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Alberto se fortalece en su pelea con Cristina, en medio de una guerra de operaciones cruzadas

El Presidente obtuvo apoyos políticos del peronismo, impensables tras el desastre electoral, y ahora se considera en situación de "relanzar" la gestión
16/09/2021 - 15:44hs
Alberto se fortalece en su pelea con Cristina, en medio de una guerra de operaciones cruzadas

Al final, ¿Cristina Kirchner le terminó haciendo un favor a Alberto Fernández con la movida política de las renuncias en masa? Nunca se sabrá si fue accidental o a propósito, pero el hecho objetivo es que el Presidente salió fortalecido del incidente.

Es más, la cantidad de apoyos que ha recibido tras una derrota electoral catastrófica hubiesen sido impensables en la noche del domingo, cuando dejó una frase que ahora se resignifica en el nuevo contexto: "Tengo por delante dos años de mandato y le pido humildemente a cada argentino que me ayude".

Hasta ese momento, lo que todos interpretaron era que el Presidente hacía alusión a la necesidad de apoyo ante las dificultades de la economía y de la pandemia. Ahora, en cambio, lo que se empieza a instalar en el ámbito político es que estaba pidiendo ayuda ante un eventual intento de desestabilización desde la propia interna de la coalición.

Mientras las redes sociales hablaban de un "golpe de Estado interno" y de intentos de copar e intervenir el Gobierno, Alberto empezó un camino de fortalecimiento gracias a los apoyos explícitos de gobernadores, intendentes, sindicalistas, dirigentes piqueteros y hasta políticos de la oposición.

De pronto, la defensa de Alberto Fernández se tornó para parte del peronismo en algo así como la defensa de las instituciones republicanas. Seis gobernadores del peronismo, incluyendo a triunfadores de las PASO, como el tucumano Juan Manzur, y a derrotados como el entrerriano Gustavo Bordet salieron expresamente a dar su respaldo.

Fue algo de lo que se jactó el propio Presidente en su mensaje en Twitter, que pareció más dirigido a la propia Cristina que a la opinión pública, porque sonó a desafío para medir el respaldo político de cada uno.

"Agradezco el apoyo de gobernadores, de intendentes, de dirigentes del movimiento obrero y de la ciudadanía en estas horas", escribió, en una frase que sólo puede traducirse de una forma: no estoy solo ni soy apenas un delegado de Cristina, tengo poder político propio.

La derota del domingo desencadenó una crisis en el Gobierno

La demostración de fortaleza se completó cuando les pidió a las organizaciones sociales que habían anunciado una manifestación de apoyo al Presidente, que suspendieran el acto y reservaran las fuerzas militantes para mejorar los resultados del peronismo en las legislativas de noviembre.

Y sonó como una respuesta a Cristina cuando escribió: La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente".

Los modelos en pugna y el sugestivo audio de Vallejos

También resultó muy sugestivo que reiterara, en este contexto, el mensaje de campaña sobre "dos modelos de país en pugna". Porque hasta ahora se sobreentendía que se estaba refiriendo al del "neoliberalismo" macrista contra el campo "nacional y popular". Sin embargo, en las últimas horas se hicieron muy evidentes las diferencias en la propia interna de la coalición.

La propia reacción de los mercados deja esa situación en evidencia. Primero reaccionaron con euforia porque interpretaron que el resultado de las PASO obligaría al Gobierno a un giro moderado, con equilibrio fiscal y un acuerdo con el Fondo Monetario. Pero cuando se produjo la ofensiva kirchnerista otra vez volvió el pánico y cayeron las cotizaciones, porque se tradujo la crisis política como una posibilidad de que triunfara la facción que propone una radicalización, con mayor expansión del gasto e intervencionismo estatal.

Terminó de consolidar esa percepción el imperdible audio de la diputada Fernanda Vallejos, 11 minutos de puro pensamiento kirchnerista en los que se expresa sin filtro ni eufemismos cómo se ve a Alberto Fernández y a la plana mayor del Gobierno.

La comparación del Presidente con el atrincheramiento de Martín Redrado en el Banco Central en 2009 es fuerte, porque presupone que Alberto no debería permanecer en el poder tras el rechazo electoral y la pérdida del apoyo de Cristina.

