Obama dejó el mensaje que Macri quería escuchar: elogio a su política económica y la promesa de liderazgo regional
"Somos un equipo", le ofrendó Barack Obama a Mauricio Macri al evaluar la nueva etapa en las relaciones bilaterales que abrió su visita a la Argentina. Lejos de los grandes anuncios de inversiones o de los acuerdos con los que se especulaba en la previa, Obama dejó en Buenos Aires un álbum de gestos y guiños para la nueva gestión.
Tras el encuentro protocolar que mantuvieron Obama y Macri en la Casa Rosada, definieron, durante una conferencia de prensa conjunta, los trazos principales de lo que esperan para los próximos años.
Dejaron en claro de manera que se trata de una "nueva era" de la que ambos esperan sacar rédito. Por un lado, ante el escenario de inestabilidad política y recesión económica de Brasil, los Estados Unidos necesitan un aliado en la región que cumpla con los estándares de confiabilidad. El gobierno argentino, por su parte, busca el respaldo norteamericano para sortear un escenario económico complejo y para consolidar los primeros meses de la gestión.
Este esquema de mutua necesidad, lejos de ser solapado o de camuflarse en las entrelíneas, fue explícito. "Los Estados Unidos estamos listos para trabajar con la Argentina en su transición histórica", le dijo Obama a su par argentino, luego de elogiarlo, evaluar la reunión como "excelente" y considerar que el líder de Cambiemos "se movió rápidamente con las reformas que se había comprometido para crear un crecimiento económico sostenible".
La palabra "transición" que uso Obama tampoco parece casual. El ensayo argentino de cambiar un gobierno alineado con el populismo latinoamericano por una gestión más pro-mercado que no oculta su voluntad de vincularse con las grandes potencias deberá ser exitoso si la Casa Blanca aspira a que se multiplique en el continente.
"La Argentina está retomando su papel protagónico en la región", insistió minutos después para que no haya dudas sobre el mensaje.
"Estamos impresionados por el trabajo que hizo Macri en sus primeros 100 días", afirmó Obama, sin medias tintas, al evaluar las casi dos horas de reunión.
Consideró que los primeros días de gestión son "un ejemplo" para otros países de la región y se mostró entusiasta sobre el escenario internacional: "Su compromiso y deseo de tener conversaciones y relaciones francas y abiertas promete aumentar la influencia de Argentina en el escenario mundial como en el G-20".
Macri recogió el guante. Consciente de que necesita generar un clima favorable pero sin las encerronas de las "relaciones carnales" de los '90, agradeció la visita como "un gesto de afecto en un momento en el que Argentina emprende un nuevo camino". Y ofreció la primera definición sobre sus expectativas sobre la nueva etapa: "Queremos relaciones maduras, inteligentes y constructivas".
También se mostró cómodo con compartir "valores" y enumeró la lista de los requerimientos que los Estados Unidos advierte como "deseable" para la política interna de un país: "creemos en el respeto por los derechos humanos, las libertades individuales, la democracia, la justicia y la paz".
El encuentro de los mandatarios también puso sobre la mesa asuntos que, bajo la gestión anterior, eran tabú. Por primera vez en muchos años, un funcionario argentino se mostró a favor de transitar el camino hacia el Tratado de Libre Comercio.
En principio, el esquema podría traer sustanciosos beneficios para el campo, pero sigue siendo objeto de controversia para la industria nacional, que teme una desprotección. En 2015, el rojo del comercio bilateral superó los U$S3.900 millones y la cifra podría trepar con un esquema de importaciones libres.
Hace pocos días la canciller Susana Malcorra aceptó que se estaba "conversando" para que el Mercosur adopte un Tratando de Libre Comercio con Estados Unidos y Macri, consultado por el tema durante la conferencia de prensa, aceptó que ya se están dando los primeros pasos en esa dirección.
Con las preguntas de los periodistas como puntapié, los mandatarios delinearon los temas principales de esa "nueva etapa" durante la conferencia de prensa en el salón Blanco de la Casa Rosada.
Condena al terrorismo desde Buenos Aires
Los atentados en Bruselas tiñeron la visita de Obama. En lo escénico, el esquema de Seguridad fue reforzado. Varios funcionarios del gobierno nacional se quejaron por lo bajo de lo minuciosas, reiteradas y casi obsesivas indicaciones para que recibió el ministerio de Seguridad para acompañar el accionar del Servicio Secreto en Buenos Aires.
Pero los ataques suicidas de Bruselas también se colaron en la agenda del encuentro: fue el tema con el que los mandatarios decidieron abrir la declaración conjunta e instaló a la lucha contra el terrorismo internacional en un lugar relevante de la agenda bilateral, una definición que los Estados Unidos suele esperar de sus socios.
