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Nieto Senetiner revaloriza la Bonarda con tres lanzamientos en la alta gama

La bodega acaba de presentar tres etiquetas de diferentes terruños. El enólogo Roberto González le contó los detalles a Vinos & Bodegas
13/12/2019 - 00:28hs
Nieto Senetiner revaloriza la Bonarda con tres lanzamientos en la alta gama

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La variedad Bonarda vuelve a brillar en la Argentina. Y el Bonarda, como vino, está volviendo a ocupar un lugar importante en los estantes de vinotecas y supermercados en el segmento alta gama.

Fue a comienzos de los años 2000 cuando un grupo de enólogos inquietos comenzó a pensarla, desde el viñedo, como una variedad con gran potencial para la alta gama.

Así, con un trabajo fuerte desde lo agronómico y luego en bodega, comenzaron a surgir vinos Bonarda de mayor calidad enológica.

¿El resultado? Un crecimiento de la superficie de viñedos, muchos de los cuales se emplazaron en nuevas zonas, como el Valle de Uco: en 2002 había poco más de 15.650 hectáreas y para 2006 la cifra ya había trepado por encima de las 18.000.

Pero la historia tuvo sus altibajos. En los últimos años los envíos al exterior estuvieron amesetados (como sucedió en general con el vino argentino) y esto, sumado al bajo dinamismo del mercado interno, con un consumo per cápita perforando el piso de los 20 litros anuales, determinó que por un tiempo no hubiera grandes novedades en torno a esta cepa. Incluso, desde 2014 la superficie se retrajo en casi 700 hectáreas.

Sin embargo, en 2019 la variedad definitivamente volvió a brillar, de la mano de múltiples lanzamientos en la alta gama. ¿La novedad? Los enólogos se están empezando a enfocar no ya en obtener el máximo potencial de la variedad, sino mostrar su plasticidad en función del terruño.

"Como pioneros de la Bonarda en Argentina, nos parece interesante empezar a desarrollar el concepto del terroir, las indicaciones geográficas. Comparar cómo es su evolución cualitativa por zonas, desde el viñedo", comenta el enólogo Roberto González, de Nieto Senetiner, quien agrega que esta variedad "está muy difundida en el mundo, pasando por Francia, Portugal, Austria, Italia, Estados Unidos y, desde luego, la Argentina".

El enólogo, un verdadero experto en la materia, identifica tres etapas históricas en el desarrollo de esta cepa en el país.

La primera, plantea, arranca antes de 1900 y se extiende hasta 1979, momento en que "se la confundió con la Bonarda italiana". La segunda, agrega, se inició a partir de 1979, con la profundización del manejo de la técnica de reconocimiento varietal por ampelografía, en la que pudieron separarse las variedades de índole propiamente italianas de las que no lo eran. Ahí fue cuando la uva que hoy se conoce como "Bonarda Argentina" empezó a desarrollar su propia identidad.

El experto igualmente recuerda que fue recién después del 2008 cuando se confirmó genéticamente "que lo que se denomina como Bonarda por análisis genético a través de micro satélites, no tiene parentesco alguno con la Bonarda piamontesa italiana", sino con la Corbeau Noir.

En este contexto, Nieto Senetiner es de las bodegas que más viene trabajando en investigar las cualidades organolépticas que desarrollan los vinos varietales en función del terruño.

"Es evidente que el Malbec lleva la delantera en la búsqueda de nuevas expresiones territoriales, principalmente por la difusión de su implantación en distintos países. En cambio, la Bonarda Argentina, que viene más atrás en su desarrollo, no vio necesario explorar las distintas regiones donde se cultiva, por cuestiones de competencia. Pero hoy el mundo mira la recuperación de variedades antiguas", explica, dejando en claro que se viene una gran oportunidad para esta variedad.

En ese sentido, el experto señala que en un congreso que se desarrolló en Francia a comienzos de noviembre (Rencontres des cépages modestes) "los productores pusieron mucho énfasis en la Bonarda y su recuperación en el Viejo Continente".

"Estamos en los inicios de conocer y verificar el comportamiento de la variedad en las distintas indicaciones geográficas", se entusiama. 

Roberto González, enólogo de la bodega Nieto Senetiner. 

Terruños en Mendoza

En este contexto, Nieto Senetiner acaba de dar un paso clave en seguir posicionando al vino Bonarda en la alta gama (un trabajo que continúa para toda la industria); pero, más importante aún, en empezar a orientar a los consumidores para que entiendan y palpen en la copa la diferencia en función de las regiones. La bodega ahora muestra la paleta versátil de esta cepa con una "Trilogía de Bonarda": son tres vinos 100% Bonarda provenientes de Agrelo (Luján de Cuyo), Tupungato (Valle de Uco) y Lavalle y que llegan a un precio sugerido de $700.

"Cada una de las indicaciones geográficas de esta trilogía expresan su región y se diferencia cada una por su altitud y su amplitud térmica entre el día y la noche", explica el enólogo.

¿Qué propone cada una de estas etiquetas?

Nieto Senetiner Trilogía de Bonarda Agrelo 2018

 

Vinos & Bodegas se encontró con un vino sumamente expresivo y hasta complejo, que entrega notas de frutas que recuerdan a las ciruelas y a las guindas, sobre un fondo herbáceo. En boca es jugoso, largo, con buena acidez y taninos maduros, de pulso dulzón, con una madera que habla no muy fuerte. En definitiva, un "comfort wine" para paladares universales.

Según González, en Agrelo "se muestra una nota más clásica en nariz y en boca un nervio ácido más claro". El viñedo se plantó en 1974 sobre un suelo que se caracteriza por ser profundo y uniforme, de textura franco-arcillosa y con gran capacidad de retención de humedad.

Nieto Senetiner Trilogía de Bonarda Desierto de Lavalle 2018

Aparece un mix de fruta roja, bien madura, con toques especiados. En boca es amplio y pleno, híper jugoso. Es un vino de gran nobleza, definitivamente bebible, de agradable "redondez" y con un complemento palpable de barrica.

González señala que en la zona de menor altitud, que es el desierto de Lavalle (ubicado a unos 600 metros sobre el nivel del mar), "el vino expresa en nariz notas maduras y en boca es sedoso". Con respecto al viñedo, explica que se plantó en 1994 y el suelo se caracteriza por ser profundo, arcilloso-limoso, con arena en profundidad, sin presencia de piedras o canto rodado.

Nieto Senetiner Trilogía de Bonarda Tupungato 2018

En este terroir se nota que el vino adquiere un perfil más herbal, ganando más frescura. También gana en sutileza aromática, volviéndose más elegante. Paso fluido en boca, de la mano de taninos de grano fino, acompañado por un graso delicado y una suave pero persistente acidez. Vino amable y también muy bebible, como sucede con el resto de la línea.

El enólogo plantea que el suelo del que proviene, se destaca por ser profundo y uniforme, con una textura franco-arcillosa, además de tener una gran capacidad de retención de humedad. El terroir, afirma, permite obtener un "vino más fresco en nariz, con notas ácidas y tánicas que lo hacen muy determinante".

"El consumidor quiere, cada vez más, conocer y sorprenderse. Y los enólogos estamos más entusiasmados en experimentar y mostrar los conocimientos atrapados en una botella, que no solo involucra el saber hacer, sino la tecnología a aplicar", plantea González, quien no duda en afirmar que "el futuro es prometedor para el Bonarda", en la medida en que "más enólogos de la nueva generación se comprometa en su difusión".

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