Y, sobre el final del audio, Vallejos afirma que "este señor se tiene que allanar a lo que Cristina le diga qué tiene que hacer", porque ella es la que tiene verdaderamente los votos y el apoyo político popular.

Además, caracteriza a Guzmán como un economista neoliberal que intenta disimular su verdadera intención de hacer un ajuste fiscal. Vallejos criticó la falta de voluntad de expandir el gasto y se escandaliza por el hecho de que Guzmán haya reducido a un mínimo el desequilibrio fiscal en el primer semestre del año.

Para completar, sugiere que el principal apoyo del ministro de economía no está dentro del país sino que viene de Kristalina Georgieva, la directora del FMI.

En realidad, no es que los dichos de Vallejos hayan sorprendido por su contenido, sino por el hecho de que quien haga esas afirmaciones no sea un militante anónimo en Twitter sino una figura política del círculo íntimo de Cristina Kirchner. En otras palabras, se interpretó que lo que dijo Vallejos es lo que cree Cristina.

Y peor aun, hay una debate sobre si la filtración del audio de Vallejos fue realmente accidental o si formó parte de una estrategia política para hacerle llegar al Presidente, al peronismo y a la opinión pública un mensaje que no dejara dudas sobre cómo se está viendo la gestión gubernamental desde el kirchnerismo.

La agenda presidencial, con una pátina de ética

Más allá de las especulaciones, lo cierto es que parece difícil la reunificación de la coalición después de los hechos de estos días.

El Presidente quedó a la defensiva y se ahondó la diferencia entre los dos bandos dentro del Gobierno. Es, por otra parte, un momento de intensas "operaciones" de prensa. Como la versión de que el mandatario había aceptado la renuncia del ministro del Interior, Wado de Pedro, algo que implicaría escalar el conflicto hasta un nivel de consecuencias impredecibles.

La estrategia de Alberto Fernández, de momento, viene dando resultado. El Presidente pasó a ocupar la posición de víctima que sufre un embate de quienes quieren someterlo a decisiones de un grupo político. Pero, al mismo tiempo, hace cuestión de mostrarse activo en la gestión, como ocurrió el miércoles al anunciar el proyecto de ley de hidrocarburos y como ocurrió luego al enviar sin postergaciones el proyecto de presupuesto 2022.

En todas esas iniciativas están involucrados los funcionarios más cuestionados desde el núcleo duro del kirchnerismo: Santiago Cafiero, Martín Guzmán y Matías Kulfas.

En esa línea de acción, el anuncio de medidas para mejorar el poder adquisitivo -en realidad, el seguimiento de medidas que ya habían sido anunciadas o estaban en carpeta desde hace meses- se intensificará en los próximos días. Y lo que en otro momento no habría pasado de actos administrativos sin mayor trascendencia, como el anuncio de un ajuste en el salario mínimo o la entrega de créditos para vivienda, ahora adquirirán un tono de épica.

¿Se están peleando o reproduciendo?

¿Cómo seguirá la historia? De momento, el conflicto va empatado. Y si Alberto decide continuar como si no hubiese pasado nada, o incluso si decide aceptar las renuncias, ahora la pelota está en la cancha de Cristina.

Queda para materia de debate si la vicepresidente actuó en caliente o si todo lo que ocurrió forma parte de una estrategia premeditada. A primera vista, todo hace suponer que el resultado no fue el esperado: por lo pronto, el hecho de que los intendentes del conurbano se hayan alineado con el Presidente es un efecto boomerang. Cristina tiene en el conurbano su gran bastión electoral y ahora queda en evidencia que hay una disputa interna por el dominio de ese territorio.

En todo caso, la duda más importante de todas es si esta exacerbación de la interna gubernamental podrá mover la aguja electoral al motivar la participación de los militantes peronistas que quieran apoyar a uno de los dos bandos en pugna.

En la oposición creen que no eso no ocurrirá y que la pelea tiene poca trascendencia por fuera de las "minorías intensas" y los segmentos de la población hiper politizados, que no son precisamente los que el peronismo perdió y quiere recuperar.

De todas formas, nunca hay que subestimar la capacidad de recuperación del kirchnerismo en particular y del peronismo en general.

Es en momentos como este que conviene rememorar la célebre frase de Juan Domingo Perón: "Los peronistas somos como los gatos: cuando hacemos mucho ruido la gente cree que nos estamos peleando, pero en realidad nos estamos reproduciendo".

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