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Ex economista del FMI: “Argentina anunció lo mejor que podía, el problema que tiene ahora es cumplirlo”

Liliana Rojas-Suárez es doctora en Economía y trabajó durante diez años en el Fondo Monetario Internacional. Dialogó con iProfesional sobre el país
10/01/2019 - 05:41hs
Ex economista del FMI: “Argentina anunció lo mejor que podía, el problema que tiene ahora es cumplirlo”

“El FMI dio el voto de confianza más importante que ha tenido Argentina”. Así evalúa la situación del país Liliana Rojas-Suárez, doctora en Economía e investigadora, en un extenso diálogo con iProfesional. Y su opinión resulta particularmente relevante porque se trata de una economista que conoce por dentro al Fondo Monetario Internacional.

Además de haber trabajado 10 años en el staff de analistas del FMI, en su trayectoria figura haber sido asesora principal del Economista Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Y se desempeñó como directora gerente y Economista Jefe para América Latina del Deutsche Bank.

Más allá que en la actualidad vive en Estados Unidos, donde es investigadora principal en el Center for Global Development y presidenta de la CLAAF (Comité Latinoamericano de Asuntos financieros), conoce de cerca la realidad local: “A la Argentina le va a tomar mucho tiempo ganar credibilidad porque viene cayendo en problema tras problema y crisis tras crisis”, sostiene.

Sobre todo, Rojas-Suárez hace hincapié en que primero el país debe corregir el déficit fiscal para poder salir de la crisis económica.

-¿Cómo ve la situación de Argentina tras el acuerdo con el FMI y en torno al actual contexto mundial?

-Argentina viene de una situación bastante difícil, con un programa con el Fondo Monetario internacional que, supuestamente, está orientado a resolver estos problemas de altísima inflación y no tan buenas perspectivas de crecimiento en este momento, justamente, por la falta de credibilidad que ya viene del pasado.

El nuevo programa del FMI empezó en un contexto en el que la situación internacional de los mercados de capitales se están deteriorando significativamente. Y la razón de ello es que hubo un incremento en la aversión al riesgo de los inversores debido a la incertidumbre de lo que pueda pasar en Estados Unidos.

-¿En qué aspectos ve estas amenazas?

-Hay bastante incertidumbre sobre si Estados Unidos va a seguir su sendero de crecimiento o si va a disminuir significativamente, o si va a haber una apreciación mayor del dólar, o si la guerra comercial con China va a continuar. Todo ese conjunto de inquietudes en la economía internacional hace que los inversores sientan que es momento de moverse a activos más seguros, como bonos o cash emitidos por países más avanzados. Por eso hay una gran demanda de bonos del Tesoro de Estados Unidos, por ejemplo.

La contrapartida es que venden los papeles más riesgosos, que son los de países emergentes. Argentina no tiene acceso a los mercados internacionales, entonces no está sufriendo mucho este movimiento porque ya lo padeció meses atrás.

-¿Ya pasó lo peor?

-Lo peor creo que ya pasó, Argentina tuvo un freno completo de acceso al mercado internacional, una depreciación gigantesca, la inflación se disparó y tuvo que cambiar completamente el programa monetario y cambiario. Es decir, tuvo que cambiar completamente las anclas para frenar la inflación y disminuir el gradualismo fiscal.

En resumen, en este momento el país anunció lo mejor que puede anunciar, el problema que tiene ahora es si va a cumplir todo lo prometido. El mercado ya vendió los papeles de Argentina y Turquía, que ya tocaron un piso y lo único que pueden hacer ahora es ir para arriba y recuperar un poco.

-¿Qué debe solucionar Argentina?

-Para mí el gran problema que tiene, lo que está en el trasfondo, es que no logra corregir sus déficit fiscales. O sea, de una forma u otra tiene que financiar esos déficit, entonces lo hace con emisión en el exterior o con base monetaria o con lo que sea. Tiene que bajar esa necesidad de financiamiento tan alto.

-¿Se puede hacer antes de las elecciones y con los problemas políticos que esto le puede generar al Gobierno?

-Esa incertidumbre es la que tiene que afrontar Argentina en este momento, y aquí es blanco o negro. Si cumple con las promesas que firmó en los papeles con el Fondo, puede bajar la inflación, aunque no puedo asegurar que lo haga para siempre.

Se deben seguir los ejemplos de países en América Latina que fueron exitosos, todos ellos no tienen problemas fiscales, como Perú y Chile. En cambio Argentina tiene este problema año tras año, de forma sostenida y gigante.

-¿Cómo se corta este desfasaje entonces?

-Hay que hacer un ajuste impresionante, entonces ahí el problema que existe es que políticamente nunca es viable y los sindicatos son fuertes. ¿Entonces dónde cortás el gasto? Nadie quiere ceder y a nivel político no se quieren perder las elecciones, entonces los dirigentes suelen ver los resultados de corto plazo para poder ganar.

Ése es el desafío para Argentina: hacer el ajuste fiscal tal como se ha prometido, para llegar a un equilibrio del déficit fiscal primario y seguir para adelante. Si eso pasa, al país le va a tomar mucho tiempo ganar credibilidad porque viene cayendo en problema tras problema y crisis tras crisis. Pueden pasar varios años para que haya una percepción de que se ha transformado en una economía estable.

-¿Qué opina de la gestión de Macri?

