Uno de los barrios más populares de la Ciudad atravesará una transformación clave
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La fisonomía de uno de los rincones más icónicos y visitados de Buenos Aires está a punto de cambiar, no en su esencia colorida y cultural, sino en la forma en que sus propios habitantes y los miles de turistas que lo recorren a diario interactúan con el espacio. La Boca, ese barrio que figura en todas las postales internacionales por Caminito y la Bombonera, presenta históricamente una complejidad urbana particular: sus veredas elevadas y desniveles pronunciados, herencia de épocas pasadas donde las sudestadas obligaban a construir en altura para evitar el agua en las viviendas. Esta característica, si bien pintoresca, se ha convertido con los años en una barrera arquitectónica difícil de sortear para personas con movilidad reducida, adultos mayores y familias con cochecitos.
Ante esta realidad, y respondiendo a una demanda vecinal que busca modernizar la infraestructura sin perder la identidad barrial, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha lanzado el proyecto "Caminabilidad La Boca". Se trata de una intervención integral diseñada para modificar la matriz de circulación en una zona crítica del sur porteño. El plan no es menor: abarca la transformación de 16 cuadras estratégicas con el objetivo de garantizar la accesibilidad universal. La idea fuerza detrás de las obras es eliminar las fronteras físicas que hoy separan a la calzada de la vereda, suprimiendo escalones y rejillas que interrumpen el paso, para generar un corredor urbano continuo, seguro y amigable para el peatón.
El proyecto, según reveló el gobierno porteño, nace de una mesa de diálogo con los propios vecinos de la comuna. Fueron ellos quienes señalaron los puntos de conflicto y acercaron propuestas para "bajar" el barrio al nivel de la calle, metafórica y literalmente. La iniciativa busca integrar zonas residenciales con los circuitos turísticos, facilitando una conexión fluida entre puntos neurálgicos como la Avenida Martín García, la calle Brandsen y el famoso paseo de Caminito. De esta forma, se espera que la renovación no solo impacte en la estética, sino que mejore sustancialmente la calidad de vida diaria de quienes habitan el barrio, devolviéndoles el disfrute del espacio público.
Obras en las veredas de La Boca: cuáles son las calles afectadas y los plazos
El plan de obra tiene una hoja de ruta clara y se divide en etapas que afectarán a tres arterias fundamentales para la circulación interna de La Boca. El corazón de la intervención se centra en la calle Irala, donde los trabajos ya han comenzado. Allí se reformarán 9 cuadras, en el tramo comprendido entre la Avenida Martín García y Brandsen. Posteriormente, las máquinas avanzarán sobre la calle Brandsen, renovando las 4 cuadras que van desde la Avenida Regimiento de Patricios hasta Poliza; y finalmente se intervendrá Aráoz de Lamadrid, en el segmento de 3 cuadras que une Irala con Caminito.
Esta disposición geográfica no es aleatoria: busca crear un "corredor de accesibilidad" que vincule el límite con el barrio de Barracas y el Parque Lezama directamente con la zona turística de la ribera, pero pasando por el corazón residencial. Ignacio Baistrocchi, ministro a cargo del área, enfatizó que el compromiso de la gestión es transformar el espacio público para que sea inclusivo. "La Boca merece calles y veredas pensadas para las personas", aseguró el funcionario, destacando que las veredas elevadas dejarán de ser un obstáculo para convertirse en paseos transitables.
La magnitud de la obra en la calle Irala, que funciona como punta de lanza del proyecto, sirve para dimensionar el cambio: se intervendrán unos 7.700 metros cuadrados de espacio público. Esto incluye la ejecución de 58 vados y cruces seguros, sumando 14 nuevas rampas en esquinas que antes eran intransitables para una silla de ruedas. Si bien los trabajos en Irala ya están en marcha y son visibles para los vecinos, el cronograma oficial estipula que las obras sobre Brandsen y Aráoz de Lamadrid se desplegarán con fuerza durante el próximo año, completando así el circuito planificado.
La renovación de La Boca no se limita únicamente al alisado de veredas y la construcción de rampas de hormigón. El concepto de "caminabilidad" que intenta imponer la Ciudad incluye variables de seguridad y confort ambiental que son claves para la vida nocturna y diurna del barrio. El plan contempla la instalación de nuevas luminarias y farolas a lo largo de toda la traza, un factor determinante para la seguridad de los vecinos cuando cae el sol, invitando a que el espacio público se utilice en horarios extendidos y no quede desierto.
Además, la obra ataca uno de los problemas históricos de la zona: el manejo del agua. Se incorporará más superficie absorbente en las veredas y se realizarán mejoras técnicas en la captación del sistema pluvial. Esto es fundamental en un barrio que, por su geografía y cercanía al Riachuelo, siempre ha tenido una relación tensa con el agua. Al modernizar los desagües y eliminar los viejos desniveles que actuaban como diques, se busca un escurrimiento más eficiente que evite anegamientos ante lluvias fuertes.
En resumen, la transformación de estas 16 cuadras representa un cambio de paradigma para La Boca. Se pasa de una arquitectura defensiva, pensada para protegerse del entorno, a una arquitectura integradora, diseñada para disfrutarlo. Con veredas ensanchadas, sin escalones traicioneros y con mejor iluminación, el sur de la Ciudad se prepara para ofrecer una experiencia urbana mucho más amable, tanto para el vecino que va a comprar el pan como para el turista que busca descubrir la mística del barrio más colorido de Buenos Aires.