Escapadas: cuatro lugares ideales para hacer trekking cerca de Buenos Aires
Con la primavera a la vuelta de la esquina, es momento de salir a respirar aire puro, caminar entre verdes senderos y reconectar con la naturaleza sin alejarse demasiado de la ciudad. Si estás en Buenos Aires y querés aprovechar los días soleados para hacer trekking, te recomendamos cuatro espacios que combinan fauna, flora y paisajes soñados, todos a menos de 100 kilómetros del Obelisco y perfectos para una escapada de unas horas.
1- Parque Pereyra Iraola (Berazategui, Florencio Varela, Ensenada y La Plata)
A solo 30 km del Obelisco hacia el sur, se encuentra el Parque Pereyra Iraola, un gigante verde que sorprende tanto por su extensión como por su historia. Con 10.248 hectáreas —equivalentes a poco más de la mitad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires—, el parque abarca los partidos de Berazategui, Florencio Varela, Ensenada y La Plata, y se extiende desde la Rotonda de Alpargatas hasta Villa Elisa, y desde el Río de la Plata hasta la Ruta Provincial N° 36.
Sus senderos invitan a perderse en caminatas y pedaleadas entre pastizales, bosques, arroyos y humedales, ideales para un picnic primaveral o para disfrutar del canto de las aves. Pero además de recorrer sus caminos, el parque guarda varios tesoros para descubrir. Por ejemplo, el Casco Santa Rosa, uno de los edificios históricos más emblemáticos de la zona; la Capilla Santa Elena, finalizada en 1940 y cuyo nombre recuerda a la hija mayor de Martín Pereyra Iraola, fallecida a los 15 años; y el Árbol de Cristal, un ejemplar de Agathis alba proveniente de Malasia que exuda una resina en forma de "lágrimas", que durante las noches de luna llena reflejan la luz generando la sensación de un árbol de cristal. Es el único sobreviviente de los doce que se plantaron hace 150 años por Leonardo Pereyra Iraola y fue declarado Monumento Natural por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires (Ley 11.341) en 1992.
Otro punto curioso es el Molino Holandés, donado por el gobierno de Holanda hacia fines de los años’40. Originalmente, funcionó como resguardo de una usina eléctrica y luego como oficina de información turística. Hoy depende de la Comisaría 3ra de J.M. Gutiérrez, en Berazategui, y sigue siendo un símbolo del patrimonio del parque.
El Parque Pereyra Iraola forma parte desde 2007 de la Red de Reservas de Biósfera de la Humanidad de la UNESCO, un reconocimiento que lo distingue como un modelo potencial de gestión ambiental, desarrollo sostenible, investigación y educación, donde se busca conservar la biodiversidad mientras se promueve la relación entre las personas y su entorno natural.
La entrada al parque es gratuita, y se recomienda dedicar al menos medio día para recorrerlo con calma.
2- Parque Nacional Ciervo de los Pantanos (Campana)
A solo 69 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y a 7 kilómetros del centro de Campana, este parque nacional es una invitación a descubrir la vida silvestre en estado puro. Su extensión combina los terrenos de la Reserva Natural Otamendi y la Reserva Natural Río Luján, dos áreas que resguardan un mosaico de ambientes donde conviven pastizales, bosques, humedales y barrancas.
Una de las mejores formas de explorarlo es a través de sus senderos interpretativos autoguiados, de baja dificultad, ideales para recorrer en familia. Imperdible son los miradores naturales desde donde se abre la vista a un inmenso humedal, corazón del parque y refugio de gran parte de las especies amenazadas que habitan la zona. Allí, con suerte y paciencia, se puede avistar al majestuoso ciervo de los pantanos, el mayor cérvido de Sudamérica y emblema de este espacio protegido.
Llegar es sencillo: desde Buenos Aires se toma la Ruta Nacional 9 (Panamericana) hasta la localidad de Rómulo Otamendi, entre Escobar y Campana, a la altura del kilómetro 67,5. Desde allí, un desvío de dos kilómetros por la calle principal conduce directo a la entrada.
El parque abre todos los días de 10 a 18 horas, con entrada libre y gratuita.