-Hubo muchas expectativas cuando asumió Macri, se dio el beneficio de la duda que el ajuste había que hacerlo de forma gradual ya que se venía de un sistema político que era una desgracia pero, por lo que se ha visto, si se permite que las fuerzas políticas dominen, uno se termina quedando sin lo político y sin lo económico.

Entonces, ahora no queda otro camino que jugárselas y decir “aquí voy, éste es mi programa y es lo que le conviene a Argentina”, y ahí ver si la población acepta. Es muy difícil hacerlo. De hecho, Fujimori para cortar la inflación y disminuir el gasto en mi país (Perú) cerró el Congreso. Algo que no es viable en nuestras economías.

-¿Cree que Macri va a poder lograr estos objetivos?

-Macri ha dicho que lo va a hacer porque lo ha firmado con el Fondo Monetario. Hay un programa en el que estableció que va a hacer el ajuste fiscal. Algo muy bueno, por ejemplo, es que se cortó el financiamiento directo del Banco Central al Gobierno. Los economistas del exterior que veíamos eso no lo entendíamos, hace años en América Latina que no se hace, salvo en Venezuela.

El problema no es quién te está financiando, sino que no se debe tener la necesidad de financiamiento que tiene Argentina. La solución para mí está ahí, no que se elija un tipo de cambio o una política monetaria versus otra. Ése no es el real dilema, sino en cortar la parte fiscal. Si no se termina con eso, el mercado no te cree con ningún otro mecanismo porque se necesita dinero para solventar al Estado.

-Más allá de lo fiscal, muchos economistas también están pidiendo reformas profundas…

-Sí, claro, el tema es que hay dos partes fundamentales: una cíclica y la otra de crecimiento sostenido. En esta última, Argentina necesita un millón de cosas: reformas laborales, financieras, entre tantas otras. Pero su preocupación más importante en este momento es la inflación, que en el mundo está desapareciendo.

Aquí es impresionante el nivel que tiene la suba de precios y es crónica porque se deben bajar las expectativas. Nadie las va a cambiar si el Gobierno sigue con esas necesidades financieras. Hazme las metas que quieras, pero a mi enséñame lo que realmente está atrás, el ancla. Y hoy la dominancia fiscal es lo que está determinando las expectativas de inflación.

-Pero todo ese proceso tiene costos altos…

-Es doloroso, mentiría si dijera que se puede hacer sin costos, porque eso no es cierto. Es el gran problema de haber tenido políticas populistas: prometen dar mucho, ofrecen cosas, y la gente se pone contenta con ese gobierno, pero éste no le dice a su pueblo que eso no va a durar mucho tiempo.

Entonces después la gente va a decir, de forma entendible: “¿Ahora me querés quitar lo que me diste?”. Es muy difícil de entender y los políticos pierden popularidad, a menos que todo el resto de la sociedad y los partidos políticos hagan una coalición, como hicieron en Chile. Es decir, que sepan que hay cuestiones a resolver que les conviene, porque sino todos se van en picada.

-A muchos les sorprende lo “generoso” que fue el FMI con Argentina en el cuantioso monto del préstamo otorgado, ¿por qué cree que ocurrió eso?

-Sí, es una real apuesta y el voto de confianza más importante que ha tenido Argentina. También el Fondo se la está jugando con ello, porque hay que acordarse de que la última vez le fue muy mal con este país a fines de los 90, y se lo critica mucho por haberle dado dinero en ese entonces. Ahora el FMI vuelve con el mismo jugador y un montón de dinero, es una apuesta sin precedentes. De los dos lados quieren que salga bien este acuerdo.

-Le cambio de tema, ¿por qué considera que debe haber una transformación en el Mercosur?

-Lo que sucede es que ya prácticamente no se habla del Mercosur. Creo que en su tiempo fue muy ágil, pero se destruyó a fines de los años 90, cuando se había acordado sostener la paridad de los tipos de cambio, pero Brasil devaluó y rompió la competitividad de Argentina. Eso debilitó mucho al bloque hasta la fecha.

Sin embargo, existe otro acuerdo que es la alianza del Pacífico (Perú, Colombia, Chile y México), en el que esos cuatro países tienen tipos de cambio flexibles y han intentado encontrar una convergencia en las reglamentaciones que ponen. Por ejemplo, están tratando de desarrollar un mercado de capitales único porque los de cada uno son chicos, entonces si se unen pueden tener uno más grande.

Es decir, no sólo trabajan en la parte comercial, tarifas y aranceles, sino también unifican la parte financiera. Hoy el Mercosur está medio muerto, entonces Argentina y Brasil, que son socios naturales, podrían comenzar a tomar el tipo de estándares que está implementando la alianza del pacífico y les está funcionando muy bien.

-¿Cómo se puede concretar esa unión entre Argentina y Brasil?

-Arreglar lo macroeconómico no alcanza para nada, porque solo es el primer paso. Hay que tener en mente también el segundo paso que se debe dar, como trabajar en paralelo la parte estructural que permita generar mercados.

Ahora la combinación es buena, porque tanto Argentina como Brasil están en problemas y ambos pueden reforzar las políticas para repensar un sistema de crecimiento de largo plazo en conjunto.

Hoy están atormentados en la parte macro, por eso no creo que en el corto plazo esté en su cabeza este trabajo juntos, porque cada uno tiene que convencer a los mercados sobre sus aspectos internos. El problema en común que tienen es la parte fiscal. Es difícil la salida, pero muchos países de la región lo han logrado.-

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