El padre Grassi quedó preso en una cárcel común por abuso sexual y corrupción de menores
El sacerdote Julio César Grassi quedó detenido este lunes por orden del Tribunal Oral Criminal N° 1 de Morón, luego de que en 2009 fuese condenado por abuso sexual de menores y tras considerar que esa pena ya fue confirmada en dos instancias judiciales.
Por unanimidad, los jueces decidieron la detención de Grassi, quien estuvo presente en la audiencia y fue retirado por efectivos de la Policía Bonaerense para comenzar a cumplir la detención en la Unidad 39 de Ituzaingó.
Los jueces Mariana Maldonado, Claudio Chaminade, y Pablo Lucero decidieron revocar el régimen de libertad vigilada del que gozaba Grassi tras ser condenado a mediados de 2009, y luego de que el fiscal Alejandro Varela y dos de las tres querellas pidiesen su detención por considerar que existía peligro de fuga.
Grassi concurrió a una primera audiencia a las 9 de la mañana en donde fue notificado de un fallo de la Sala VI de la Cámara de Casación Bonaerense la cual el pasado jueves confirmó una orden de detención del sacerdote, porque en 2012 habló de las víctimas del abuso ante los medios de comunicación, lo que tenía prohibido como parte del régimen de libertad vigilada.
Ese fallo se sumó a otro del día anterior, en el cual la Suprema Corte Bonaerense ratificó -tal cual lo había hecho antes la Casación- la condena de 15 años de prisión por "abuso sexual agravado por resultar sacerdote, encargado de la educación y de la guarda del menor víctima, reiterado, dos hechos, en concurso real entre sí, que a su vez concurren formalmente con corrupción de menores agravada".
A la par que Grassi asistió a tribunales recusó a todo el tribunal y al fiscal Varela por considerar que habían perdido la imparcialidad y a éste último por "enemistad manifiesta", al entender que había un accionar mediático de los mismos.
Pero también pidió la nulidad de la realización de una segunda audiencia convocada en principio para el mediodía, luego comenzó pasadas las 14 horas, porque sostuvo que la misma era innecesaria para evaluar los pedidos de detención porque aún quedan apelaciones pendientes.
Pero la audiencia se realizó ya que el Tribunal rechazó ambos planteos, y las querellas y el fiscal Varela pidieron la "inmediata detención" por considerar que había peligro de fuga, según informó NA.
"Dejar a Grassi en libertad es casi colaborar con el delito. Siento vergüenza ante la sociedad que continúe libre", sostuvo Varela, quien además recalcó que el religioso se fugó en dos oportunidades a lo largo de este proceso.
Por su parte Grassi pidió seguir bajo libertad vigilada hasta que el fallo no esté firme y negó que haya amenazado a los testigos, al tiempo que acusó al fiscal Varela y las querellas de mentirosos y dijo que existió una "campaña mediática" en su contra.
En su defensa, Grassi dijo fue víctima de "una causa armada como la de Candela".
Luego de un receso, y cerca de las 20, el Tribunal 1 ordenó la "inmediata detención" del cura tras evaluar que "pesan sobre la cabeza del acusado tres fallos dictados por órganos judiciales y confirmando la culpabilidad del encartado".
"Tenemos la obligación legal que aseguremos los fines de este proceso", dijo el Tribunal que optó por disponer la "efectivización de la detención".
Así, por primera vez luego de la condena, Grassi fue encarcelado en cumplimiento de la pena dictada en 2009, luego de que la misma fuese confirmada en dos instancias, y al violar las condiciones de libertad vigilada que denunció la fiscalía en 2012.
Grassi está acusado está acusado por abuso en perjuicio del joven "Gabriel", quien habría sido abusado en la Fundación Felices los Niños, "en la mañana de un día sábado o domingo de la última quincena del mes de noviembre de 1996" y otra el "7 de diciembre" de ese mismo año.
Para el Tribunal, Grassi fue responsable del abuso de "Gabriel", hechos que habrían tenido lugar en la "Casa San Juan Bosco" de la Fundación, en Hurlingham, y los mismos promovieron una "desviación en la sexualidad aún en formación del menor".