3- Reserva Municipal Los Robles (Moreno)
Volviendo hacia el oeste, la Reserva Municipal Los Robles, en el partido de Moreno y muy cerca de la Presa Ing. Roggero, ofrece un respiro verde para quienes buscan un trekking tranquilo y familiar. Los robles centenarios dominan el paisaje y los senderos, pensados para todo tipo de visitantes, invitan a perderse entre árboles, disfrutar de un picnic o simplemente dejarse envolver por el canto de los pájaros y el rumor del viento.
Este bosque protegido desde 1990 se extiende a lo largo de más de 270 hectáreas y logró convertirse en un verdadero pulmón verde a 45 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Sus pastizales y arboledas, donde conviven ceibos, talas, sauces, casuarinas, fresnos y por supuesto ejemplares de roble de pantano, son hogar de una rica biodiversidad que incluye aves, mamíferos, reptiles y anfibios que se pueden observar con paciencia y respeto por el entorno.
Dentro de la reserva, un sector de 35 hectáreas está destinado a actividades recreativas: trekking, cabalgatas, avistaje de flora y fauna, ciclismo, deportes al aire libre y hasta camping. Todo bajo la mirada de los guardaparques que, desde hace más de tres décadas, custodian este espacio con compromiso diario.
El acceso es de martes a viernes de 8 a 16 horas y los fines de semana o feriados de 8 a 18 horas. El ingreso tiene un valor simbólico de $3000. Los menores de 12 años, jubilados y personas con discapacidad no abonan el ingreso.
Llegar es sencillo: desde Buenos Aires son 45 kilómetros por Acceso Oeste, con desvío en la salida La Reja (km 38), para luego seguir por Rubén Darío, Av. de la Argentinidad y Benito Juárez hasta la entrada. También se puede llegar en tren, tomando el Sarmiento desde Once hasta Moreno.
Un rincón donde naturaleza, comunidad y ciencia se entrelazan para dar forma a un espacio único que late al ritmo de los bosques bonaerenses.
4 - Reserva Natural de Punta Lara (Ensenada)
Por último, al sur y a orillas del Río de la Plata, se encuentra la Reserva Natural de Punta Lara, un destino que ofrece un trekking distinto, marcado por la combinación de playas, bosques de ribera y humedales. Sus senderos invitan a caminar entre aves migratorias, detenerse en los miradores naturales para contemplar el río y dejarse envolver por la luz dorada de la tarde reflejada en el agua. Es un paseo para relajarse, sacar fotos o simplemente respirar profundo y escuchar el murmullo de la naturaleza.
Ubicada entre los partidos de Ensenada y Berazategui, esta área protegida ocupa una amplia punta de la costa del Río de la Plata y conserva la biodiversidad típica del ecosistema rioplatense. Allí conviven juncales, matorrales ribereños, bañados, albardones, pastizales y hasta una muestra de selva en galería, un ambiente único que sorprende por su exuberancia y que transporta al visitante a un paisaje más propio del litoral que del conurbano bonaerense.
La reserva abarca unas 6.000 hectáreas, lo que la convierte en un verdadero refugio de flora y fauna autóctona. Para los amantes del birdwatching, Punta Lara es directamente un paraíso: es uno de los sitios con mayor concentración de aves de toda la provincia de Buenos Aires, ideal para pasar horas observando con prismáticos y cámara en mano.
El espacio protegido cuenta con senderos señalizados de baja dificultad, áreas de picnic y varios puntos de observación desde donde disfrutar la riqueza natural del entorno. La entrada es libre y gratuita, y se recomienda dedicar entre tres y cinco horas para recorrerlo con calma, aunque quienes buscan un día completo de desconexión pueden extender la visita.
En definitiva, estos cuatro rincones verdes demuestran que no hace falta viajar demasiado lejos para vivir una experiencia distinta. Todos están a menos de 100 kilómetros del Obelisco y regalan la oportunidad de hacer trekking rodeado de paisajes únicos, donde la naturaleza se abre paso y nos invita a redescubrir el aire libre, la calma y la belleza que aún sobreviven cerca de la gran ciudad.