• 17/12/2025
ALERTA

La olla a presión se destapa: empresarios vuelven a la carga por un dólar más caro

Aseguran que es cada vez más conveniente importar que fabricar localmente. ¿Cuál es el valor del billete verde que exige cada sector?
14/07/2010 - 09:53hs
La olla a presión se destapa: empresarios vuelven a la carga por un dólar más caro

Con el boom del consumo, la super cosecha de soja y un incremento en el nivel de actividad industrial, el año avanzaba de manera relativamente tranquila para el Gobierno en materia de reclamos del sector empresario vinculados con el tipo de cambio.

Si bien prácticamente todas las consultoras, desde hace bastante tiempo, vienen alertando sobre el peligro del retraso cambiario y que el dólar "semidormido" es una carga difí­cil de sobrellevar para numerosos sectores productivos, lo cierto es que ya pasaron casi tres meses desde la última arremetida del sector privado.

En ese entonces, Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina y uno de los vices de la Unión Industrial (UIA), habí­a asegurado que la inflación "se come la competitividad argentina" en el mundo y que, por eso, era necesario hacer un ajuste hacia arriba en el tipo de cambio.

Dí­as después, el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, salió a pedir con urgencia un dólar por encima de los $4, con lo que se ganó toda la reprobación del Gobierno, que tiene al billete verde atado con una bola de plomo para que sirva de ancla ante la presión inflacionaria.

Después de estas polémicas declaraciones, hubo una suerte de consenso virtual y, todos aquellos que habí­an alzado la vos, súbitamente se llamaron a silencio.

Desde el Banco Ciudad destacaron que "el boom de ventas internas logró disimular el impacto de la menor competitividad externa en varios sectores. Es tan fuerte y desbocado el crecimiento de la demanda local que hay espacio para todos" y esto explica, en parte, por qué hasta ahora no habí­an "florecido reclamos industriales, a pesar de la reducción de la competitividad cambiaria y el salto de las importaciones".

Sin embargo, la quietud duró muy poco y la olla a presión ha comenzado a "temblar".

En efecto, los empresarios de numerosos sectores están volviendo a la carga y tienen un claro objetivo: reclamar un tipo de cambio más alto.

En este contexto, Eric Ritondale, economista de la consultora Econviews, que dirige Miguel Kiguel, aseguró que "los años de dólar caro terminaron. Esto ya no existe más y evidentemente es uno de los factores que más preocupa a algunos sectores".

En la misma lí­nea, el economista Tomás Bulat sostuvo a este medio que "la polí­tica económica argentina, que está teniendo una inflación más alta que la del promedio mundial, con un tipo de cambio fijo, está haciendo que la Argentina sea cada vez más cara en dólares. Entonces, estamos empezando a perder competitividad a un nivel de entre el 1 y 2% mensual".

"Este es el problema principal: hemos empezado a perder tipo de cambio, por lo tanto, comprar afuera es más barato que empezar a producir adentro. Además, salir a exportar nos cuesta cada vez más", recalcó el experto.

Bulat agregó que el panorama "tenderá a agravarse" durante los próximos meses, "en un contexto donde la inflación se mantiene constante y el tipo de cambio es el único ancla que tiene el Gobierno".

Los sectores más comprometidos
Desde la consultora Finsoport realizaron un relevamiento sobre cuáles son los sectores vinculados con la producción que se están viendo más afectados por el mix de costos en aumento con un tipo de cambio semidormido.

El mismo destaca que hay dos grupos en el ojo de la tormenta:

  • Sectores amenazados por las importaciones: entre ellos se encuentran los fabricantes de indumentaria, productos de caucho y plástico, productos de metal, equipamiento eléctrico, LCD, televisores y equipos de audio, motos, bicicletas y muebles.

    En gran parte de ellos el panorama "es sumamente comprometido, ya que el í­ndice se encuentra por encima del nivel de la convertibilidad". En el caso de los fabricantes de motos y bicicletas, por ejemplo, ya enfrentan costos salariales –ajustados por productividad- un 100% más altos que durante el fin del 1 a 1.

