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Habla un ex Pegasus: "La lluvia de inversiones vino, pero no en los sectores donde el común de la gente lo ve en el día a día"

Santiago Padua, economista y analista de inversiones, dialogó con iProfesional sobre qué piensan los extranjeros que quieren hacer negocios en Argentina
20/03/2019 - 06:42hs
Habla un ex Pegasus: "La lluvia de inversiones vino, pero no en los sectores donde el común de la gente lo ve en el día a día"

"Hoy por hoy sólo invierte en la Argentina la persona que conoce el país", explica a iProfesional Santiago Padua, economista y vicepresidente de CFA Society Argentina, uno de los certificados internacionales de finanzas más importantes del mundo.

Este experto trabajó casi seis años en el fondo Pegasus como analista de inversiones, y desde mediados del 2018 es COO de otro fondo, Draper Cygnus.

Por ello conoce a la perfección qué siente y piensa aquél que quiere destinar capitales para establecer negocios en la Argentina, en medio del inestable clima político y económico que se vive.

"No tener la estabilidad de una economía normal te saca de la posibilidad que lleguen fondos de nivel mundial", sentencia.

Respecto al panorama político, Padua proyecta: "Si gana Cristina o algún candidato de ella, veo un escenario bastante oscuro para los negocios".

Estos temas motivaron a la siguiente conversación:

-En base a su experiencia en el mundo inversor, ¿cómo se está viendo a la Argentina para generar negocios?

-El inversor de largo plazo, que es con el que tengo más relación, si bien entiende que el 2019 es un año electoral donde no se deberían tomar decisiones importantes de inversión, va a buscar negocios donde, más allá de la coyuntura, el proyecto sea exitoso en sí. Por ejemplo, en mi caso, apuntamos a invertir en compañías que no solamente tengan un desarrollo en Argentina sino que posean una escala global. Entonces, este país tiene el potencial donde se originó la idea y luego se replica en otros lugares.

-¿Y qué riesgos tiene este pensamiento en nuestro país?

-El inversor que apuesta a eso tiene que tener en cuenta que los vaivenes que Argentina va a tener en este año electoral pueden ser que hagan que esa idea termine truncándose desde el inicio. Pero si subsiste a esa volatilidad, empezará a escalar el negocio y a olvidarse de la coyuntura del día a día.

-Por eso, ¿qué factores se miran "con lupa" a nivel local a la hora de invertir?

-El mundo inversor ha pensado históricamente sus iniciativas en dólares, con lo cual ver cómo va a evolucionar el tipo de cambio va a ser una variable a monitorear, no tanto en cómo impacta a la compañía en sí sino en la valuación de esa firma. Si esa empresa genera sus ingresos en pesos, no es lo mismo valuarla a un dólar de $40 o $45 o $50. En resumen, el precio de la divisa es el primer factor a evaluar porque indica el punto de entrada a una inversión.

Otro aspecto a tener en cuenta es la facilidad de hacer negocios en la Argentina, donde el gobierno actual promovió distintas iniciativas para desarrollar todo lo que es el mundo de inversiones reales, como fomentar la Ley de Capital Emprendedor, incentivos impositivos y promover fondos de inversión. Pero hay cosas que quedaron a mitad de camino, y ahí entra en juego el riesgo político para que no tenga trabas el negocio en un futuro.

Después, por último, hay un riesgo económico en el sentido de analizar si no va a venir una crisis local importante, que puede generar una crisis social y problemas de mayor escala que piensa un inversor de acá a diez años. Es decir, se requieren tener variables estables.

-¿Qué rubros con mayor proyección en el país están siendo mirados por los fondos extranjeros?

-Hay mucha proyección en todo lo relacionado al agro y la tecnología aplicada, donde se están haciendo muchas cosas y cuentan con una escalabilidad muy simple porque nuestros vecinos (Brasil, Paraguay y Bolivia) tienen problemas muy similares en sus campos a los nuestros. Después hay mucho de minería, empujado por el litio, en especial en el norte del país, donde hay muchas empresas que están interesadas en invertir en esa industria. Son apuestas donde no se piensa en hoy o a seis meses, sino en desarrollos a largo plazo, y no tienen en cuenta los vaivenes políticos por lo que se terminan concretando.

También todo lo vinculado a Fintech, con la aparición de bancos y aseguradoras online hay un potencial importante. Y después, el sector de biotecnología argentino tiene un futuro de desarrollo importante, sobre todo los que se dedican a la innovación, como el descubrimiento de nuevas drogas y procesos. A ello le sumo algunos servicios. Claro, son todos sectores muy chicos que no pesarán en la economía como la minería o el campo.

-¿Cuáles son los principales obstáculos para invertir en la Argentina?

-Las trabas puntuales son la presión impositiva, que no condice con la calidad de todo lo que rodea a una compañía. Por ejemplo, la tasa de impuestos a las ganancias es de 30% o 35%, mientras en los países nórdicos europeos es del 50% o más, pero los servicios y calidad del entorno económico que otorgan para desarrollar un negocio no son los mismos.

