Volvió Cristina Kirchner, y lo hizo exactamente a las 19 hs. No importa que desde varias horas antes hubiese reasumido oficialmente al reunirse con sus principales colaboradores, o que desde hace varios días ya estuviera al tanto de los temas de gestión.

Todos los argentinos entendían que la Presidenta recién iba a regresar del todo cuando hablara delante de una cámara.

http://www.youtube.com/watch?v=X6176iSszGM&feature=youtu.be

Es que tratándose de una mandataria que ha elevado la función de comunicar a una importancia superlativa -tanto que gobernar y "relatar" se han convertido para ella en una misma cosa-, no podía esperarse algo distinto.

Puede no asistir a la Casa Rosada, puede no viajar a las provincias, pero no resulta concebible que no hable.

En torno a su reaparición pública se había formado una gran expectativa, ya que cada pequeño detalle sobre su aspecto, su voz, su tono, su actitud, su postura, su capacidad para hilvanar un discurso iban a responder a la gran pregunta que en los últimos días se ha hecho el ambiente político: ¿qué Cristina volverá?

{noticias-relacionadas}La especulación de los días previos había sido alta. Desde versiones en el sentido de que la Presidenta tenía problemas físicos mayores a los informados oficialmente -y que limitarían su capacidad de trabajo- hasta afirmaciones sobre que estaba sumida en una depresión por los reveses políticos de su gobierno.

De manera que la forma de su regreso iba a ser tan importante como las medidas económicas que se suponía iban a llegar.

En este sentido, la cuidada puesta en escena de su mensaje grabado para la televisión -y dirigido por su hija Florencia- no fue un detalle menor.

Todo lo que estaba allí, desde el lugar elegido, su iluminación y decoración, así como la propia postura corporal de Cristina y su atuendo de luto aliviado fueron en una misma dirección.

Lo que buscó transmitirse en el mensaje fue tranquilidad, calidez, buen aspecto.

No hubo gestos crispados, tono de voz elevado, nada que pudiera interpretarse como un ánimo confrontativo.

Los primeros análisis tomaron nota de esta actitud. El politólogo Nicolás Tereschuk hizo referencia a una frase hecha célebre por Mirta Legrand: "Como te ven te tratan y si te ven mal te maltratan. ¿O no, CFK?".

También el analista Jorge Asís, uno de los que había difundido la tesis de que Cristina podría estar deprimida por la derrota electoral del kirchnerismo, reconoció el buen semblante de la Presidenta: "Se la notó bien a La Doctora. Reposada, melancólica, entera. Mejor -diría- que antes. La convalecencia la favoreció", escribió en su cuenta de twitter. ¿Una Cristina conciliadora?

Lo cierto es que en la alocución de Cristina no puede reconocerse nada que remita al eslogan "en la vida hay que elegir".

Más bien al contrario, las mínimas alusiones políticas que hizo la Presidenta tendieron a transmitir tolerancia y reconciliación. Como lo hizo al destacar cómo la había conmovido la carta de un militante del PRO a quien había conocido personalmente hace algunos meses por haber sido víctima de un acto de discriminación.

No hubo menciones a la reciente elección legislativa, y hasta se diría que Cristina pareció querer despegarse de cualquier idea de lucha partidaria.

"Lo que hizo con este video es un mensaje político encubierto en otro formato. Con lo que hace, está apelando directamente a los ciudadanos, sin intermediaciones. Se está poniendo por encima de todos los sectores y va directamente al pueblo. Es una comunicación bastante frontal", observa Julio Burdman, director de la consultora Analytica.

Para este politólogo, el mensaje de su regreso puede implicar el inicio de un nuevo estilo de comunicación: "Cuando hizo menciones de otros políticos, lo hizo en un tono muy relajado y poniéndose muy por encima de las peleas. Eso no es casual".

"La modalidad de la confrontación tiene menos sentido hoy que antes, ella va a elegir ponerse por encima del debate político", agrega Burdman.

Las estadísticas parecen darle la razón: desde que se supo que sería operada su imagen pública comenzó a recuperarse en las encuestas, lo cual no fue obstáculo para que en las legislativas el kirchnerismo perdiera por amplio margen en los principales distritos electorales.

La sensación de estas horas es que Cristina interpretó que puede generar una empatía con la población que va más allá de la suerte electoral de los candidatos oficialistas, y que podrá constituir su capital político para su etapa post-presidencial.

En las entrelíneas de este pequeño video doméstico (muy alejada de mostrar una imagen solemne, con un discurso presidencial preparado y leído detrás de un escritorio) la Presidenta envió los mensajes que quería asegurarse que le llegaran al público:

1.Que se encuentra bien físicamente, de aspecto y de ánimo.

2.Que no tiene motivos políticos para estar deprimida.

3.Que sigue al mando, y con las mismas ganas de ejercer el poder.

4.Que lo que viene es gestión política con ella al frente, pero sin dar señales de que haya preocupación por "incendios" urgentes que apagar.

La Presidenta se mostró distendida y se ocupó de agradecerle a su hija Florencia.

El video fue editado con la utilización de distintos planos, más cercanos y otros más alejados. Se pudieron ver las flores que le regaló Hebe de Bonafini y un muñeco de un pingüino que le obsequió un militante durante su recuperación.

"La verdad que sé que alguno estaría esperando una cadena nacional, un mensaje especial. Pero la verdad que me pareció bueno esto y, nada, gracias Florencia, por hacerlo, para mi cineasta", subrayó la mandataria.

Al finalizar, cuando despidió a Simón, su nueva mascota obsequiada por el hermano de Hugo Chávez, dijo que el perrito volvería a dormir. Y ella, a trabajar.

Dos horas después, demostró el tono de su regreso, con las noticias sobre el cambio de gabinete.