La amenaza de virus es creciente pero pocos usuarios se cuidan

El e-mail se lleva el 95% del uso que los navegantes le dan a internet. Pero, lamentablemente, una gran mayorí­a no pone en práctica las medidas de seguridad necesarias para evitar que esta potente herramienta de comunicación y de trabajo se convierta en una plataforma para realizar ataques informáticos, o transformarse en una ví­ctima de esos delitos virtuales.

Donde mayores cuidados se tienen es en los ambientes corporativos. Allí­ las medidas de seguridad frenan la llegada de virus, gusanos, intrusiones y demás, aún cuando no están exentos de sufrir ataques masivos. Pero al menos, tienen más conciencia.

Residenciales y empresas: bajo nivel de precaución

Los ambientes profesionales y residenciales son, por el contrario, donde menores precauciones se ponen en marcha. El segmento conocido como SOHO (Small Office Home Office) es la ví­ctima constante de virus y gusanos. Y basta un poco más de conciencia y la disponibilidad de herramientas actualizadas para estar mejor preparados frente a las nuevas batallas que impone el escenario web.

Primera regla: conocida por todos, pero necesaria de repetir: los e-mails son el canal natural de propagación de virus y gusanos.

Segunda regla: los virus y gusanos son programas de computación, pequeños, pero programas al fin que necesitan ejecutarse, como cualquier otro.

"Cuando una PC está infectada, los virus que ingresaron toman el control del equipo y se autoenví­an a través de la generación de su propio cliente SMTP, es decir el programa de enví­os de e-mail", explicó a INFOBAEprofesional.com, Gustavo Aldegani, consultor en seguridad informática.

Frente a este contexto, una de las primeras recomendaciones que se hace a los usuarios es que, si su computadora posee un sistema operativo Windows, deben instalar la versión Outlook 6.0 en adelante porque son las que tienen solucionadas las fallas encontradas.

Medidas de seguridad

Por ello, las medidas de seguridad a aplicar en el uso del correo electrónico se apoyan en tres patas:

-Contar con herramientas antivirus (software), un firewall y tener el sistema operativo con todos los parches publicados por las compañí­as desarrolladoras. Por ejemplo, "quienes tienen Windows XP ya deben contar con el ServicePack2", explicó el especialista.

-Implementar una polí­tica de bloqueo de mensajes que posean determinadas caracterí­sticas: no se identifica el origen, tiene adjuntos finalizados en extensiones sospechosas, como .exe, .pif, .scr, etc.

-No abrir aquellos mensajes en inglés cuyo destinatario no se conoce, aún cuando el "asunto" suela ser atractivo y perfore lo más profundo de la curiosidad humana. "En esos casos se deben eliminar y punto", agregó.

Es necesario poner en marcha esta tres iniciativas de manera conjunta porque el mundo web no está infectado sólo de virus. O, mejor, no es sólo el e-mail el espacio por donde se cuelan los gusanos informáticos. En el último año, la aparición de virus que se difundí­an a través de los puertos (los dispositivos que conectan la computadora con la red) provocaron un terremoto en las empresas de seguridad que debieron reinventar las estrategias puestas en marcha hasta ese momento para frenar los nuevos ataques informáticos.

Comenzó a hablarse de amenazas combinadas. Y como este nuevo fenómeno es un hecho, las compañí­as de seguridad recomiendan protegerse de manera combinada frente a estas amenazas. Fue en ese momento cuando el firewall se convirtió en una palabra corriente para los ambientes SOHO. Y el software antivirus comenzó a incluir en el paquete el firewall personal.

-Otra medida de seguridad a tener en cuenta es la vinculada con el status que tiene la información. Si se trata de datos que se guardan en una PC pues se debe acudir a las herramientas que ofrece el sistema, como candados, claves y demás alternativas.

Pero si se trata de información que viaja, pues lo mejor es acudir a métodos de encriptación para que esos datos no sean captados durante su transmisión por ningún curioso, ya se trate el administrador del sistema de la empresa en que se trabaja, el proveedor del servicio de internet o cualquier otro actor que parezca involucrado en esa actividad.