Cómo funciona el Instituto Patria, nuevo búnker de Cristina Kirchner

Un escenario y una excusa para canalizar su voz en la discusión pública. Bajo esa premisa nació el Instituto Patria, el think tank desde el cual la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner retornó a la política.

Si bien le gusta recordar que eligió prescindir de los fueros de un cargo electivo, la ex mandataria sí necesita reemplazar el atril desde el cual habló durante sus dos mandatos para no perder centralidad en la política. 

El nombre que eligió Cristina apunta a un doble significado. Por un lado, la palabra "patria" es una de sus preferidas. "La patria es el otro", le gusta decir. Pero también funciona como una sigla: Pensamiento, Acción y Trabajo para la Inclusión Americana (Patria).

Un petit hotel de 1922 en Rodríguez Peña al 80, a solo dos cuadras del Congreso, oficia como la sede del Instituto Patria.

El edificio funcionó en el pasado como la escuela de gobierno de Sergio Massa y Roberto Lavagna. Pero a Cristina no le importó y, desde diciembre, varios de sus funcionarios de confianza trabajaron para que el edificio de tres pisos estuviera listo para su retorno.

El edificio fue decorado con varios óleos con motivos militantes que la ex presidenta recibió como regalos durante actos y encuentros. En la entrada también se puede ver un busto del ex presidente, Néstor Kirchner. 

El "organigrama" del Instituto es un espejo de la mesa chica con la que gobernaba Cristina. Cuenta con representantes de los sectores que fueron fieles hasta el final. El presidente es el ex secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el vicepresidente, el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y la secretaria, la ex ministra de Cultura, Teresa Parodi.

La comisión directiva está integrada por un bioquímico cercano a Julio De Vido, Federico Bernal; el sabbatellista Sebastián Rolandi, el ex presidente de RTA, Tristán Bauer; la actriz Rita Cortese, y un trinomio de intendentes: Patricio Mussi de Berazategui, Hernán Y Zurieta de Punta Indio y Pablo Zurro de Pehuajó.

Patria será -aunque con la actual coyuntura no muchos lo acepten en voz alta-una versión local del Instituto Lula, que le sirvió al ex presidente Brasilero durante muchos años para hacerse escuchar y para apuntalar a Dilma. Allí recibirá dirigentes, mandatarios e intelectuales.

La "mesa chica" sigue siendo restrictiva. Parrilli y Diego Bermúdez, quien era su secretario privado en la Casa Rosada, llevan la agenda y la acompañan en todas sus apariciones públicas. Como en los viejos tiempos, el ex secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, sigue al frente de los contactos políticos.

Algunos se niegan a definirlo como una simple excusa y adelantan que el Instituto producirá investigaciones académicas y documentos. Para eso, los "equipos técnicos" ya se organizan en una suerte de comités, con referentes temáticos en economía, seguridad social, política latinoamericana, derechos humanos y obras públicas. Además, como en todo think tank, habrá charlas e invitados.

Patria busca ser fuerte en las redes sociales para potenciar el alcance del mensaje y para que la iniciativa no quede circunscripta al mundillo político. Ya tienen cuentas en todas las plataformas y desde allí difunden imágenes de los entretelones.

Además, un equipo liderado por Tristán Bauer trabaja en la creación de una "agencia de noticias" para dar a conocer información alternativa sobre la gestión del macrismo y para apuntalar la agenda de Cristina que, auguran, los medios de comunicación van a minimizar.

Durante los encuentros que mantuvo con diputados e intendentes, Cristina les prometió que estará más tiempo en Buenos Aires y se mostró entusiasmada con el rol del Instituto. Ya trabaja en otras dos nuevas convocatorias, más ambiciosas desde lo político: los senadores del Frente para la Victoria y los gobernadores..

Cristina quiere, además, que la militancia tenga su lugar, como ocurría con los Patios Militantes en la Casa Rosada. En la última semana, los jóvenes de La Cámpora le hicieron "el aguante" a las reuniones formales. "El que no salta tiene cuenta en Panamá", cantaban ayer bajo la lluvia en el detrás de escena de la reunión con los intendentes.