las expectativas, con lo cual el consumidor entró en modo "low cost" (bajo costo).

"Se están acentuando los cambios previos, como resignar consumo ante el aumento de las tarifas de los servicios públicos o probar alternativas más económicas", señala, según América Retail.

Según la consultora, en los primeros cinco meses del año, el consumo masivo se redujo en todos los formatos 0,5% comparado con el mismo período del año pasado, pero se espera una baja aún más profunda para el segundo semestre, de tres a 3,5% frente la segunda mitad de 2017.

Una muestra del mix de consumo de estos tiempos es que en los últimos 12 meses, las marcas que más crecieron en la elección de los compradores no son las líderes: Armonía en lácteos (72%), Manaos en gaseosas (25%) y Brahma en cervezas (22%).

Hay tendencias nuevas en duda, porque nadie sabe precisar cuán larga será esta crisis, por lo tanto, es difícil ponderar cuán profundos pueden ser estos cambios.

"Nadie va a dejar de ser lo que era. Este consumidor sigue buscando experiencias y es igual de tecnológico, pero por ahora reduce las compras en dólares, los viajes al exterior, la visita al restaurante y la adquisición de automóviles", dice el ejecutivo.

Hay que tener en cuenta que el consumidor argentino está acostumbrado a adaptarse a todo tipo de contexto. Por eso, a pesar del aumento en las tasas de interés, no está claro que vaya a dejar de utilizar la tarjeta de crédito para sus compras.

Según Tarjeta Naranja, en el primer semestre hubo una suba de 35% en términos nominales frente a la primera mitad de 2017. Si se tiene en cuenta que la canasta de supermercados de La Voz subió en junio 32,3% interanual, el consumo con "plásticos" estuvo unos puntos por encima de la inflación.

"La cartera de clientes no se modificó. La tarjeta es un instrumento muy valorado por los usuarios porque permite cuotificar sus consumos", señala Gerardo Fraire, gerente de Relaciones Institucionales de Naranja.

Las compras serán cada vez más que lugares que permitan maximizar el presupuesto.

Primbas dice que los hipermercados mayoristas no volverán a caer como en enero (9% interanual), pero tampoco crecerán como en 2017, cuando elevaron sus ventas también del 9 por ciento. "El supermercado tradicional y el híper tienen una situación preocupante, porque pase lo que pase, se acentuará la caída. Los mayoristas crecerán menos que el año pasado y los almacenes tradicionales seguirán en terreno positivo", proyecta.

La semana pasada, Fernando Aguirre, vocero de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), resaltó que en junio las ventas de las grandes cadenas bajaron 5% interanual.

Junio fue el primer mes tras la fuerte devaluación, que todavía no se trasladó por completo a precios minoristas.

Ante esto, Kantar proyecta para 2018 una baja de dos por ciento en el consumo masivo, acumulando tres años consecutivos, ya que sigue a caídas de uno por ciento en 2017 y de cuatro por ciento en 2016.

"En materia de consumo, se esperaba que 2018 fuera un poco mejor que el año pasado, pero por lo que se ha visto, va a ser más parecido a 2016, y bastante más negativo de lo que se suponía", agrega.

Descontento, crítico y desesperanzado

La crisis acentuó el deterioro de las expectativas que se registran desde el 28 de diciembre pasado, cuando el Gobierno cambió las metas inflacionarias del Banco Central.

El Índice de Confianza del Consumidor, elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), cayó en junio 0,3% mensual y 14,7% interanual. En tanto, el último Índice General de Expectativas Económicas, de Kantar TNS, mostró en mayo bajas de 2% mensual y de 7% interanual.

La retracción que reflejan ambos indicadores responde a las menores expectativas a futuro. Para el consultor Sergio Berensztein, crecen los cuestionamientos a la política económica nacional.

"Hay un consumidor preocupado por la situación económica y una mirada crítica sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)", indica.

Y agrega que "hay preocupaciones puntuales por las tarifas, por la caída del consumo y por una sensación de que la mayoría de las personas está peor".

A su vez, advierte que el consumidor entiende que no puede continuar la batería de subsidios a los servicios públicos, pero que el ajuste en las tarifas cae en un momento de baja actividad.

En el fondo, agrega, hay un ciudadano "cansado" de la grieta y que no ve una salida tanto en lo económico como en lo político.

"La mitad de la sociedad, a un año, entiende que la economía va a empeorar, la otra mitad señala que no. Algunos dicen que en 2019 se viene lo peor y otros que va a estar mejor por el campo", indica.

Un cambio en el humor depende de lo que haga el Gobierno. "El problema es que Cambiemos debe mirar al mercado y recuperar la confianza con baja del gasto; pero también mirar al ciudadano, preocupado por su microeconomía".

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