  • Sectores exportadores: comprende a empresas que producen y venden al mundo alimentos, vehí­culos, cueros, derivados de petróleo, quí­micos, metales básicos y equipamiento médico.

    Desde Finsoport destacan que, si bien en la "mayorí­a de ellos el costo laboral se encuentra por debajo del nivel de la convertibilidad", el mismo está "en ascenso y en el caso de los alimentos y la producción de automóviles ya iguala al nivel de 2001".

Para todos ellos, la consultora sostiene que "las perspectivas a futuro no son promisorias. Con un ajuste del tipo de cambio por debajo de la inflación y una productividad relativamente estancada, el resultado será el de una menor capacidad de competencia".

Autopartistas: necesitan acompañar la inflación
Desde Grupo PROA, una de las principales cámaras sectoriales, siguen con suma preocupación la quietud de la divisa.

En diálogo con iProfesional.com, Julio Rodrí­guez, secretario de la entidad, reclamó que "se vaya ajustando el precio del dólar. Estamos dejando de ser competitivos, Europa está devaluando y la moneda brasileña está más débil. Entonces hay que devaluar".

Al respecto, puso algunos reparos: "Tiene que ser algo suave, no se puede pretender que se recupere todo de golpe, pero tampoco podemos permitir quedarnos con un tipo de cambio retrasado".

Si bien prefirió no hablar de la "tasa devaluatoria ideal", sostuvo que "al sector le alcanza con que amortigue parte de la presión inflacionaria".

De este modo, teniendo en cuenta que la suba de precios se ubicará en un rango no menor al 25% a lo largo de todo 2010, el tipo de cambio que necesita esta actividad no deberí­a bajar de los $4,80 a fin de año, un valor que está bastante alejado de la pauta oficial, que apunta a que cierre por debajo de los $4,20.

El empresario aseguró que si bien el grueso de las empresas están trabajando a buen ritmo, más producción no es sinónimo de mayor rentabilidad.

"Las empresas que fabrican autopartes para el mercado de reposición este año ya no están pudiendo competir contra India y China. ¿Por qué? Porque sufren aumentos de costos, de mano de obra, luchan contra un tipo de cambio quieto y si aumentan precios quedan fuera del mercado", se lamentó el directivo.

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Servicios: la Argentina dejó de ser el centro de atención
No sólo la industria padece la pérdida de competitividad. Con la fuerte presión salarial, el sector de los servicios es uno de los más afectados, dado que las empresas argentinas se están tornando cada vez menos atractivas a la hora de salir al mundo.

En diálogo con este medio, Mario Miccelli, vocero de la Agrupación de Centros de Atención al Cliente de la Cámara Argentina de Comercio, alertó que, desde hace dos años, en el paí­s no se paran de destruir puestos de trabajo.

El negocio de los call center en 2008 tení­a 25.000 posiciones relacionadas con la exportación, que generaron ventas al mundo por cerca de u$s500 millones, convirtiéndose en el sector de servicios empresarios que más facturó por ventas al exterior.

Sin embargo, por los costos laborales que siguieron en aumento –hay que considerar que la principal "materia prima" de esta industria sin chimeneas son los recursos humanos- a comienzos de 2010 sólo quedaban 10.000 empleos efectivos.

En este contexto, Miccelli alertó que las cosas están empeorando: "Ya estamos en conocimiento que, de acá hasta el mes de agosto, se perderán otros 4.000 puestos. Es decir que, en total pasaremos a tener apenas 6.000".

Para 2010, las perspectivas indican que este sector generará ventas al mundo por u$s150 M, un 70% menos que hace dos años.

El directivo no dudó al afirmar que "la Argentina no es que está perdiendo competitividad, directamente ya no somos competitivos. El año pasado se crearon 15.000 puestos en la región y fueron todos a Chile, Colombia y Perú. Acá no llegó ninguna inversión".

Con respecto al valor del dólar, Miccelli sostuvo que "la ecuación del tipo de cambio es muy complicada para nosotros. Estamos viendo que, después de la crisis, las monedas de muchos paí­ses competidores se fueron devaluando. En cambio, el dólar en la Argentina se mantuvo clavado. Esto nos hizo cada vez menos atractivos".

