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Para el politólogo Lucas Romero, el Gobierno no presenta plan económico por falta de consenso interno

El analista de la consultora Synopsis ve una situación de debilidad del Presidente, que se ve obligado a convalidar sus decisiones por Cristina Kirchner
25/10/2020 - 07:45hs
Para el politólogo Lucas Romero, el Gobierno no presenta plan económico por falta de consenso interno

Es muy interesante escucharlo a Lucas Romero. Para quienes creen que la crisis actual se vincula con la cuestión política, el director de la consultora Synopsis tiene argumentos que convalidan esa visión. Los condicionamientos de Alberto Fernández, dentro mismo de la coalición, y las malas decisiones durante la pandemia, en el centro de la escena.

El siguiente es el resumen de su charla con iProfesional

-¿Cómo se explica desde la política esta crisis económica y financiera?

-Hay tres encuadres. El primero viene por la vía de la desconfianza. La falta de credibilidad en el liderazgo, y el hecho de que no existe un mensaje claro sobre los objetivos del Gobierno. El segundo se liga a la falta de plan; lo que mencionó Kristalina Georgieva. El tercer encuadre refiere a la falta de una estrategia fiscal consistente. Todo esto tiene una terminal política. Desde la política se puede definir que el error de la política económica puede tener dos grandes motivaciones. Una es el error en las decisiones. Algo que deben analizar los economistas. Ahora, cuando se dice que esto es político, ya tiene que ver con el proceso en la toma de decisiones.

-¿Y en esta crisis cómo cree que se da?

-Hay dos tipos de condicionamientos. Uno son los condicionamientos sociales. Cuando la pobreza supera el 40%, los márgenes para hacer política económica se achican. Después se encuentran los condicionamientos políticos: los externos, como cuando Macri tuvo que gobernar en minoría, y están los internos, cuando los planteos surgen de la propia coalición

Lucas Romero, analista político
Lucas Romero, analista de la consultora Synopsis, ve dificultades en la cohesión de la coalición goberante

-¿Usted dice que esta crisis se vincula con los ruidos internos a la coalición gobernante?

-Destaco que los condicionantes que más están operando en esta crisis son el referido a lo social -a Alberto Fernández lo votaron para que no haga un ajuste- y el otro es el interno. Acá tenemos un problema de liderazgo.

-¿Por qué?

-Este es un gobierno fuerte. Tiene mayoría en el Senado, margen de negociación en Diputados y un fuerte respaldo sindical. Pero lo que falta es una centralidad en la toma de decisiones. Es el flanco débil. Pareciera que, cada vez que debe tomar una decisión, Alberto Fernández se ve obligado a sacar un promedio que deje contentos a todos en la coalición. Está más pendiente de los equilibrios internos que de los externos. Y esto es lo que no está funcionando.

Yo creo que no vemos un plan porque, en verdad, lo que no existe es un consenso dentro de la coalición sobre el contenido del plan. Y el líder no lo está definiendo. El capitán parece más preocupado en que no se peleen los marineros -y hasta consensuar con los marineros en medio de la tempestad- antes que de llevarnos a buen puerto. Esta condicionalidad pone dudas sobre el futuro: el liderazgo débil.

-¿Eso habla de una crisis en la relación de Alberto y CFK?

-Soy enemigo de reclamarle consensos a la política argentina de hoy. Porque no se necesitan. Macri necesitaba consensos porque gobernaba en minoría. Acá la clave es ver cómo se definen las tensiones internas. La mejor metáfora que define el escenario es la del auto prestado: Alberto -da la sensación- de manejar un auto prestado, con el dueño sentado en el asiento del acompañante. Hay un problema a la vista. Lo vimos el 9 de julio, cuando el Presidente se sacó una foto con los empresarios, y la vicepresidenta le dijo que por ahí no vaya.

-¿Esa es el vínculo ya solidificado?

-Es una relación donde ella no incide en las decisiones económicas pero pone límites, que terminan achicando los márgenes de maniobra. Contribuye a que el liderazgo de Alberto sea débil, y eso es difícil de revertir. A menos que Alberto Fernández tenga en algún momento, un gesto de autoridad hacia Cristina.

-¿Cuál sería?

-Por ejemplo, que después de aquella foto del 9 de julio, Alberto generara un contrapunto público con el tuit que escribió Cristina. El problema es que el Presidente escapa a esa posibilidad porque sabe que podría generar una crisis política en la interna de la coalición. El contrapunto le podría servir para reforzar su liderazgo, en un momento de desconfianza. Ojo, yo no quiero meter a Cristina en el berenjenal de la coyuntura, pero fue la vicepresidenta la que socavó el liderazgo del Presidente. A eso súmele la ausencia de un plan claro que muestre cuáles son los objetivos económicos.

-¿Y entonces cómo se puede desatar este nudo?

-Por eso creo que el Gobierno busca la auditoría del Fondo. Que el FMI sea el que aporte la garantía de ese rumbo, y que lleve confianza a los agentes económicos. El empoderamiento de Martín Guzmán también va en esa línea de buscar confianza. Da la sensación de que el Gobierno entiende que debe haber una conducción más centralizada.

Según Romero, la influencia de Cristina pone bajo tensión la continuidad de la coalición de gobierno
Según Romero, la influencia de Cristina pone bajo tensión la posibilidad del Gobierno de presentar un plan económico

-¿O sea que usted no cree que un cambio de gabinete podría darle más oxigenación al Gobierno?

-No es un tema de nombres. El problema de fondo es otro. Es el formato de gobierno. Ese es el componente que genera desconfianza. Y que el FMI es el único salvavidas que pudiera aportar confianza en lo económico.

-Una de las preguntas que se formulan empresarios y también en el mercado financiero es cómo reaccionaría el Gobierno ante una devaluación desordenada, forzada por las circunstancias.

-Ante una situación disruptiva en el mercado cambiario, yo me inclino más por un giro pragmático, antes que ideológico. Una reconfiguración del gabinete con un sello más peronista que kirchnerista. Interpreto que incluso para Cristina, ella va a preferir autorizar cierta reconfiguración en el Gobierno antes que perder poder. Eso es si fracasa el plan "aguantar", que hoy nadie puede asegurar.

-¿El resultado de la pandemia -Argentina ya se ubica entre los de mayor cantidad de fallecidos por millón de habitantes- tiene un impacto negativo para el Gobierno?

-Creo que sí. Es lo que estamos viendo en nuestras encuestas. El Gobierno pasó del 80% de apoyo en marzo al actual 35%. La estrategia oficial, más orientada a administrar el problema en el conurbano, antes que a una más inteligente (testeo rastreo y aislamiento), tuvo un alto impacto económico. Eso contribuye a que el Gobierno no tenga un discurso para respaldar su estrategia. La cuestión sanitaria empezó como un activo y terminó como un pasivo para el Gobierno.