Autoflagelo: la "remake" del conflicto campo-Gobierno lleva al país a un nuevo 2008
El dialogo social murió antes de empezar. El consumo comenzaba a mostrar una incipiente recuperación y algunos sectores estratégicos daban muestras de dejar atrás la etapa más dura de la crisis, como es el caso del manufacturero y, en particular, el rubro alimentos, bebidas y automotriz.
Pero el recrudecimiento del conflicto rural amenaza nuevamente con volver todo a "foja cero" y deja como "rehenes" a los argentinos, que pueden volver a vivir lo peor del 2008.
La Argentina suele comportarse de esta forma, un país que pareciera no aprender de los errores del pasado y busca, hasta de manera conciente, tropezar varias veces con la misma piedra.
La guerra gaucha comenzó hace más de 530 días, cuando el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, anunció la aplicación de retenciones móviles.
Por aquel entonces, la situación era diametralmente opuesta a la actual: "viento de cola" era la palabra de moda, mientras que "crisis" era un concepto ajeno para el argentino medio.
Sin embargo, el cóctel generado a partir de los conflictos internos y la mayor crisis global en décadas, provocó que el país quede sumergido en un escenario recesivo.
Tras este shock, en los últimos meses la economía argentina comenzó a mostrar señales de una incipiente recuperación, lo que le permitiría aprovechar la nueva ventana de oportunidades que hoy por hoy ofrece el comercio internacional, de la mano de una soja que vuelve a arañar los u$s400 la tonelada.
Pero esta tendencia positiva que exhibe la economía vuelve a ser amenazada y puede quedar en un simple amague: el paro anunciado ayer por la Mesa de Enlace encendió las luces de alerta y los especialistas temen que se repita el fatídico capítulo del 2008.
"Si se profundiza el conflicto vamos a ir por mal camino. Lo primero que hay que hacer es reducir la incertidumbre, y esto va en sentido contrario", explicó a iProfesional.com Mariano Lamothe, economista de Abeceb.com.
En efecto, los miembros de las cuatro entidades rurales volvieron a encender la mecha por la misma causa que, casi un año y medio atrás, dio lugar al "11-M": la pelea por los derechos de exportación.
En este contexto, el titular de la Sociedad Rural (SRA), Hugo Biolcati, consideró un "cachetazo" al campo que el Gobierno vetara el artículo cuarto de la Ley 26.511 de Emergencia Agropecuaria, sancionada por el Congreso el 20 de agosto pasado, lo que dejó sin efecto una rebaja de las retenciones a 37 distritos de la provincia de Buenos Aires.
Desde el oficialismo sólo atinaron a argumentar que la sanción de la normativa se trató de un "error", pero la respuesta fue contundente: los ruralistas convocaron a un cese de comercialización de granos -con destino a la industria y exportación- y de ganado vacuno en pie, desde la primera hora del 28 de agosto hasta el último minuto del 4 de septiembre, un recurso al que ya habían echado mano una y otra vez durante 2008.
En este contexto, Carlos Garetto, titular de Coninagro, anunció que "la Comisión Nacional de Enlace permanecerá en estado de cesión permanente".
En tanto, Pablo Orsolini, dirigente de Federación Agraria fue un paso más allá y advirtió que, además del paro convocado, hay "diferentes asambleas en el interior del país que están tomando decisiones paralelas, como el corte parcial de rutas".
Qué le pasó a la Argentina en 2008, en cifras
La mala experiencia vivida el año pasado aún está latente entre los argentinos, ya que la falta de entendimiento entre campo y Gobierno dio lugar a pérdidas millonarias e irrecuperables, en términos económicos.
Al respecto, el director de Economía & Regiones, Rogelio Frigerio, recordó que el conflicto original "tuvo gran impacto en el mercado y dio lugar a una economía recesiva que hasta hoy tiene serias consecuencias".
Entre las "plagas" que azotaron al país a lo largo del año pasado, se destacó la peligrosa aceleración de la fuga de capitales, que se convirtió en el talón de Aquiles de la economía y marcó la antesala de la recesión.
A ese escenario de incertidumbre se sumó el desplome del ritmo de actividad de numerosos pueblos del interior y la dramática contracción de un sector clave, como el de la construcción que, a partir de entonces, no pudo recuperarse hasta el presente.
Así fue como el "efecto derrame" del conflicto se padeció a lo largo y ancho del país y prácticamente todos los sectores lo sufrieron en carne propia:
- Actividad económica: desde que se inició la pelea, en marzo de 2008, hasta el voto "no positivo" del vicepresidente Julio Cobos contra la resolución 125 que imponía las retenciones móviles, la economía argentina perdió más de $6.000 millones, según estimaciones del írea de Economía del IAE.
- Transporte: fue el sector más perjudicado, dado que resignó cerca de $2.800 millones. Desde la Confederación Argentina del Transporte Automotor de Carga (CATAC) aseguraron que durante los meses de mayor conflictividad, más de 170.000 camiones permanecieron parados.
- Industria: registró pérdidas por $2.231 millones. Entre los sectores más perjudicados figura el de la maquinaria agrícola. En medio de las protestas, la producción de las 700 fábricas instaladas en el país bajó un 50% y hubo suspensiones y un sinnúmero de despidos. Incluso, desde la cámara que los nuclea alertaron que debieron cerrar sus puertas numerosos talleres que producían agropartes.
- Sector agropecuario: las pérdidas durante el período en el que se extendió el lockout se acercaron a los $600 millones. Varias fueron las ramas de actividad perjudicadas: por el corte de rutas, por ejemplo, la industria avícola debió sacrificar más de 1,5 millones de pollos que no pudieron llegar al canal de comercialización. Del mismo modo, durante las primeras semanas de conflicto, cuando los piquetes de los ruralistas no discriminaban entre granos, hacienda y mercadería perecedera, se estima que la industria láctea debió arrojar a las alcantarillas unos 4 millones de litros de leche por día, al no poder comercializarla.