Macri sostuvo que "los fanatismos traen intolerancia, agresión y violencia que no llevan a ningún lugar". Después se sumó Obama: "El pueblo argentino y de Estados Unidos son solidarios con el pueblo belga. Sentimos un gran pesar por la muertes porque nuestros países conocieron el flagelo del terrorismo, de esta violencia insensata y viciosa".
Los periodistas acreditados en la Casa Blanca que acompañaron al mandatario norteamericano no se sintieron conformes con esa definición en clave protocolar. Sin vueltas, dejaron de lado la agenda del viaje a la Argentina y le preguntaron a Obama dos veces por temas vinculados a la política interna americana, el rol de ISIS y la forma de encarar la lucha contra el terrorismo. Incluso, le recordaron a Obama que "en casa" era muy criticado por estar de viaje en Buenos Aires.
La inestabilidad política de Brasil en agenda
Si bien en un momento se mostraron reacios a referirse al tema, ante una pregunta reiterada Macri y Obama aceptaron ante los periodistas que dialogaron sobre la crisis política de Brasil, desatada por la posibilidad de un juicio político contra Dilma Rousseff y por la investigación judicial que involucra a Luis Lula Da Silva en la causa Petrobras.
"Necesitamos un Brasil fuerte y eficaz para nuestras propias economías y para la paz mundial", subrayó Obama. "Esperamos que resuelva su crisis política de una manera eficaz que le permita ser el significativo líder mundial que es", afirmó después. Los presentes en el Salón Blanco leyeron la preocupación por el tema en el marco del renovado interés de los Estados Unidos por apuntalar el rol de la Argentina en la región.
El jefe de la Casa Blanca también resaltó que Brasil "es un gran país, amigo de ambos países", y se mostró optimista respecto a la posibilidad de que la crisis se pueda resolver en el marco institucional: "Su democracia está suficientemente madura y su sistema legal y sus estructuras son lo suficientemente fuertes" para afrontar la situación.
Macri, más pragmático, evaluó la crisis brasilera en términos de la repercusión comercial que puede tener para la Argentina: "Lo que pasa en Brasil también tiene impacto en lo que pasa en nuestro aquí porque se trata de un aliado estratégico".
Espaldarazo para el acuerdo con los holdouts
Uno de los focos de roce con Estados Unidos gira en torno al conflicto entre el país y los fondos buitre. La Casa Blanca ya había adelantado su visto bueno a la propuesta del Gobierno, pero ayer Obama se refirió al tema de manera explícita.
Ante la consulta sobre cómo evalúa el rumbo de la disputa Argentina con los holdouts, Obama sostuvo primero ensayó una elipsis argumentativa y advirtió que por la naturaleza del sistema legal de los Estados Unidos no podía "hablar públicamente" del tema.
Hábil y consciente de que el tema excede lo judicial, ponderó el "planteamiento constructivo que ha tomado el presidente Macri" y auguró "la posibilidad de que haya una solución para estabilizar la situación financiera que permitirá acelerar los temas comerciales y las inversiones".
A 40 años del Golpe Militar
Luego de que el jefe de la Casa Blanca decidiera estar en el país para el aniversario 40º del Golpe militar de 1976, crecieron las especulaciones sobre si se manifestaría sobre el rol de Estados Unidos en las dictaduras de Latinoamérica en los 70. Obama expresó su esperanza de "reconstruir la confianza y la fe entre" entre los dos países y reiteró su voluntad de acelerar la apertura de los archivos militares y de inteligencia sobre la última dictadura militar que tiene Estados Unidos.
Ante la pregunta de una periodista argentina, ensayó un comentario que puede leerse como una autocrítica aunque lo hizo a título personal y en función de su conocimiento sobre la política exterior de su país, de la que se confesó ser un devoto estudioso.
Destacó que su país ha emprendido "mucha autocrítica" sobre el rol que tuvo durante las dictaduras militares, como la que hubo en la Argentina en la década del '70. "No hay escasez alguna autocrítica en los Estados Unidos, se ha cambiado con el tiempo de una manera positiva", aseveró Obama.
En la antesala de la marcha que conmemorará el aniversario en las calles de Buenos Aires, reiteró su voluntad de homenajear a las víctimas en el Parque de la Memoria. Se refirió a la década del setenta como "momentos no productivos" y "contrarios a lo que debe representar a América" de la política exterior de su país, en un gesto político que fue interpretado como otro intento de fundar -al menos en lo discursivo- "una nueva etapa".