La esposa de Michael Schumacher, agobiada por los gastos médicos
Michael Schumacher, el mayor campeón de Fórmula 1 de la historia, continúa "ingresado" en su mansión suiza y su en estado vegetativo a raíz de un grave accidente de esquí en los Alpes franceses que sufrió hace dos años. Su salud es un secreto celosamente guardado por su familia que, sin perder la esperanza, da pelea a diario junto a una quincena de médicos y enfermeros para sacarlo de esta situación.
El 29 de diciembre de 2013, el ex piloto alemán se hirió gravemente en donde golpeó su cabeza contra una roca mientras esquiaba fuera de pista en la conocida estación de esquí de Meribel, en los Alpes franceses. El casco que llevaba no lo salvó de las graves secuelas que sufre actualmente y de las que no se sabe si podrá recuperarse, según informó el portal español, ABC.
Hasta el día de hoy, se sabe muy poco sobre su estado de salud. Sin embargo, su mujer, Corinna, no se dió por vencida y consiguió desde el pasado mes de junio, el ex piloto fuera trasladado desde el hospital universitario de Lausana hasta su mansión de 700 metros cuadrados en Gland, al borde del lago Lemán.
Lo cierto es que Corinna transformó su casa en un auténtico hospital privado para que la recuperación del antiguo campeón se lleve a cabo bajo las mejores condiciones posibles. En el interior de la casona, de estilo Selva Negra, se turnan día y noche un batallón de personal médico para atender al ex piloto.
A raíz de los cuidados intensos del deportista, su mujer no dudó en dedicar unos 140.000 euros semanales a gastos médicos para intentar que Schumacher salga del precario estado de salud en el que se encuentra y, para tener más liquidez, no vaciló y vendió algunas propiedas familiares.
Una fortuna en juego
A pesar de que el patrimonio de su marido está valuado en unos 700 millones de euros, ya son varios quienes afirman que a su esposa Corina no le es fácil afrontar los gastos que implica el complejo cuidado que necesita su marido. Es por esto que, para hacerle frente a los gastos vendió recientemente el avión privado de la pareja, en 35 millones de euros, y una casa de vacaciones en Noruega, valuada en 2,9 millones.
Si bien la información que se conoce alrededor de su estado de salud se destilan a cuenta gotas, se sabe que está en un estado vegetativo inconsciente sin reconocer a ninguna persona de su entorno y muy debilitado ya que pesa sólo unos 45 kilos, frente a 75 en el momento del accidente, y que además no puede caminar. Esta semana la revista alemana Bunte aseguró que el piloto había vuelto a andar con la ayuda de sus terapeutas. Ante los rumores, su agente, Sabine Kehm, desmintió la información. "La afirmación de que puede andar no se corresponde con los hechos", afirmó, tachando de "irresponsables" esas "especulaciones".
Kehm, junto a Corinna, son las dos grandes mujeres detrás de la recuperación del ex piloto alemán. Otro de sus apoyos es Ross Brown, que fue durante mucho tiempo el manager de su equipo en la escudería Ferrari. El representante continúa los viajes a Suiza y se matiene en contacto con Corinna.
A pesar de los responsables cuidados, todavía la lucha por la recuperación está lejos de ser ganada y algunos especialistas en neurocirugía opinan que cada día que pasa disminuye las posibilidades de éxito de los tratamientos.
Los auspiciantes, de baja
Si bien el apoyo de los seres queridos continúa, quienes decidieron soltarle la mano fueron los patrocinadores. Algunos ya tomaron la decisión de dejar de financiar a un embajador que consideran invisible. Las firmas de moda Jet Set y Navyboot, propiedad del suizo Philippe Gaidoul, decidieron desvincularse. Quienes continúan leales a Schumacher son las relojeras Audemars Piguet y Hublot.
El patrón de esta última, Jean-Claude Biver, comentaba hace unos días que en este tipo de contratos existen cláusulas que prevén la indisponibilidad, como la que le ha ocurrido a Schumacher, y que en este caso los acuerdos económicos no se cancelan pero sí se revisan a la baja.