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Algunas dietas recomendadas por los especialistas podrían no ser tan beneficiosas como se pensaba. Metales pesados, aditivos y colorantes en las latas
26/01/2018 - 19:53hs

Algunas dietas recomendadas por los especialistas podrían no ser tan beneficiosas como se pensaba. El consejo de aumentar el consumo de pescados ricos en ácidos grasos omega-3 por sus efectos cardioprotectores, podría quedar obsoleta.

El consumo de especies marinas es la principal vía de entrada de mercurio al organismo.

Componente peligrosoEl mercurio es un metal pesado con efectos tóxicos bien conocidos en el ser humano, en especial sobre el sistema nervioso.

La fuente principal de este metal es el pescado de nuestra dieta aunque, salvo los peces procedentes de zonas con elevadas tasas de contaminación, no todas las especies contienen la misma cantidad de mercurio.

El alcance de esta sustancia es tal que se detecta en animales lejanos a la civilización como las ballenas o focas del ártico.

En general, los peces más longevos como el tiburón, caballa, pez espada o besugo, son las que contienen cantidades más altas.

El pescado acumula mercurio absorbiéndolo del agua a través de sus escamas o su piel, o bien al alimentarse de otros organismos. Y por regla, en los peces más grandes o que viven más tiempo, se acumula más.

El mercurio es un elemento que está presente de forma natural en el aire, el agua y los suelos; y ciertas bacterias pueden transformarlo en metilmercurio, compuesto orgánico que es el que se acumula en los peces.

Según la OMS, La exposición al mercurio (incluso a pequeñas cantidades) puede causar graves problemas de salud y es peligrosa para el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de vida. Puede ser tóxico para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel y los pulmones riñones y ojos.

Por lo general, los niveles de mercurio en la mayoría de los peces no son perjudiciales para un adulto sano. Pero hay que estar atentos.

Otros peligrosAunque muchas personas eligen comer atún por su elevado contenido de proteínas, no reparan en que una sola lata de atún contiene casi 600 miligramos de sodio, pudiendo favorecer el incremento de la presión arterial alta o hipertensión.

Incluso, en personas con sensibilidad al sodio, su consumo en exceso aumenta el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular.

Asimismo, en algunos platos de sushi o sashimi, el atún puede servirse crudo o mal cocido; y comerlo de esta manera aumenta las posibilidades de padecer algunas enfermedades transmitidas por los alimentos, como Anisakiasis, que se produce cuando los pescados están parasitado por larvas.

Además, advierten que pueden contener otros contaminantes. Muchas sustancias químicas son vertidas en los océanos de forma regular, y algunas de ellas permanecen en el tiempo y se acumulan en los animales.

Por ejemplo, la dioxina y los policlorobifenilos (PCB), sustancias cancerígenas, están presentes en los tejidos adiposos de algunos tipos de peces, cuyas conservas potencian los efectos nocivos. 

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