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La "teoría de la satisfacción" que explica el desigual reparto del trabajo doméstico

Qué dice la "Teoría de la Satisfacción" sobre la posibilidad de lograr una distribución más equitativa de las tareas de cuidado doméstico
02/06/2023 - 11:40hs
La "teoría de la satisfacción" que explica el desigual reparto del trabajo doméstico

En todo el mundo se repite el fenómeno: las mujeres dedican más horas por día a tareas domésticas y de cuidado de terceros (hijos, enfermos, personas mayores, etc.) que sus pares varones. 

Las respuestas sobre este reparto desigual tiene diversas explicaciones históricas, culturales, sociológicas. Una nueva hipótesis, de la mano de la Teoría de la Satisfacción, espera tener la respuesta. 

¿Qué dice la Teoría de la satisfacción?

Según esta teoría, publicada por La Vanguardia, las mujeres miran una encimera con migas y ven una acción implícita, 'ser limpiado'. Los hombres solo ven las migas y no la necesidad de recogerlas.

Tom McClelland, del departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Cambridge, y la profesora Paulina Sliwa, aseguran que el desequilibrio en el reparto de tareas domésticas no tienen tanto que ver con factores económicos o con que las mujeres sean las que con más frecuencia aceptan trabajos más flexibles para cuidar a los hijos, sino con la noción psicológica de "asequibilidades", con cómo percibimos las cosas como tentadoras o vinculadas a ciertas acciones.

"La neurociencia ha demostrado que percibir una posibilidad puede desencadenar procesos neuronales que nos preparan para la acción física. Esto puede suponer desde un ligero impulso hasta una compulsión o sensación de obligación abrumadora que exige un esfuerzo mental para no actuar de acuerdo con esa posibilidad", dijo Sliwa (que ahora trabaja en la Universidad de Viena) a la revista Philosophy and Phenomenological Research.

Según los filósofos de Cambridge, cuando una mujer entra en una cocina es muy probable que perciba las "posibilidades" de determinadas tareas domésticas: ve los platos "para lavar" o el freezer "para llenar".

En cambio, según su teoría, un hombre puede simplemente observar los platos sin experimentar el "tirón mental" de esas tareas posibles. Y, con el tiempo, aseguran los investigadores, esas pequeñas diferencias de percepción van sumando disparidades significativas en quién hace qué y configurando un reparto desigual del trabajo doméstico.

Según la Teoría de la Satisfacción, hay diferencias entre como hombres y mujeres perciben la limpieza
Según la Teoría de la Satisfacción, hay diferencias entre como hombres y mujeres perciben la limpieza

"Las tareas pueden irritar al que las percibe hasta que las realiza o distraerlo de otros planes; si se resiste, puede crear una tensión sentida", explican los investigadores de Cambridge, que apuntan que eso pone a las mujeres en un callejón sin salida: o desigualdad de carga de trabajo o desigualdad de carga cognitiva, de desgaste psicológico.

¿Y por qué esta diferente percepción? Según los filósofos, tiene que ver con "normas de género" no escritas, con los roles que tradicionalmente se atribuyen a mujeres y hombres y que llevan a percibir de forma diferente sus capacidades y a considerar que algunas habilidades tienen un género explícito, como la limpieza o el arreglo personal.

Eso provoca que se envíen y percibamos desde muy pequeños señales sociales que fomentan acciones en determinados entornos, de modo que si de alguna manera se espera que las niñas hagan más tareas domésticas que los niños, "esto entrena sus formas de ver el entorno doméstico, de ver una encimera como algo 'para ser limpiado", según McClelland.

No hay una "predisposición natural"

Todo esto, aclaran, no quiere decir que tengan una afinidad natural para esas tareas. Aseguran los filósofos de Cambridge que el hecho de tener ese déficit de percepción no implica que los hombres no puedan esforzarse en darse cuenta y hacer las tareas.

"Podemos cambiar la forma en que percibimos el mundo a través de un esfuerzo consciente continuo y el cultivo de hábitos", aseguró McClelland, que cree que se debe alentar a los hombres a resistir las normas de género mejorando su sensibilidad a las posibles tareas domésticas.

"Un hombre podría adoptar la resolución de barrer las migas cada vez que se espera a que hierva la tetera; esto no solo le ayudaría a hacer las tareas que no ve, sino que gradualmente reentrenaría su percepción para ver lo que hace falta hacer en el futuro", ejemplificó el filósofo en las declaraciones que recoge La Vanguardia.

Pero no todo ha de ser esfuerzo personal. Los investigadores de Cambridge apuntan en su artículo que también hacen falta intervenciones públicas y decisiones políticas. Creen que una medida muy útil es el permiso parental compartido, que en Argentina se denomina popularmente licencias familiares, porque ofrece a los padres la oportunidad de desarrollar su capacidad para percibir las tareas de cuidado que se precisan.