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Punto de inflexión: ahora son más los ahorristas que venden dólares que los que compran

El cambio de tendencia ya se nota en los bancos. En la City lo atribuyen a las altas tasas, que hacen más conveniente vender divisas que tomar préstamos
07/12/2018 - 05:53hs
Punto de inflexión: ahora son más los ahorristas que venden dólares que los que compran

El director de uno de los bancos líderes de la City porteña no salía de su asombro cuando, a inicios de la semana, le llegó el informe con el reporte cambiario correspondiente al mes de noviembre. Ahí se destacaba que, por primera vez en más de una década, la institución había comprado a sus clientes más cantidad de dólares de los que había vendido.

Inmediatamente, agarró el celular y le mandó un WhatsApp a un colega suyo de otra entidad. Y después a otro. Todos bancos de primera línea. En confianza, le habían transmitido el mismo resultado: noviembre pudo haber quedado en la historia como el mes en el cual se dio un cambio de tendencia pocas veces visto.

¿Argentina año verde? ¿O Argentina anti-verdes? Todavía no está claro si se trata de un nuevo escenario o apenas de un dato accidental, pero lo cierto es que lo que está ocurriendo llama la atención en la City. En concreto, lo que se detectó en esos bancos líderes fue que, en las últimas semanas, la cantidad de pequeños ahorristas vendedores de dólares superó a los que compraron billetes verdes.

En una entidad pública notaron una fuerte desaceleración en la venta de billetes verdes. Si bien por ahora esto no supuso que, en términos netos, haya habido más vendedores que compradores, está claro que algo nuevo está pasando en el mercado cambiario a partir de la implementación de la política de banda de flotación que estableció el Banco Central.

Se trata de un movimiento que no encuentra antecedente -por lo menos- en la última década. Estimaciones en las entidades financieras líderes en cantidad de ahorristas estiman que el mes pasado se habrían vendido, en términos netos, alrededor de u$s150 millones.

Los datos oficiales de noviembre se conocerán recién a finales de diciembre, cuando el Banco Central divulgue el monitoreo del mercado cambiario. 

No es un monto que, de por sí, vaya a modificar el estado actual de la economía. Pero el hecho relevante hay que tomarlo en el brusco cambio de la tendencia. Para tener una idea: tras la devaluación, en mayo, la compra neta de dólares en los bancos, por parte de los ahorristas que buscaban atesorar y resguardarse de las turbulencias, había trepado hasta la escalofriante cifra de u$s3.440 millones.

Sin embargo, en octubre ya se había notado una fuerte desaceleración de la dolarización. La compra de billetes por parte del público había trepado a u$s475 millones. Las empresas, en tanto, ya se habían desprendido de billetes verdes, con ventas netas que alcanzaron los u$s1.400 millones.

Reacción ante la sequía de pesos

Más allá de los números, lo que queda claro es que se está dando una reversión de la dinámica de los últimos tiempos, y que se había exacerbado hacia mediados de año como reacción a la devaluación.

Pero, a no confundirse: este cambio de tendencia no tiene que ver con una repentina mejora en la confianza de los inversores. Más bien se trata de la reacción buscada por el Banco Central, y que se enmarca en la férrea política monetaria.

El programa de “emisión cero” contrajo la cantidad de pesos dando vuelta por la economía y mantuvo elevadas las tasas de interés. En este contexto recesivo, tanto empresas como el público en general optan por vender los dólares que habían acumulado pocos meses atrás, en medio de las turbulencias cambiarias.

El proceso comenzó con las compañías, que prefirieron desprenderse de sus billetes verdes antes que endeudarse en pesos. Según comentan en los bancos, algunas empresas se “sobredolarizaron” durante el pico de la crisis para cubrirse de la devaluación.

Pero ahora que el tipo de cambio se quedó relativamente quieto y que las tasas de interés se mantienen bien por encima de la inflación, los ejecutivos optan por desprenderse de aquellas tenencias, ya sea para hacer frente a sus gastos corrientes o, incluso, para ponerse al día con algún descubierto.

“Es más barato eso que afrontar el costo del descubierto”, comenta un banquero a iProfesional.

A esta altura de la crisis, ya no es ninguna novedad: para las Pymes o los pequeños comercios, las medidas oficiales se traducen en una realidad bien concreta: el altísimo costo del dinero.

-El descuento de cheques se les ha vuelto muy oneroso: les sustraen entre 6 y 7 puntos mensuales.

-Por el descubierto deben convalidar una tasa del 100% anual (el doble que a principios de año).

La cuenta que hacen es muy simple: no es negocio endeudarse (con estas tasas por las nubes) para cancelar compromisos en moneda local y, en su lugar, salen a vender billetes verdes que compraron, en su mayoría, a precios mucho más bajos.

Esta realidad que padecen las firmas deriva en un hecho que también es el buscado por el Gobierno: que los empresarios y comerciantes terminen vendiendo esos dólares que habían adquirido en los últimos meses (como estrategia defensiva en medio de la corrida cambiaria), para poder cubrir sus gastos corrientes.

Y los particulares también...

Tras los picos de mediados de año, las compras de dólares por parte de los inversores individuales ya se había desacelerado durante octubre. La compra de billetes verdes en términos netos -por u$s475 millones- resultó la menor desde mayo del 2015.

Se trató del menor registro desde que Mauricio Macri asumió como presidente, en diciembre del 2015. Anteriormente, el nivel más bajo de atesoramiento en términos netos había tenido lugar en mayo de 2016, cuando se habían adquirido u$s650 millones.

Ese récord se habría quebrado el mes pasado. Lo que resta saber es si las compras netas continuaron con la desaceleración. O si, directamente, como insinúan en distintos bancos líderes, se quebró la tendencia. Y se pasó a un equilibrio con más vendedores de dólares que de compradores.

Sería un golpe a las expectativas devaluacionistas. Pero, más que nada, y yendo más a una visión macro, implicaría una reconfirmación de que la economía se dirige hacia un nuevo equilibrio.

Producto de la devaluación ya no sólo cae fuerte el nivel de dolarización sino que también hubo un duro golpe al turismo de argentinos en el exterior. Y lo mismo, un severo aplastamiento de las importaciones.

Es decir, lo que hasta hace unos meses significaban un dolor de cabeza, como era el hecho de tener que conseguir al menos u$s30.000 millones para financiar los viajes al exterior (pasajes y gastos con tarjetas) y las importaciones.

Según datos del Banco Central, el mes pasado, bajo el concepto viajes, gastos con tarjeta en el exterior y servicios vinculados con el transporte de pasajeros, se produjo una salida de u$s514 millones.Esto implicó un fuerte desplome del orden del 47% respecto de los u$s965 millones registrados en el mismo período de 2017. La caída fue de tal magnitud que se trata del peor registro desde octubre de 2011.

Como contrapartida, de la mano de un tipo de cambio más ventajoso, se incrementó la llegada de turistas del exterior: en total, las cifras que arroja el informe de la evolución del Mercado de Cambios indican que en octubre ingresaron por este concepto unos u$s215 millones, lo que implicó un salto interanual del 51%.

Por el lado de las importaciones, la contracción fue del 18% en octubre (último dato disponible). Esta merma permitió que la balanza comercial tuviera un registro positivo de u$s277 millones ese mes. Para tener en cuenta: un año atrás, el saldo había sido negativo en u$s927 millones.

así, está cada vez más claro que, tras la devaluación, el mercado cambiario ajustó rápido. El capítulo que faltaba refería a la demanda dolarizadora de los inversores particulares. El mes pasado, esa deuda parecía saldarse.