Conocer el EBITDA para invertir mejor
Numerosos inversores emplean el EBITDA para evaluar en cuáles compañías conviene invertir. Si bien su uso es cada vez mayor, es clave conocer bien de qué se trata, ya que muchas veces puede llevar a decisiones de inversión erróneas.
EBITDA es la sigla que se emplea en finanzas para representar los ingresos obtenidos por una empresa antes del pago de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (en inglés corresponde a "Earnings Before Interests, Taxes, Depreciation and Amortization").
Se calcula a partir de los ingresos operativos de la compañía, a los que se les agrega los intereses y los gastos por depreciaciones y amortizaciones. El EBITDA es empleado para conocer la ganancia operativa de la compañía antes de incurrir en sus gastos no operativos.
Los expertos recomiendan emplear este ratio con cuidado, ya que si bien puede ser útil para medir resultados entre compañías y sectores, utilizarlo para la toma de decisiones de inversión puede ser riesgoso.
Lo positivo
El EBITDA puede ser utilizado para analizar la rentabilidad entre compañías o industrias. Al eliminar los efectos de las decisiones contables (amortizaciones y depreciaciones) y de financiamiento (intereses e impuestos), este indicador puede ofrecer una buena medida de comparación.
Por ejemplo, el EBITDA como porcentaje de ventas (a mayor ratio, mayor rentabilidad) puede ser utilizado para detectar las empresas más eficientes del sector industrial en estudio.
El ratio puede ser empleado también para evaluar las tendencias de distintas industrias a lo largo del tiempo. Al retirar del análisis el impacto del financiamiento de las inversiones de elevado capital y las depreciaciones, el EBITDA puede ser usado por ejemplo para comparar evoluciones históricas de una industria pesada (automotriz) con las compañías de alta tecnología.
Lo negativo
Los expertos sostienen que el EBITDA es un muy buen indicador para evaluar la rentabilidad de una compañía, pero no su flujo de caja. Muchos inversores emplean este ratio para medir el cash flow, lo que es considerado por los expertos como sumamente peligroso, ya que hay una gran diferencia entre los dos.
El flujo de caja operativo es una mejor medida para saber cuánto dinero en efectivo está generando una compañía, ya que no incluye cargos como las amortizaciones y depreciaciones, pero sí tiene en cuenta los cambios en el capital de trabajo que emplea o provee dinero en efectivo (por ejemplo, inventarios).
Estos factores de capital de trabajo son elementos clave para saber cuánto dinero está generando la compañía. Si los inversores no incluyen en su análisis los cambios en el capital de trabajo y sólo tienen en cuenta el EBITDA, se perderán información que les indicará cuándo una empresa pierde dinero porque sus ventas son reducidas.
Puede ser peor
Los expertos alertan a los inversores de la tentación de basar decisiones de inversión exclusivamente en el EBITDA. Porque es fácil de calcular y se lo suele emplear para medir el resultado de la compañía.
Pero este error implica subestimar el verdadero potencial inversor de la empresa al no reflejar correctamente su capacidad de generar dinero en efectivo. Conviene no perder de vista que el efectivo muestra la verdadera rentabilidad de una compañía y su capacidad operativa.
Muchas empresas punto com que en el año 2000 se endeudaron masivamente para subsistir tenían buenos EBITDA pero flujos de caja negativos. No haberle prestado la suficiente atención a esto último hizo que muchos inversores perdieran sumas considerables de dinero.