Si la industria de los call center pretendiera volver a tener la competitividad cambiaria de la que gozaba a comienzos de 2008, el último año en el que creció con fuerza, el dólar, a fines de 2010, deberí­a ubicarse en un nivel no menor a los $5,15, teniendo en cuenta el valor del billete verde dos años atrás y ajustándolo en base a la inflación esperada para todo el año.

Alimentos y bebidas
Es una de las ramas que, según Finsoport, está entre las más complicadas por la presión de los costos.

Dentro de ésta, el sector vitiviní­cola es un claro exponente de los efectos de un dólar "semidormido".

Recientemente, desde la tradicional bodega Luigi Bosca habí­an alertado a este medio que era necesario un dólar más caro. "Con un leve deslizamiento, que permita que el tipo de cambio acompañe la inflación de los últimos meses, compensarí­amos la suba de costos que tenemos".

En este contexto, Ramiro Alonso, director de la bodega Cruz de Piedra (ex San Telmo), que exporta a Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, aseguró que "la rentabilidad se ha reducido notablemente. Están aumentando muchí­simo los costos, mucho más fuerte que el ajuste que podemos hacer en los precios. Esto nos hace menos atractivos en los mercados externos".

El empresario aseguró que "serí­a importante que hubiera un mayor deslizamiento del dólar, porque uno podrí­a, desde ahí­, recuperar parte del terreno perdido".

Alonso aseguró que hay un consenso en la industria: "la mayorí­a de los bodegueros están hablando de que hoy el tipo de cambio tendrí­a que ser de $4,20 por dólar. Entienden que esto influirí­a mucho a nivel competitividad".

El número no es caprichoso, dado que de estar actualmente en ese valor, esto hubiera significado que el billete verde acompañara el proceso inflacionario a lo largo del primer semestre del 2010, que acumula una suba superior al 10%. Sin embargo, no fue así­.

Industria metalúrgica
Desde una de las principales cámaras del sector, que agrupa a varios de los más importantes fabricantes de bienes industriales, uno de sus vicepresidentes, que pidió mantener su nombre en absoluta reserva, sostuvo que "cada vez hay más inquietud entre los empresarios".

El directivo aseguró que lo que pasa en la Argentina es que "tenemos cierto temor de que nos señalen con el dedo y nos culpen de fomentar una devaluación y ser responsables de la inflación. Somos cautos con el mensaje que damos a la sociedad, pero lo cierto es que cuando el dólar permanece tan quieto frente a una inflación de dos dí­gitos nos perjudica muchí­simo".

Desde la entidad, el dirigente sostuvo que "está subiendo la mano de obra, la logí­stica, la carga impositiva, algo que no sucede en la misma magnitud en el resto del mundo".

Además, aseguró que "es un problema tener el costo salarial tan alto dado que arrastra a todos. No pretendemos tener los salarios de China, coincido que hay que tener un modelo de alto consumo interno. Sin embargo, creo que esto debe ser gradual, no podemos enfrentar subas tan abruptas como ahora".

El industrial se mostró resignado, dado que "en el mediano plazo, no se ve una voluntad de querer contener la inflación y el tipo de cambio lo usan para frenarla. Esto nos está afectando, la rentabilidad está bajando, estamos complicados, a punto de empezar a perder mercados que costaron muchí­simo ganar".

El directivo aseguró que el número "mágico" para la industria –con ciertos matices, dada la diversidad de rubros- serí­a tener un valor del billete verde equivalente al que tení­an a comienzos del 2008, cuando estas ramas de actividad tení­an el terreno listo para vivir un año récord.

A precios actuales, ese dólar hoy serí­a levemente inferior a los $4,80.

El frente "antidevaluación"
En este contexto, no todos los industriales están a favor de una suba del tipo de cambio. Muchos de ellos, por el contrario, aseguran que el nivel actual les cierra y que un dólar más caro atentarí­a contra el boom de ventas que están viviendo.

