Diego Torres: "Es bueno, de vez en cuando, poner el ego a prueba de todo"
El artista -al igual que un deportista- es un ser que necesita ejercitarse para no perder entrenamiento.
La comparación tiene sentido después de entrevistar a Diego Torres (flamantes 41 años cumplidos el 9 de marzo), un artista completo que en el mejor momento de su carrera de cantante decidió hacer un impasse para volver al set de filmación, protagonizando "Extraños en la noche", la nueva película de Alejandro Montiel.
Así, Torres intenta evitar la "renguera artística" que supone haberse dedicado con exclusividad a la música durante la última década.
"Necesitaba volver al cine, pero no se trataba de volver a cualquier precio; esperé el momento indicado, con una historia que llenó mis expectativas", cuenta en un reportaje a la revista Tendencia.
Con los últimos toques técnicos del film aún en proceso y a puro corazón abierto, como ya tiene acostumbrada a Tendencia (esta es la tercera tapa en la revista), Diego habla de su carrera, su vida y sus múltiples proyectos.
TENDENCIA: -¿Cómo te sentís volviendo al cine y dejando -por un rato- de lado el micrófono?
DIEGO TORRES: -Para mí tiene mucho de compensación. Por un lado, necesitaba recuperar un espacio para la actuación. Sentía un desbalanceo, porque mi vida no pasa solamente por la música; me siento un artista integral. Quería alentar mi oficio de actor y esperé la oportunidad con muchas ganas.
-Te tomaste tu tiempo para volver a la actuación; evidentemente no fue una decisión a la ligera.
- Esperé el momento indicado porque no quería saturar a la gente. Fui muy pudoroso con el manejo del tiempo. No se trata de hacer por hacer, sino de ser coherente con la carrera que construí.
-Venías de una gira maratónica, rompiendo récords de espectadores. ¿Cómo fue que decidiste frenar todo eso para entrar en el set de filmación?
-A la par de mi crecimiento como cantante, noté que la gente quería verme nuevamente como actor. Es el famoso termómetro de la calle que me indicaba que también me querían ver actuar. Eso, para mí -que tenía hambre de volver a actuar- era un aliciente. Entonces, hubo una situación propicia y surgió el proyecto de la película en el que me fui involucrando.
Por otra parte, el cine permite poner en stand by toda la maquinaria que se pone en movimiento para una gira; son dos o tres meses los que insume una filmación, lo que permite una buena organización. Mientras continuaba con la presentación de mi disco "Distinto", fui trabajando paralelamente con Ale Montiel en la pre-producción del film.
-Desde el punto de vista actoral, ¿cómo te preparaste para encarar el rol de "Martín" (un músico académico que se encuentra en una disyuntiva vocacional)?
-Hice un trabajo de introspección buscando las claves del personaje y también acudí al consejo de amigos que tienen muchos puntos de contacto con esta historia. Me refiero a músicos de conservatorio y concertistas que me transmitieron algunas claves del "physique du role".
-¿Cuáles?
-Desde cómo cuidar mis manos, hasta la postura frente al piano y otras más relacionadas con cuestiones de personalidad. Según me dijeron, son bastantes miedosos y usé esto para mi interpretación: siempre con el lindo mar de fondo del miedo y la incertidumbre que genera el hecho de encarar un proyecto nuevo. Es un riesgo inherente a la carrera de todo artista que yo valoro mucho.
-¿En qué momento te diste cuenta de que ya no había vuelta atrás con este proyecto?
-Cuando sentí que ya era un engranaje más de toda una maquinaria que se había puesto en movimiento para llevarlo adelante. Es un momento que viene después de que todo está hablado, pensado y puesto sobre la mesa. ¡Todo lo que queda es tirarse por el acantilado! (risas)
-Es destacable el hecho de que la historia está contada en tono de comedia romántica; algo nuevo para vos.
-Sí, claro. Aunque la gente me reconoce como un tipo de buen humor, mi papeles anteriores en cine no ponían el acento en esa cualidad. Los años de escenario me enseñaron a manejar el ritmo de la comedia y uno de los grandes desafíos era repetir esa experiencia con una lógica de trabajo diferente.
-La película habla de un músico que debe tomar una decisión profesional para poder vivir de lo que ama. ¿Te encontraste alguna vez con un debate similar?
-A mí no me pasó porque parte del mensaje de la película es que para vivir de la música hay que trabajar mucho más que para cualquier otra profesión. Se trata de ocupar el propio tiempo.
