Glamour en Tequila: relato de la exclusiva noche esteña
"Miércoles a la noche en La Barra. A juzgar por la cantidad de gente que hay en las calles y la fluidez del tránsito, uno podría dudar de que está en la primera quincena de enero. En la puerta de Tequila tampoco hay mucha gente, pero solo hace falta entrar para comprobar que dentro de la discoteca más exclusiva de la noche puntaesteña el glamour y la opulencia siguen en su máxima expresión", de esta manera comienza el relato del medio uruguayo El Observador respecto de una de las noches más atractivas del vecino país.
El relato elocuente y por eso, para los que disfrutan de Punta del Este y de sus opciones para una salida de lujo, reproducimos a continuación el resto de la historia, contada por El Observador:
Un visitante desprevenido podría pensar que se encuentra ante la entrada de un show del Cirque du Soleil, a juzgar por la estética circense de tonos rojos con la que está decorado el exterior del boliche, reducto preferido del jet set porteño y local.
Los autos importados y descapotables funcionan como metonimia del interior de la discoteca, al igual que la forma en que tres mujeres alardean familiaridad con el guardia de seguridad, felices por ser chicas in.
Entrar a Tequila puede implicar ser rebotado, pese a estar dispuesto a pagar entre u$s50 y u$s100 la entrada (aunque las mujeres pasan gratis), de acuerdo a las consideraciones de los siempre impredecibles patovicas.
Una vez dentro del establecimiento, los custodios enfundados en trajes y con cara de pocos amigos se multiplican cual agentes Smith con sus infaltables "cucarachas".
El lugar es más chico y menos impresionante de lo que se podría fantasear como el lugar elegido por los personajes de la farándula, como Marcelo Tinelli, amigo personal del dueño, el argentino Osvaldo Brucco, quien también es propietario del Tequila de Buenos Aires.
El rojo intenso también predomina en el interior de la discoteca, que combina con sillones de terciopelo y hasta con el uniforme de los cinco barman, que no paran de servir bebidas, aunque los tragos cuesten $400 y las cervezas $300 (uruguayos).
A las tres de la mañana el boliche ya está bastante lleno y sobre las cinco, atravesar la pista para ir al baño es casi como tratar de bajar de un subte en Buenos Aires en hora pico. Pese al refinamiento, las damas no dudan en propinar codazos.
Al entrar la noche el entusiasmo se expande, el alcohol no deja de correr, y hombres y mujeres despliegan su desinhibido encanto en la gran vidriera de la noche puntaesteña.
Gente VIP
A uno de los costados de la pista están las mesas, donde se empiezan a ver algunas caras conocidas. Como si Tequila fuera un reflejo de estereotipos, allí está el ex manager de Diego Maradona, Guillermo Coppola, bailando al son de la música electrónica.
Los hombres rodean al exdirector técnico argentino, Coco Basile, quien posa para las fotos, y al otro lado, en el VIP, Pancho Dotto despliega pasos de baile junto a alguna cara bonita. Mientras, dos chicas enfundadas en ceñidísimos catsuits bailan para la Very Important People.
"Esto es un circo", comenta Maximiliano, un ingeniero mendocino que se aloja en un hostel de La Barra, lo que confirma que no todos los visitantes son argentinos acaudalados. "Esa chica es paga, para que baile con los viejos. Dejó el bolso y el abrigo detrás de la barra y la vi en el Conrad", agrega.
A pesar del costo de las bebidas, muchos hombres se disponen a ser generosos. Es el caso de Federico, un empresario argentino que está festejando con otros colegas extranjeros. Paga u$s2.000 por una barra de bebidas y ofrece una bebida a la periodista de incógnito sin ningún reparo.
Aunque parezca contradictorio, dice que no le gusta Punta del Este por "los nenes de papá en sus autos descapotables".
Tomás, otro porteño, también critica el ambiente superficial del boliche. Las críticas son curiosas, y quizá apelen a un falso sentimiento de culpa, ya que se los ve a sus anchas disfrutando de la noche.
La ostentación parece ser sinónimo de levante. Sergio, un brasileño que está en el grupo de Federico, habla de su departamento en Punta del Este. Tomás no tarda en comentar que le ofrecieron 30 mil pesos argentinos por mes en un trabajo agropecuario en Young, algo que podría llegar a aceptar, porque no soporta a Cristina Fernández de Kirchner.
El que tampoco parece tener problemas en exhibirse es Sebastián, un manager de modelos que asegura ser el "nuevo Pancho Dotto" y que le hace decir a la relacionista pública española junto con la que se encuentra lo importante que él es. Habla de la mansión que tiene, de los famosos que maneja, de la reunión que va a tener con el dueño de Custo Barcelona y pregunta con incredulidad: "¿En serio no me conocés?". Su actitud es tan estereotípica que roza el ridículo y, por momentos, es difícil distinguir si es una persona de carne y hueso o solo un personaje más de Diego Capussotto.
A las seis de la mañana las luces del día se asoman en la playa de Montoya, pero dentro de Tequila, a la noche le queda glamour para rato, concluye el relato de El Observador.
Más notas:
* Ecoturismo: los mejores hoteles para disfrutar de un viaje ecológico por Europa y Marruecos
* The Art of Hosting: la exclusiva propuesta de Chivas en Punta del Este
* Las Garzas: el millonario proyecto de lujo de Costantini toma forma en la costa de Rocha