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ALERTA

Aumentar la velocidad multiplica los riesgos y apenas se ahorran unos minutos

Un informe de CESVI Argentina y Citroën revela los riesgos que se asumen al acelerar de más, mientras que apenas se ganan unos minutos en llegar a destino
20/10/2016 - 13:35hs
Aumentar la velocidad multiplica los riesgos y apenas se ahorran unos minutos





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La conclusión más concreta es que el vehículo que circuló a 60 km/h completó el recorrido 12 minutos 40 segundos antes que el que iba a 40 km/h, pero el que circulaba a mayor velocidad asumió riesgos por un 52,40% mientras que para el otro fue de 34,35%.




Más allá de los números, durante la experiencia comprobamos lo peligroso que puede ser circular a una velocidad demasiado reducida, ya que el conductor se vio obligado a cambiar de carril (63 veces), por la presión de otros conductores que buscaban hacerse paso. Esas maniobras casi permanentes pueden generar situaciones de peligro. Hay que tener en cuenta que gran parte de estos cambios de carril se debieron a que se circuló en la misma vía que el transporte público.


Otro dato significativo surge con los 112 adelantamientos que efectuó la unidad que transitaba a 60 km/h en su afán de tratar de sostener su promedio de velocidad. De esta manera aumentó el riesgo de un siniestro. Hay que tener en cuenta que el auto que circuló a 40 km/h solo se adelantó en 10 oportunidades.

Mantener la velocidad máxima propuesta fue casi una misión imposible: a 60 km/h se pudo circular solo durante 2 minutos y 33 segundos; mientras que a 40 km/h, se sostuvo en 8 minutos y 51 segundos.

“Las lesiones a los ocupantes de un vehículo están ligadas directamente a la velocidad, ya que es la responsable de la energía cinética que genera el daño sobre las personas. La lesión crecerá en función de la velocidad desarrollada por el vehículo en el momento del impacto. A modo de ejemplo, si un vehículo viniera circulando a 50 km/h y de repente aumentara su velocidad a 70km/h y en ese momento chocara, se duplicarían los daños tanto sobre el vehículo como sobre las personas”, explica el Jefe de Seguridad Vial de CESVI, Hernán de Jorge.


¿Cómo influye la velocidad?

Incrementar la velocidad no solo infringe una norma, sino que también afecta considerablemente a la conducción y al vehículo en distintos aspectos.



Visión periférica. Cuando una persona circula a una velocidad excesivamente superior a la máxima permitida, el campo de visión del conductor se achica y solo comienza a prestar atención a lo que pasa adelante. Entonces, deja de tener noción de lo que sucede a los costados de la ruta.


Por ejemplo, a 40 km/h el conductor tiene un campo de visión de 100º, lo que le permite ver obstáculos situados en los laterales de la vía y otros peligros potenciales. A 70 km/h el campo disminuye a 75, mientras que a 130 km/h su campo de visión cubre unos 30º, lo que reduce considerablemente su capacidad de valorar cualquier peligro potencial.


Distancia de frenado.
 Desde el momento que uno percibe un potencial riesgo en la conducción y decide frenar pasa aproximadamente 1 segundo. En este tiempo el conductor percibe, reacciona y comienza a frenar. Teniendo en cuenta esto, a modo de ejemplo, un conductor que circula a 90 km/h y frena a fondo recorre aproximadamente 70 metros hasta detener su vehículo a cero. Mientras que el vehículo que circula a 110 km/h recorrerá 98 metros y el que circula a 130 km/h avanzará 131 metros hasta detenerse por completo.


Comportamiento estructural.
Las estructuras de los vehículos son diseñadas para absorber la mayor cantidad de energía posible para que las deformaciones no alcancen el habitáculo y no dañen a los pasajeros. Pero cuando se supera una cierta velocidad, no hay estructura que resista un impacto, tanto sea de frente como de lateral.

Riesgos en aumento
“Está claro que las altas velocidades tienen una implicancia muy grande en los siniestros de tránsito graves. Para que un choque se convierta en fatal no necesitamos velocidades extremas como 180 o 200 km/h. En caso de sufrir una colisión, por cada incremento de 40% de velocidad la energía se duplica, así como también las consecuencias en cuanto a la destrucción generada.

Por otro lado, las posibilidades de generar una maniobra efectiva se ven reducidas por el incremento de distancias recorridas en el momento de la reacción del conductor. En muchas de nuestras investigaciones en siniestros de tránsito, producto de la velocidad, los conductores involucrados no llegan ni siquiera a accionar el pedal de freno”, culmina el Subgerente de Seguridad Vial deCESVI, Gustavo Brambati.