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El Gobierno quiere a una mujer para la Corte: apunta a un perfil que pase por el filtro de un Senado adverso

El debate sobre la designación del reemplazo para Highton quedará para después de las elecciones y el oficialismo necesitará de un acuerdo de JxC
06/10/2021 - 06:37hs
El Gobierno quiere a una mujer para la Corte: apunta a un perfil que pase por el filtro de un Senado adverso

La renuncia de Elena Highton a la Corte Suprema de Justicia le impone un nuevo desafío al Gobierno del presidente Alberto Fernández, que deberá proponer a un nuevo juez o jueza y lograr su aprobación en el Senado, donde necesitará de un importante consenso con Juntos por el Cambio y, para colmo, en medio de una definición electoral clave que podría debilitar al oficialismo.

Fernández fue el primero en enterarse de la renuncia de Highton. La jueza se la comunicó antes de hacérselo saber a sus pares y de darla a conocer públicamente. Desde entonces el Presidente evalúa nombres para cubrir esa vacante y, según supo iProfesional, su idea es proponer a una mujer. Todavía se mantienen bajo reserva los nombres.

Sin embargo, el verdadero desafío para el Gobierno es acertar con el perfil de la candidata, dado que para aprobar en el Senado la designación de un juez de la Corte la Constitución Nacional establece una mayoría especial de dos tercios de los presentes. Serían 48 votos si se sentaran en sus bancas los 72 senadores que integran el pleno.

El oficialismo no llega actualmente a ese número. Cuenta con 41 senadores propios, por lo que para alcanzar los dos tercios por sí solo necesitaría que parte de la oposición se ausente. Pero además, si los resultados de las primarias (PASO) del último 12 de septiembre se repiten en las legislativas del 14 de noviembre quedaría todavía más lejos de ese número, con 35 votos.

La renuncia de Elena Highton a la Corte Suprema de Justicia le impone un nuevo desafío al Gobierno

Se trata de un dato clave dado que los plazos legales para nombrar a un juez de la Corte hacen que el pliego de la reemplazante de Highton recién estará en condiciones de ser tratado por la Cámara alta después de los comicios de noviembre, es decir, con la nueva composición.

De esta manera, el Gobierno necesitará sí o sí del acompañamiento de al menos una parte de Juntos por el Cambio para designar al nuevo integrante de la Corte Suprema. Y mucho más si no logra revertir la derrota que sufrió en las PASO en seis de las ocho provincias que eligen senadores nacionales.

Ocurre que la renuncia de Highton se hará efectiva a partir del 1 de noviembre y recién entonces el Poder Ejecutivo podrá activar el procedimiento fijado por el decreto 222/2003, el cual establece una serie de plazos para que la nueva designación se trate en el Senado.

Una vez que se produzca la vacante, el 1 de noviembre, el Gobierno tendrá 30 días para "publicar en el Boletín Oficial y en por lo menos dos diarios de circulación nacional, durante tres días, el nombre y los antecedentes curriculares" de la persona en consideración para el cargo.

A ello le sigue otro plazo, de 15 días, para que ciudadanos, organizaciones no gubernamentales y asociaciones profesionales, entre otras entidades, presenten ante el Ministerio de Justicia de la Nación sus observaciones a favor o en contra del candidato o candidata.

Concluido ese período, el Gobierno tendrá otros 15 días como máximo para enviar el pliego al Senado, donde la Comisión de Acuerdos deberá poner en marcha el mismo procedimiento: publicación del nombre del candidato y sus antecedentes en la web de la Cámara alta y en diarios de circulación nacional y un plazo de 15 días para recibir observaciones.

Recién después de eso la Comisión de Acuerdos, encabezada actualmente por la mendocina del Frente de Todos Anabel Fernández Sagasti, podrá convocar a la audiencia pública a la que deberá concurrir la candidata a la Corte para defender su postulación y responder preguntas de los senadores.

Es decir que, a partir de la salida de Highton, la designación de la candidata elegida por Alberto Fernández podría demorar más de dos meses, sin dejar de lado que necesitará del visto bueno de al menos una parte de Juntos por el Cambio. Por ella razón el perfil de la persona elegida será importante.

Y es que el escenario es adverso para el oficialismo. Mientras enfrenta el riesgo de quedar debilitado en el Senado, la principal coalición opositora aparece envalentonada tras la victoria en las PASO. El último miércoles, en la Cámara de Diputados, le hizo sentir el rigor al Frente de Todos con una ausencia de legisladores que le impidió al oficialismo reunir el quórum.

Si bien en el Senado el panorama no es igual y, por el momento, hay cierta calma, podrían darse situaciones parecidas si el Frente de Todos pierde la mayoría y la designación de un nuevo integrante del máximo tribunal tendrá que atender a esa realidad.

La última vez que la Cámara alta nombró jueces de la Corte Suprema el oficialismo no tenía mayoría pero, aún así, se alcanzó el consenso necesario y el Senado designó a quienes hoy son presidente y vice del máximo tribunal: Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.

El debate sobre la designación del reemplazo para Highton quedará para después de las elecciones

Fue en 2016, bajo la presidencia de Mauricio Macri, y el nombramiento empezó mal. El entonces mandatario intentó designar a Rosatti y Rosenkrantz a través de un DNU, un procedimiento contrario a lo que dicta la Constitución que fue criticado tanto por el ambiente judicial como por el político.

El ruido fue tal que Macri se vio obligado a cumplir con el procedimiento formal y enviar los pliegos de ambos jueces al Senado. Allí Juntos por el Cambio estaba en franca minoría pero logró la aprobación de Rosatti y Rosenkrantz con el apoyo de los peronistas alineados con los gobernadores y conducidos por Miguel Pichetto. Solo el kirchnerismo rechazó los pliegos.

El escenario de cara a la nueva designación es tan complejo que esta vez ni siquiera se observa la posibilidad de plantear una posible ampliación de la Corte Suprema, un tema que vuelve a aparecer cada vez que una noticia sacude al máximo tribunal.

La posibilidad de una ampliación es compartida, por lo bajo, por dirigentes tanto del oficialismo como de la oposición, que imaginan la incorporación de figuras del peronismo, del radicalismo y del PRO a la Corte, para destrabar el avance de una iniciativa de ese tipo. Sin embargo, también advierten que en las condiciones actuales sería extremadamente difícil algo así.