- Comercio y consumo: según el IAE, la actividad comercial registró pérdidas por $516 millones. De acuerdo a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), durante los meses más conflictivos, el consumo cayó 20% en Capital Federal y 30% en el interior del país. Sólo el sector supermercadista, durante la época de escasez, dejó de comercializar carne, frutas y verduras por $300 millones.
- Construcción: los proyectos inmobiliarios que contaban con fondos derivados de la actividad agropecuaria fueron aplazados. Esta fue una de las causas que provocó que, durante los primeros siete meses del 2008, la cantidad de permisos cayeran un 10%. El sector, luego se vio severamente golpeado por la crisis internacional y estuvo muy lejos de recuperarse: entre enero y julio de 2009 los mismos se derrumbaron un 46 por ciento.
- Ingresos tributarios: especialistas estiman que el Gobierno dejó de recaudar $4.500 millones por el conflicto. De ese total, gran parte estuvo explicado por la decisión de los productores de no comercializar cerca de 6 millones de toneladas de granos.
- Sector financiero: a partir de la pelea que se desató a mediados de marzo del año pasado, la fuga de capitales se intensificó a niveles que no se registraban desde la crisis de 2001. Tal es así que en los últimos dos años, la salida se aproxima a los u$s43.000 M, una cifra comparable con las propias reservas del Banco Central.

¿La historia vuelve a repetirse?
Los analistas siguen de cerca este recrudecimiento de la pelea entre el campo y el Gobierno, dados los delicados frentes de conflicto que padece la actual administración, como el de la fuga de capitales -en lo que va del año acumula unos u$s12.600 millones- y la complicada situación fiscal: el superávit se desplomó 80% en julio.
Para Frigerio, "cualquier cosa que genere más incertidumbre y desconfianza, como el anuncio de un nuevo paro, va a potenciar la salida de divisas, que en los últimos meses parece ir en descenso".
En la misma línea, el economista Gabriel Caamaño, del estudio Joaquín Ledesma & Asociados, advirtió sobre la correlación directa entre las expectativas negativas y la demanda de dólares: "Lo que más preocupa es que la demanda del sector privado se había estabilizado en julio y que el superávit comercial estaba ayudando bastante. Pero esta señal del campo es otro shock negativo".
Con respecto al nivel de actividad económica, Frigerio alertó que, si bien parecía que la economía había tocado fondo, "si se recrudece el enfrentamiento todavía se puede seguir cayendo aún más".
Por su parte, Caamaño explicó que la medida viene a "empañar la recuperación que venía atravesando lentamente la economía, que hacía pensar en un crecimiento a partir del último trimestre año".
"Esto tiene un impacto especial en las expectativas y serán fundamentales las respuestas que dé el Gobierno, ya que en marzo del año pasado el conflicto se fue agravando notablemente con el correr de los días y con los discursos que se sumaron de ambas partes", agregó el especialista.
Por último, según Lamothe, la Argentina hoy tiene mucho por perder si se exacerba el conflicto, ya que la situación de "holgura" que se tenía en ese entonces es cosa del pasado.
El año anterior el país contaba con dos escudos fuertes: el superávit comercial y el fiscal. Si bien el primero goza de buena salud, el segundo está pronto a resquebrajarse.
"Este nuevo enfrentamiento que se está viviendo generará más incertidumbre y profundizará la recesión en el interior del país, donde la recuperación viene más lenta", agregó.

Un claro ganador del conflicto
En el plano internacional, el analista Jorge Castro aseguró a iProfesional.com que "con la agudización del conflicto, vamos camino a perder una segunda oportunidad histórica", ya que "los precios de las commodities se están recuperando de manera sostenida por la firme demanda de los países asiáticos".
"En seis a ocho meses las cotizaciones de los granos van a volver a los niveles récord que alcanzaron en 2008, por eso, los países de la región se encuentran ante una gran chance de aumentar su inserción internacional", explicó.
Al respecto, sostuvo que con el enfrentamiento entre campo y Gobierno hay un claro ganador pero que no está dentro de las fronteras de la Argentina, sino en el "vecindario". "El presidente Lula está llevando a Brasil, a partir de su alianza con el sector agroalimentario, a su etapa de mayor apogeo en los últimos cincuenta años de historia", afirmó Castro.
"Mientras tanto, en nuestro país estamos viviendo contrasentido: el sistema de poder vigente hace tiempo que se enfrenta al sector más competitivo y de mayor relevancia que tenemos y que es el agropecuario", se lamentó.
Tal como revelara iProfesional.com, a mediados de los ochenta, las producciones de la Argentina y Brasil estaban igualadas. En la última década, el país vecino incrementó su participación global en un 50% y, para 2009, su peso en el mundo será casi el doble que el de la de Argentina, que desde hace diez años aporta cerca del 3% de la cosecha total del planeta. (Para acceder al informe sobre cómo Brasil se convirtió en el "supermercado" del mundo, haga click aquí)
La gente, cansada del conflicto
Desde el punto de vista social, los expertos advierten cierto "cansancio" de la gente en torno a este conflicto, aunque saben que el campo es un sector clave para la economía del país.
Al respecto, Juan Germano, director de Isonomía, explicó que en los últimos meses ha cambiado la sensación de la sociedad en general, y ya no hay lugar para las medidas más fuertes que se aplicaron en su momento.
"A nivel opinión pública no es momento para que esta pelea se juegue a fondo, porque la gente hoy no aceptaría un país parado", advirtió.
Juan Diego Wasilevsky - Guillermina Fossati
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