Se trata de sectores que, en general, no tienen un gran foco puesto en la exportación, cuentan con protección frente a lo importado y su negocio depende del poder adquisitivo de los consumidores argentinos.

Por lo tanto, un dólar más caro, licuarí­a algunos costos, pero les encarecerí­a el precio de insumos importados fundamentales y, además, no les darí­a una ventaja frente a la competencia del exterior porque, en realidad, ésta ya está relegada por trabas aduaneras.

En este contexto, desde Economí­a & Regiones consideraron que, si bien son razonables los reclamos industriales pidiendo un tipo de cambio más elevado, "una marcada depreciación del mismo conllevarí­a, muy probablemente, a un riesgo macroeconómico que podrí­a no ser menor".

Esto sucederí­a porque un fuerte debilitamiento nominal del peso encarecerí­a los bienes de capital y bienes intermedios, aumentando toda la estructura de costos de producción de la economí­a. Por lo tanto, "la ganancia de competitividad que se obtendrí­a, desaparecerí­a por completo" en meses.

Dentro del grupo de industriales "antidevaluación" están los productores de lavarropas.

Luis Fernández, presidente de los Fabricantes de Electrodomésticos (CAFED), sostuvo que "somos una industria especial. No exportamos mucho, nuestro fuerte es el mercado interno y tenemos apoyo del Gobierno en el control de lo que llega del exterior. El dólar barato no nos afecta tanto como a los textiles, por ejemplo".

En la misma lí­nea Hugo Ganim, presidente de la Cámara de Fabricantes de Artefactos de Gas (CAFAGAS), sostuvo que "el año para nosotros avanza muy bien. Aspiramos a fabricar 600.000 cocinas, un 10% más que el año pasado".

El industrial destacó que "preocupa la inflación y la pérdida de competitividad. Pero todaví­a el nivel del dólar es aguantable. Nuestra principal amenaza es la competencia brasileña y la verdad es que todaví­a estamos bien con respecto al real".

Por su parte, Pedro Cascales, presidente de la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta y Bienes de Capital -entidad que nuclea a 110 empresas que emplean a 4.500 personas-, aseguró que "tocar el tipo de cambio no es la solución, porque se lanza una carrera que no termina nunca: aumentan los insumos y costos y todo termina en un cí­rculo vicioso".

"El Gobierno debe apelar a otras medidas. La industria no mejora con un dólar más caro, porque esto genera más inflación", disparó.

Inflación: el enemigo público número uno
La manifestación más clara de la pérdida de competitividad está en el deterioro del tipo de cambio real, es decir, el valor del billete verde ajustado por los í­ndices inflacionarios de la Argentina y de los paí­ses con los que comercia.

En este contexto, según cálculos del IERAL, este valor hoy se encuentra 24% por debajo (menos competitivo) que el promedio de los últimos cincuenta años.

En octubre del año pasado, según Prefinex, este indicador todaví­a mostraba una sólida competitividad cambiaria argentina, dado que la relación era de $1,40 por dólar.

Sin embargo, con una tasa de devaluación que estará por debajo de la suba de costos, el TCR se ubicará en $1,24 por dólar a fin de año. En otras palabras, la Argentina será apenas 24% más competitiva que durante el último tramo de la convertibilidad.

Y el problema se agravarí­a de cara al futuro: Según Alejo Espora, Coordinador de Estudios Macroeconómicos del Banco Ciudad, las previsiones marcan que a fines de 2011, el í­ndice va a marcar una paridad de $1 por dólar, es decir, vamos a regresar a los niveles de la convertibilidad".

Un informe de Econviews destaca que "si todo sigue como hasta ahora, en los próximos meses la inflación y las subas de salarios le seguirán ganando a la devaluación". Es así­ como el fantasma del atraso cambiario ha vuelto al centro de la escena.

Ritondale recalcó que "el Gobierno está en un verdadero dilema. Por más que se quejen los industriales y la presión aumente, no puede tocar el tipo de cambio por el efecto que tendrí­a sobre el í­ndice inflacionario. Por eso decimos que el dólar caro se terminó en la Argentina, por el momento no existe más".

Juan Diego Wasilevsky
(c) iProfesional.com