En mi caso, lo invertí en viajar para dar a conocer mi música en otros países, pagando el costo que supone no estar en momentos familiares importantes. Si uno prefiere quedarse en la casa, las cosas no suceden.
Habrá gente que pensará que soy un privilegiado -y en cierta medida lo soy-, pero en un momento uno quiere estar en su lugar, con su gente y con sus cosas y tiene que estar lejos. En cierta medida, uno siempre elige.
-Si los resultados están a la altura de ese esfuerzo... haber cantado en las calles de New York para celebrar el Año
Nuevo debe haber sido como una coronación para vos...
-Fue una invitación del Time Square, que organiza el evento a través de las cadenas de TV. Surgió la invitación para un artista latino y para mí fue algo muy simbólico, porque toda la organización es gringa.
Además, es una ciudad que conozco mucho desde la adolescencia. En ella vi grandes conciertos y viví experiencias muy fuertes: trabajé de mozo, la recorrí en bicicleta... la pasé bárbaro. Volver allí con tantos kilómetros recorridos fue una culminación por lo que significa mi figura en el mercado latino.
Son esas experiencias que quedan marcadas para toda la vida. Ese día hubo una energía inolvidable.
-¿Te imaginás en Broadway en una comedia musical?
-Nunca se sabe. La comedia musical, sea donde sea, es un género que siento muy cercano. A lo mejor yo sentí primero la necesidad de volver como actor en una película para no mezclar tanto las múltiples facetas que sintetiza el teatro cantado.
Desde ya que es algo que me encanta y que concentra mi parte integral de actor, músico y cantante. Hubo una propuesta en esa dirección, pero yo estaba ya concentrado en la película.
-Hacés culto del trabajo y la dedicación. ¿Quiénes son tus principales referentes?
-El primero, Carlos Gardel. Para mí es el pionero de la música hispana que logró un desarrollo en toda la región. Viajaba en aviones que eran una chatarra en comparación con lo que son ahora, llegó a filmar películas para la Paramount, hizo giras por toda Latinoamérica... Soy muy gardeliano; me parece que es un tremendo exponente del trabajador de la canción.
Después vinieron Julio Iglesias, Gloria Stefan, Shakira, Ricky Martin y otros. Mi mamá, en España y la Unión Soviética, ha recorrido kilómetros y kilómetros en
giras de tres meses. Por eso, creo que lo mío es continuar el camino que otros ya trazaron antes con muchísimo laburo.
-¿Cuál es la clave para llevar adelante una carrera en estos términos?
-Tener un espíritu aventurero, de trotamundos y conquistador (en el buen sentido). De lo contrario, no se puede sostener una carrera como ésta.
Es un gran ejercicio para empezar de cero en otros países donde nadie me conoce. En la actualidad, hay tanto pelotudeo dando vueltas... que la noticia es que en ciertos lugares a uno no lo conocen. Quienes se fijan en eso no entienden que la cosa no pasa por ser famoso, porque la fama es una consecuencia de que este trabajo es público.
Yo no voy desesperado por el mundo para que me conozcan, sino que voy buscando espacios propicios para dar a conocer mis canciones; me siento a cantar, voy a la radio, me hacen entrevistas y de esta manera voy entrando en los oídos de la gente.
Por eso, nunca he tenido ningún problema en hacer todo lo necesario para que todo eso se dé.
-Entonces, ¿no te da miedo empezar de cero?
- Para nada. Además, está bueno poner el ego a prueba. El ego es necesario en su justa medida y te permite crecer.
-¿Tolerás el fracaso o la crítica negativa?
-Sí, uno con los años se va curtiendo y acostumbrando a los vaivenes. Es parte del asunto. Creo en la crítica bien fundamentada; no aquella que comparte todo sobre lo que uno hace, sino la que sabe de lo que habla y reconoce las buenas intenciones más allá de los resultados.
-Formás parte de una camada de actores -entre los que podría citar a Adrián Suar, Fabián Vena, Laura Novoa, Leonardo Sbaraglia y otros- que han cimentado carreras muy sólidas. ¿Qué tenés en común con ellos?
-Creo que las buenas intenciones de todos ellos y el alto compromiso con la profesión que sostuvimos desde un principio terminó haciendo eclosión y que el público lo reconoce. Todos nosotros nos dedicamos a este oficio porque amamos el arte y la profesión. Más allá de que nos salga mejor o peor, hemos crecido y siempre buscamos mejorar.
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