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La vida de Inés Lafuente, una mujer tras las sombras de Amalita Fortabat

Falleció a los 71 años y dejó una fortuna de u$s1.200 millones. Su madre la dejó afuera de los negocios y le hizo ocupar un rol social en su fundación
12/09/2015 - 13:59hs
La vida de Inés Lafuente, una mujer tras las sombras de Amalita Fortabat

Inés Lafuente, la única hija de Amalia Fortabat falleció hoy a los 71 años. Siempre estuvo relegada a cumplir un rol social y alejada de la mesa chica de los negocios.

“El trabajo más grande que tuvo, que le asignó la madre, fue liderar la Fundación Fortabat que hacía beneficencia. Le cambió la vida a mucha gente”, explicó la periodista Marina Abiuso, co-autora junto a Soledad Vallejos de Amalita, la biografía de Amalia Fortabat.

Inés no era hija biológica de Alfredo Fortabat, pero para el influyente hombre de negocios eso no significaba nada. “Él hablaba de ella con orgullo, como si fuera su hija de sangre, ella lo reconocía a él como un padre, aunque tenía relación con el suyo”, contó Abiuso al diario Perfil.

 “Hay una frase interesante que le dijo Amalita a su hija: ‘Nunca te voy a perdonar que Alejandro sea hijo tuyo y no mío’. Es una muestra de que Amalita fue una abuela presente, preparó a sus nietos para los negocios, como no lo hizo con su única hija”, siguió, en referencia al recientemente fallecido Alejandro Bengolea.

Inés tuvo un rol en la familia muy social vinculado al protocolo y a las presencias en eventos importantes. Siempre se la podía ver con una copa de vino y un cigarrillo que, pese a su enfermedad, nunca pudo dejar. “Ella tenía una suerte de obsesión con su peso, vivía a dieta, su madre le llamaba la atención”, explicó Abiuso.

La tarea más importante que Amalia Fortabat delegó fue la de cumplir una importante labor solidaria. “Estaba en su esencia, por ejemplo, cuando fue a Catamarca a inaugurar una fábrica se ocupó de que abran un jardín de infantes; siempre leía las cartas con pedidos que llegaban a la fundación y se ocupaba de dar respuestas”, siguió la periodista.

Inés murió a los 71 años después de años de luchar contra el cáncer. Dejó la fortuna más importante del país, valuada en 1.200 millones de dólares, a manos de sus dos hijos, Bárbara Bengolea (fruto de su primer matrimonio con Julián Bengolea Madero) y Amalia Amodeo, hija del exsenador Julio Amoedo.