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José Luis Espert, se pone en modo candidato presidencial: “Sin apertura económica no hay futuro”

El economista que se presentará como candidato a Presidente le brindó una entrevista a iProfesional donde destaca que quiere reabrir el pensamiento liberal
25/01/2019 - 06:10hs
José Luis Espert, se pone en modo candidato presidencial: “Sin apertura económica no hay futuro”

José Luis Espert es un economista polémico y directo a la hora de diagnosticar los problemas de la Argentina, pero ahora agregó otro elemento a su faceta controversial: se presentará como candidato a Presidente en las próximas elecciones, en busca de ocupar un espacio de ideología liberal que quedó “desocupado” desde 2003, cuando Ricardo López Murphy intentó alcanzar ese rol.

Este experto nacido en 1961, en Pergamino (Buenos Aires), posee su propia consultora desde el 2000 y cuenta con una trayectoria de 25 años en el sector, ya que antes trabajó con dos referentes del sector, como Miguel Ángel Broda y Ricardo Arriazu.

Le concedió una entrevista a iProfesional para detallar su propuesta electoral, así como para marcar sus críticas a la gestión de Mauricio Macri.“El proyecto de la protección industrial ha fracasado de manera absoluta”, sentencia, por lo que propone un libre mercado y dejar a “que sea lo que Dios quiera” para que sobrevivan los sectores más hábiles sin apoyo estatal.

El siguiente es el resumen del diálogo con el autor del best seller “La Argentina Devorada”.

-¿Cómo ve el rumbo económico actual?

-Al país lo veo pasando una etapa complicada porque vamos a finalizar este año dos períodos presidenciales consecutivos con la economía estancada. Argentina tuvo en ese lapso una caída del PBI per capita de cerca del 6%. Estamos muy complicados.

-¿Por qué se llegó a esta situación?

-Por  las sucesivas aplicaciones de planes inconsistentes: el de Cristina lo fue y Macri asumió desconociendo los problemas que heredaba, nos endeudó en exceso, provocó una crisis cambiaria y eso llevó a una recesión. Por lo que el plan aplicado de emisión y déficit cero, pero con una política de ingresos, salarios y tarifas que indexan todos al 30% es inconsistente, por eso el proceso recesivo va a continuar durante el 2019.

-¿Qué considera qué hizo mal el Gobierno?

-Enmascarar todo con gradualismo, pero en realidad no hacer nada. Es decir, seguir haciendo lo de siempre: financiar el déficit con deuda o con emisión hasta que todo estalló, como pasó el año pasado. Está bien tener déficit cero pero se debe evitar un proceso recesivo.

-¿Y qué aspectos positivos observa en la gestión oficial?

-Si bien la gente no lo percibe, me parece bien que se haya desarmado el cepo sin crisis, que se haya salido del default, y si bien el campo sigue con retenciones como ocurrió con los Kirchner, por lo menos ha dejado de ser vituperado por el Gobierno y se han eliminado trabas que tenían antes. Otro tema positivo es que se haya licuado un poco la relación con China, un gobierno militar y comunista. No es todo lo deseable porque la familia Macri sigue teniendo negocios en ese país. Prefiero un alineamiento con Estados Unidos, o por lo menos no darle el trato que se le dio al Primer Ministro chino, que fue el último que se fue del G20 y se le entregó la Orden del General San Martín, un exceso absoluto, casi sobreactuado diría.

-¿Cómo piensa que va a jugar la economía en la previa electoral por el “ruido” que le puede causar al mercado la posible candidatura de Cristina Fernández de Kirchner?

-La economía ya está jugada a tener un año recesivo nuevamente, con alta inflación y es poco probable que se cumplan los números que el Gobierno tiene pensado del 23% de suba de precios para este año. Creo que va a estar más arriba. Si a eso le agregamos el factor Cristina, además de tener un año recesivo y altamente inflacionario a lo mejor se le puede sumar un dólar un poco más demandado del que tendríamos si la posibilidad de que se presente ella se evaporara.

-Usted se ha mostrado dispuesto a postularse para Presidente, ¿qué propuesta va a defender para salir de la crisis?

-Sí, yo voy a disputar la presidencia en 2019. Creo que hay un espacio, como se abrió otras veces, en 1989-1990, o en 2003 con la candidatura de Ricardo López Murphy, para plantear otras ideas completamente diferentes a las de la clase política tradicional. Hace un siglo que Argentina empezó a actuar y pensar mal, y eso pegó en términos de decadencia. Hace siete décadas que el país viene para atrás.

Creo que se ha vuelto a abrir un lugar para discutir ideas diferentes y del sentido común. Estas son: si las empresas y los particulares compiten por nuestros clientes, no veo por qué el país no vaya a competir en el mercado mundial importando aquello en que es ineficiente y exportando aquello en que es eficiente, al menos inicialmente, y después con la apertura económica se podrá diversificar las exportaciones.

