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Paradoja de Uruguay: récord de suicidios y encabeza el ranking de países más felices de Sudamérica

La alta tasa de suicidios contrasta con la percepción del país como un ejemplo de estabilidad económica en la región, indica un informe de la ONU
27/07/2023 - 11:50hs
Paradoja de Uruguay: récord de suicidios y encabeza el ranking de países más felices de Sudamérica

La tasa de suicidios en Uruguay volvió a aumentar el año pasado, ubicándose en un nivel récord que consolida al país como un caso atípico en la región. En 2022, 23,3 personas por cada 100.000 -un total de 823- se quitó la vida, que superó el récord de 21,6 establecido en 2021, según cifras difundidas esta semana por el Ministerio de Salud.

Uruguay es por mucho un caso atípico en América Latina, donde la tasa promedio de suicidios fue de nueve por cada 100.000 personas en 2019, según las cifras disponibles más recientes de la Organización Mundial de la Salud.

La alta tasa de suicidios contrasta con la percepción del país como un ejemplo de estabilidad económica en la región. Entre todas las naciones sudamericanas, Uruguay ocupa el lugar más alto (28) en el índice global de felicidad elaborado por la ONU, en comparación con el 49 de Brasil y el 52 de la Argentina. Sin embargo, ambos vecinos de Uruguay tienen tasas de suicidio mucho menores: la Argentina 8,4 por cada 100.000 personas en 2019 y Brasil 6,9.

Eduardo Katz, director del Departamento de Salud Mental en la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), dice que parte de esa disparidad podría deberse al menos a un "subregistro en países vecinos", aunque reconoció que también inciden otros aspectos.

 "Otro factor muy importante es que hay muy poca adherencia a la religiosidad en Uruguay" en comparación con la Argentina y Brasil, dijo Katz, quien subrayó que ver al suicidio como un pecado "también genera una medida de contención y freno".

El problema de la escasa población

Los expertos también conjeturan que la escasa población de Uruguay -unos tres millones de personas- hace más difícil que la gente con problemas de salud mental busque ayuda por temor al qué dirán entre los integrantes de su comunidad. "Somos pocos y nos conocemos todos", dijo Katz.

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En 2022, 23,3 personas por cada 100.000 -un total de 823- se quitó la vida en Uruguay

Hay también un fuerte estigma en contra de pedir ayuda. "Uruguay sigue teniendo el prejuicio de que la salud mental es para locos", dijo Di Pascua. "Sigue habiendo mucho prejuicio en cuanto a hablar de salud mental y mucho más cuando hablamos de suicidio".

Esa situación se acentúa en las zonas rurales, que tienen las tasas de suicidio más altas, y entre los hombres, a los que corresponden ocho de cada diez casos en el país. "El hombre no se expresa cuando se siente mal porque tiene una interdicción social, una prohibición social por el falso machismo que existe de decir "estoy triste", "me siento mal", dijo Katz. Eso "es visto como un símbolo de debilidad".

A pesar de que padece altas tasas de suicidio desde hace años, Katz dijo que Uruguay apenas ha comenzado a modificar su enfoque para enfrentar ese flagelo. El sistema de salud no le ha dado prioridad a que se estuviera "disminuyendo la demanda, es decir, trabajando en prevención", manifestó Katz. "Es lo que estamos empezando a hacer ahora".

A pesar del cambio reciente en el enfoque, hay poco optimismo de que redundará en una variación inmediata en las altas tasas de suicidio del país. "Obviamente no hay una varita mágica que haga que tal tendencia se revierta de un día para el otro. No, esto va a llevar bastante tiempo", señaló Katz. "Es muy difícil revertir una tendencia, pero yo tengo fe que lo vamos a lograr".

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