Las últimas palabras
Antes de conocer su suerte, el cura Julio César Grassi insistió este lunes en clamar su inocencia, denunció una "campaña mediática" para meterlo preso y le dijo al tribunal que, aún considerándolo culpable, lo dejara ser "útil" a la sociedad trabajando desde la Fundación Felices Los Niños.
"No hay ningún riesgo. Lo único que hago es trabajar -dijo-. ¿Qué quieren de un imputado o un penado con sentencia firme? ¿Qué piden los pactos internacionales? Que la persona pueda ser útil a la sociedad. Si alguien considera que soy culpable, ¿por qué no me dejan trabajar por el bien de la sociedad? ¿Qué quieren? ¿Que vaya a picar piedras?", se preguntó.
Aunque su condena no era lo que estaba en discusión, Grassi recomendó tener cuidado cuando viajen al barrio de Almagro ya que -según la causa- el abuso sexual contra -Gabriel- se habría producido "en 45 minutos que llevó el viaje" entre el colegio María Auxiliadora y la ciudad de Hurlingham.
"Esa es la sentencia, que no pude dar vuelta en tres instancias; esa es la vergüenza que inventaron, esa es la cruz que tengo que llevar", afirmó en declaraciones reproducidas por DyN.
Grassi tuvo la oportunidad de hablar ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón, luego de una seguidilla de argumentos vertidos por el fiscal Alejandro Varela y los abogados querellantes reclamando que el cura fuera preso.
La posición de la defensa frente a esos planteos fue fijada por el defensor Juan Carlos Malvicini, pero la jueza a cargo del tribunal tomó el micrófono y le dio la oportunidad a Grassi de decir lo que quisiera ante el tribunal durante 15 minutos, el mismo tiempo que se le había dado a cada una de las partes.
El sacerdote se quejó por el poco tiempo, pero ante la falta de un plazo más prolongado se enardeció con el fiscal Alejandro Varela por las "mentiras" que había dicho, y también criticó al abogado Sergio Piris -representante del denunciante -Gabriel-- y a su colega Juan Pablo Gallego, querellante para proteger los derechos de los niños.
"Voy a ejercer mi derecho de decir estas últimas palabras que, duras y tristes, me hacen pensar que la mentira todavía tiene un sillón en la acusación. Este sillón lo ocupa el fiscal Varela, que miente delante de la gente y teniendo en cuenta que hay medios", dijo.
Tras sostener que "le quieren hacer creer a la gente que yo amenazo gente", el cura se preguntó qué había detrás de la fiscalía de Morón y recordó las irregularidades ocurridas en la causa por el crimen de Candela Rodríguez, la niña de 11 años que fue secuestrada en 2011 y apareció asesinada.
"A la causa Candela la quieren esconder con todo este circo ¿Quien mató a Candela, nadie? Con testigos falsos, y de identidad reservada, armaron una causa, como me la armaron a mí. Jamás en mi vida amenacé a nadie. Lo único que hice fue ayudar que en la sociedad no hubiera chicos" abandonados, aseguró.
Además se enojó al recordar que lo habían tildado de "pedófilo", tras señalar que "todo este cúmulo de mentiras lo van introduciendo a la sociedad como si fuera verdad de fe".
Tras sostener que intentó revertir el fallo, añadió: "Dicen que hay peligro de fuga y estoy aquí. A disposición de la Justicia. En las buenas y en las malas".
"¿Cuál es el daño que hice en este tiempo? ¿Me defendí con vehemencia?, ¿qué hay de malo en eso? ¿El hecho de que me haya defendido es un pecado?", enumeraba indignado.
Desmintió haber violado las reglas impuestas por la justicia para mantener su libertad vigilada y afirmó que siguió trabajando desde su casa para la Fundación Felices los Niños ("viví para la Fundación, no le hice ningún daño, trabajé colectando fondos y no alimentando una vida de placer", recalcó).
Y tras insistir en que hubo una "campaña mediática" a través de la cual se había "inventado" la denuncia en su contra, el cura insistió en que tienen en la mira su detención cuando, a su criterio, "no hay ninguna razón fáctica o concreta para que puedan" quitarle "los beneficios" actuales.
En ese sentido, Grassi insistió en que apelará la sentencia en su contra y que, a la espera de la decisión final, le permitan seguir con sus tareas "como una persona que no perdió el estado de inocencia y que está trabajando por los que más necesitan".