Otras cuestiones son no haber ido por una reforma impositiva en serio cuando se pudo hacerlo, hace que sea un tema importante, y una  traba que no va a cambiar en lo inmediato es la burocracia. El Gobierno actual fue solucionando algunas cosas, como la creación de una empresa en un día (antes se necesitaban 170 días), el problema es que una vez que la firma empezó a operar arranca una serie de burocracia como tener que pagar diferentes tipos de impuestos y diversos regímenes que marcan incentivos y desincentivos, que llevan a que se deba tener sí o sí un asesor impositivo y otro legal que digan cómo hacer las cosas. Se saca tiempo necesario para volcar a un negocio en hacer trámites.

-El año pasado terminó con casi 50% de inflación, un dólar que subió 100%, y se suma la grieta política. ¿Qué puede llevar a un inversor a apostar por un país con esta inestabilidad?

-Hoy por hoy invierte en la Argentina la persona que conoce el país, no hay nuevos inversores haciendo su primera experiencia aquí. El local se caracterizó por saber que cada diez años hay una crisis en el país. Entonces si se arranca un proyecto en el ciclo donde las variables están estables y se apuesta al desarrollo del negocio, no le va a ir mal, porque se apuesta al país por el capital humano local, que como está acostumbrado a sus crisis tiene una adaptación que no se va a ver en otros lados, venga el partido político que venga.

-Pese al apoyo mundial inicial que tuvo el Gobierno al comenzar su gestión, ¿qué pasó que no se reflejó en la llegada de la tan mencionada "lluvia de inversiones"?

-Vino, pero no en los sectores donde el común de la gente lo ve en el día a día. Por ejemplo, en las obras de mejoramiento de rutas o sistemas de desagote para evitar inundaciones. Son cosas puntuales, donde no sólo intervinieron empresas locales sino también extranjeras. Hay una realidad, el Gobierno nunca tuvo una mayoría política y para todo precisa negociación y negociación, algo que traba que se acelere esa famosa lluvia de inversiones.

-Pero el volumen de inversiones en negocios concretos no fue tan relevante como el esperado…

-Sí, claramente, no tener la estabilidad de una economía normal te saca de la posibilidad que lleguen fondos o inversores de nivel mundial. Así todo, hay algunos que se están animando, como BlackRock que abrió una oficina y otros fondos de venture capital que se fueron creando. Simplemente porque creen en el capital humano, porque hay ideas que canalizándolas bien, sobre todo en desarrollo de tecnología, requieren pocos fondos. Por eso participan más que nada aquellos que diversifican sus inversiones: tienen en Estados Unidos proyectos que les dan rentabilidad y después vuelcan un 5% de su portafolio a riesgo, que puede ser en este tipo de país.

-¿Cómo evalúa un inversor el año electoral?

-La primera mitad del año va a ser claramente un wait and see (esperar y ver), y para mirar cómo se terminan de congeniar las distintas alianzas políticas. Claramente, no veo que haya grandes anuncios de inversión extranjera en estos meses, porque el Gobierno va a estar concentrado en que no se le dispare el dólar para contener la inflación y no en buscar inversores. Y los inversores van a querer ver quién puede ganar, porque Macri puede hacer una cosa, un peronismo moderado otra cosa y Cristina una diferente. Son tres escenarios distintos.

-¿Qué escenarios se establecerían en cada caso?

-Si gana Macri va a acentuar las políticas pro negocio y tendrá un peso político mayor para ir por las reformas que le está pidiendo el mundo inversor: laboral, impositiva y una ley de mercado de capitales mucho más seria de la que pasó. En cambio, si gana un peronismo moderado va a decir que el modelo económico de Macri generó mucho descontento social, entonces va a volver a fomentar el consumo y los subsidios a las tarifas para que la gente tenga más plata para gastar. De hecho, Lavagna y otros economistas sostienen que lo que se necesita en Argentina es crecer.

Y si gana Cristina o algún candidato de ella, sí veo un escenario bastante oscuro para los negocios. Habrá tenido sus cosas buenas y malas, pero demostró que no es una persona que le interesa juntarse con los empresarios. No creo que lleguemos al extremo de Venezuela, pero sí habrá una emisión de moneda muy grande y ampliación de los gastos del Estado.

-Supongamos que gana Cambiemos, que es el más pro mercado, ¿piensa que finalmente habrá una mayor cantidad de inversiones?

-Creo que para convencer al inversor importante es clave que el Gobierno presente desde el momento cero cuál es la situación actual de la economía y qué piensa hacer para revertirla de forma concreta y tener los proyectos de ley preparados para las reformas que se necesitan para tratarlos desde el primer día. Si lo hace, en 2020 se podrán ver más inversiones en los sectores puntuales que tienen potencial, como el agro, minería, petróleo en Vaca Muerta y la banca. No en toda la economía, ni habrá boom de consumo.

Lo que se hizo bien en estos últimos tres años fue sentar las bases para el crecimiento, pero no se solucionaron algunos desequilibrios. Ahora la herencia va a ser su propio pesado legado y tiene como ventaja que ya estuvo cuatro años en el mandato. No puede mostrar los mismos errores que hubo en los últimos años, como plantear objetivos que eran inalcanzables -como la pobreza cero-, que terminaron poniéndole al mercado expectativas que rápidamente se esfumaron, y encima sin ser explicadas bien.

-¿Es optimista respecto al futuro?

-Sí, soy constructivo, como dice Kiguel: si se hacen las cosas necesarias, se puede tener un país camino a ser normal y de crecimiento sostenido, pero va a llevar tiempo.-

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