Pero sin apertura económica no hay futuro. Hace 100 años estamos tratando de vivir infructuosamente de la sustitución de importaciones o con lo nuestro. Este proyecto estratégico de la protección industrial ha fracasado de manera absoluta. Se ve en los niveles de pobreza que tenemos, inseguridad, consumo de drogas. Todo eso tiene que ver con el fracaso económico de la Argentina, que es producto de la sustitución de importaciones. Esa es la madre del problema.

-¿En qué se sustenta este plan?

-Habiéndose equivocado en ese proyecto estratégico central, Argentina debe plantearse que para poder vivir de las exportaciones y de una economía abierta al mundo tiene que tener costos impositivos y laborables razonables. No este delirio de impuestos donde los trabajadores que están en blanco deben destinar casi siete meses de su sueldo durante el año para poder pagarlos.

Por eso, se debe bajar el gasto público y reducir el Estado al tamaño necesario para que sea pagable por el sector privado, así de simple. Y además, el Estado debe estar condicionado solamente para prestar bienes y servicios públicos, no está pensado para ser una agencia de empleo, ni subsidios. Transitoriamente sí debe atender a aquellos que quedan fuera de la competencia del mercado, pero no para lo que está hoy. Es lo que vemos.

-¿A qué se refiere con que el Estado debe prestar sólo bienes y servicios públicos?

-Esto es seguridad, defensa, diplomacia y justicia. Además, salud y educación básica, y el resto se lo tiene que pagar la gente de su propio bolsillo con esfuerzo, competencia y formación. Hay que cambiar 180 grados respecto de lo que está haciendo Argentina en los últimos 100 años. Para eso hay que plantear una agenda de reformas muy larga y profunda en materia fiscal y laboral. Hay que dar vuelta todo. No puede ser que una Pyme quiebre por echar a una persona por las indemnizaciones por despido que debe pagar.

-¿En qué sectores de la economía se debería trabajar para salir adelante?

-No hay ningún sector por impulsar, ni subsidiar, ni apoyar. Que sea lo que Dios quiera. Eso es lo que nunca hizo Argentina en el último siglo y por eso el país está como está.

-Mencionó que daría lo “básico” en salud y educación y que el resto debería pagarlo el ciudadano, ¿está indicando que, por ejemplo, la universidad sería arancelada?

-Se me habrá escapado, en ningún momento quise decir que quiero eliminar la educación pública. Sí pienso que debe haber un sistema de becas para los mejores alumnos para enviarlos a estudiar al exterior. Hay que terminar con la xenofobia educativa.

-¿Qué virtudes piensa que los votantes pueden valorar de usted para elegirlo?

-Soy una persona con 25 años de ejercicio profesional que siempre dijo lo mismo. Así he llegado al punto que puedo especular con una candidatura Presidencial, porque eso significa que aquello que he dicho es razonable. Fui coherente a lo largo de los años. Siempre mis conceptos se ajustaron a la realidad: tenía claro que la convertibilidad terminaba mal, como ocurrió. El modelo de los Kirchner era insostenible y terminó con un ajustazo en 2015/2016. Siempre creí que lo de Macri era un fracaso y finalizó en un fracaso económico total.

-Además de la economía, ¿en qué otros aspectos priorizará trabajar en caso de ser Presidente?

-Más allá de las áreas económicas, si fuera Presidente trabajaré muy seriamente en una agenda de agencia exterior, no puede ser que nuestras fuerzas armadas estén en la situación de equipamiento y niveles salariales actuales. No puede ser que, como promedio, un oficial de las fuerzas armadas gane la mitad que un policía y que no tenga equipamiento. La infantería no tiene balas para tirar, la fuerza aérea no tiene aviones y tampoco la armada tiene submarinos. Se necesita una fuerza armada de elite y pequeña en cantidad de uniformados, pero hiper formados y entrenados. No puede ser que todo el presupuesto se gaste en salarios, que son paupérrimos. Si hay que ajustar otras áreas del Estado, se ajustarán, pero la defensa exterior no puede estar en la situación actual.

En cuanto a seguridad, la agenda es fuertísima en cuanto a lo que se debe hacer. Estoy de acuerdo con el protocolo de Patricia Bullrich, pero hay que entrenar a la policía a tirar. Además, hay que ver que no sea electoralista esta propuesta de Bullrich.

Por otra parte, tenemos que tener como socio estratégico a Estados Unidos en lugar de China, en materia de producción de tecnología y alimentos.

-En términos políticos, ¿cuáles son sus objetivos a alcanzar?

-En cuanto a la expectativa, la máxima es ser Presidente. Creo que propongo la única opción realista que la sociedad tiene para cambiar el futuro y dejar de ser un país decadente. Ni Macri ni Cristina plantean un cambio de 180 grados como planteamos nosotros en todos los planos. El objetivo de mínima es que las ideas de sentido común estén en la discusión pública.-